A la hora de la salida, Mila se encontró con Halcón. Este vino contra ella furioso.
- Vaya, al parecer tenemos otra princesita en la ciudad. Te crees muy valiente, ¿Verdad? - Le dijo mirándola de pies a cabeza.
- Todo ese teatro de chico malo no funciona conmigo niño bonito - Respondió la castaña sin titubear.
- Mira mocosa, no se que haces aquí, ni tampoco me interesa, pero no te vuelvas a meter conmigo o te irá muy mal.
- Uy, qué miedo.
Halcón apretó su puño conteniendo la ira.
- Si me disculpas, tengo que volver a mi castillo. Después de todo soy una princesa ¿No? - Respondió mientras se alejaba de allí con una sonrisa victoriosa.
*
Desde que regresó de la escuela Mila no se pudo sacar de la cabeza la idea de volver a hablar con Miguel. Necesitaba aclarar tantas cosas. Revisó la hora en su teléfono y al notar que aún tenía tiempo antes de que su tío regresara, salió casi corriendo.De todos modos, no le fue tan bien como esperaba porque al llegar a la clínica recibió la noticia de que Miguel ya había sido dado de alta.
- ¿Y en su historial médico no pone la dirección de su casa? - Le preguntó a la secretaria.
- Me temo que no puedo darle esa información señorita - Respondió la mujer.
- Vamos, no es que fuera a robarle, solo quiero saber cómo está. Somos amigos - Insistió la castaña
- Si fueran tan cercanos sabrías dónde vive. Es mejor que te vayas, tengo que atender asuntos importantes.
Mila salió del hospital desanimada, hasta que recordó que Demetri le había dado su número telefónico. Rápidamente lo llamó y le pidió la dirección de Miguel.
- Repíteme una vez más como es que conoces a Miguel y porque tanto interés en verlo - Dijo Demetri curioso del otro lado del teléfono.
- Es demasiado largo de explicar, mañana te contaré . Solo dime lo que necesito saber - Insistió.
- Okey, tranquila. Toma nota.
Apenas supo hacia donde ir, Mila pidió un taxi y partió en busca del chico que tanto atormentaba sus pensamientos.
*
Llegar hasta allí le tomó más tiempo de lo planeado. Al parecer Miguel vivía en un pequeño y humilde barrio en la parte baja de la ciudad. Tocó a su puerta, pero quién le atendió fue aquel hombre rubio que vió el otro día en el hospital.- ¡Miguel hay una chica en tu puerta! - Gritó el hombre.
- ¿Cómo? - Preguntó Miguel confundido.
- Lo que oyes. Lo siento a veces le falla y no hablo solo de las piernas.
- Puedo oirlo - Miguel respondió apareciendo en su silla de ruedas.
- Bien, será mejor que me valla, ya saben, tres son multitud - Concluyó para luego salirse del apartamento.
- Emm, Ho, hola - Balbuceó Mila.
- Vaya que sigues sorprendiendome.
- Fui a verte a la clínica pero me dijeron que ya te habían dado de alta - Continúo ella.
- Si, de hecho hace solo unos días que regresé a casa. El sensei está ayudandome con la rehabilitación, aunque sus métodos son algo raros - Le Respondió entre risas.
- ¿Sensei? - Preguntó extrañada.
- Oh si, el hombre que viste recién es Johnny Lawrence, mi sensei de Karate.
- Aún tengo tanto que entender, más ahora que no sé cuánto tiempo estaré en la ciudad.
- ¿Entonces te quedas? - Respondió el pelinegro, bastante emocionado.
Ambos estuvieron charlando un largo rato, hasta que una llamada de su tío la interrumpió. Ya era hora de regresar, pero se pasaron sus contactos para seguir comunicados.
Terminada la cena, toda la mansión se tornó en completo silencio. Su tío acostumbraba beber una copa de vino e irse temprano a acostar, por lo que Mila subió a la habitación y se tumbó en la cama con el celular. En eso recibió un mensaje de Demetri:
" Ey, ¿Estás despierta? Necesito tu ayuda. Ven lo más rápido que puedas a esta dirección, y espero que pelees tan bien como hablas".
¿Qué rayos fue eso? - Pensó - ¿Para qué quiere Demetri que vaya a un arcade de juegos? Pero sobre todo, ¿Por qué debería saber pelear? Está ciudad definitivamente vuelve locas a las personas.
En fin, ya saben lo que dicen, si no puedes con ellos, úneteles. Concluyó su monólogo interno, se colocó un sueter y salió en busca de más problemas.
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Start Again || Miguel Díaz
Fanfic"No todas las chicas bonitas son felices, ni todos los chicos rudos tienen la vida resuelta." La adversidad cruzó sus caminos, pero el karate forjó entre ellos una conexión inquebrantable. Para seguir adelante a veces lo único que necesitas es empez...