La verdad

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Al verla se reinició todo mi mundo. Mi sonrisa era espontanea con tan solo fijar mis ojos es sus ojos, el ser correspondido me llevaba a un nuevo mundo, un mundo donde podía ser feliz. En ese instante me di cuenta que podía estar con ella sin miedo a hacerle daño. Me acerqué a su puesto de trabajo, le toqué el hombro mientras me acercaba a su oído, le susurré que la esperaría en la tarde para llevarla a su casa. No dijo nada, se notaba lo nerviosa que la pusieron mis palabras: sus mejillas se tiñeron de un color rojizo, asintió con su cabeza aceptando la invitación. Gran parte de la tarde me pasé pensando en ella ¿A dónde la llevaría? Esta seria nuestra primera cita, titubeaba mucho, solo después de un rato me di cuenta que estaba nervioso, sentí que el tiempo pasaba más lento, mi desespero por que sonara la alarma de salida era notorio, veía una y otra vez la hora en mi celular.

Lo recuerdo perfectamente, la sensación cuando llegó el mensaje de Lucia preguntando si esta separación era momentánea o podría terminar en divorcio. Mi corazón se heló "divorcio" para mi la pregunta estaba de mas, creí que lo había dejado claro, aunque si vuelvo a ese punto exacto la palabra divorcio me aterrorizaba. Cuando ella lo mencionó sentí que mi mundo de nuevo se destruía. La persona con la que compartí varios años ya no estaría en mi vida nunca mas ¿Estaba listo para alejarme de ella? Fue la primera vez que cuestione lo que sentía por Margarita, simplemente no había punto de comparación, cuando pensaba en Lucia mi cara se entristecía, tanto tiempo juntos y jamás logramos entendernos del todo, nuestra relación era una pelea constante para ver quien tenía la razón ¿Por qué Lucia? ¿Por qué no duro el amor que ambos decíamos tenernos? Y si, Margarita solo era una ilusión que no llegaría a nada más que eso. Mis pensamientos arruinaban mi felicidad, me sentí algo culpable por pensar eso de Margarita.

Titubeé antes de responder el mensaje de Lucia, mis palabras fueron claras y tal vez para ella algo hirientes "este tiempo separados nos va ayudar a romper el lazo emocional que nos a unido tantos años, creo que el divorcio es el siguiente paso para que los dos podamos continuar sin hacernos daño" ella no respondió después. La sensación extraña que sentía fue indescriptible, ya no era alivio, tampoco culpa, me sentía incapaz de sentir en ese instante.

Mi mente se volvió a concentrar en el trabajo, la temporada navideña estaba cerca, los pedidos al máximo, era una temporada muy estresante como para perder mi tiempo pensando en lo que sentía o no. Olvidé por completo que quedé de llevar a Margarita a su casa, salí más tarde de lo acostumbrado, algo cansado de ver tantos números. El semáforo en rojo, me detuvo, volteé mi cabeza para buscar a algún vendedor de cigarros, no podía creerlo, la hora de salida de las chicas en el horario extendido era a las siete en punto ya eran cerca de las ocho y media. Margarita me había esperado en la vereda de la panadería una hora y media, estaba molesto conmigo, rápidamente avancé al semáforo y di vuelta para recogerla, mientras pensaba ¿Qué clase de persona espera tanto? Me sentía especial y muy tonto al olvidarme de ella.

Al llegar a la panadería toqué la bocina del auto dos veces, ella me miró sin acercarse, le hice señas para que se acercara, supuse que estaba molesta, me bajé del auto para tratar de explicarle. Ella sonreía mientras me explicaba que había pedido un taxi ya que era tarde, vi tristeza en sus ojos, insistí en que la llevaría, pronto un taxi se detuvo en frente de nosotros, ella caminó después de despedirse, volví a insistir, le pedí que no se fuera, despedí el taxi después de pagar el costo de la carrera, vi como el rostro de Margarita se sonrojó, volvió a sonreír diciendo que no era necesario. No la entendía, cualquier persona se habría enojado e ido como máximo a la media hora, recordé un incidente parecido con Lucia, ella terminó enojada con justa razón, después de gritarme no me hablo por una semana. ¿Por qué Margarita actuaba así? ¿Por qué no se enojó? En su lugar yo estaría molesto.

Le expliqué que me sumergí en el trabajo y dejarla esperando no fue intencional, ella se mostró tranquila, me repetía una y otra vez que entendía la responsabilidad de mi cargo, que no había problema, aunque en su tono de voz se oiga convencida, lo decía su rostro era totalmente diferente. La invite a comer, al principio se negó lo que me resulto muy lógico, aun me sentía avergonzado, quería consentirla hasta dejar de sentir culpa.

Esta vez la conversación no fluyo como el anterior viernes, la sentía apagada, aunque sonreía muy seguido con las historias que le contaba. Le pregunte si le pasaba algo, yo esperaba la respuesta típica de una mujer molesta "nada" ella me miró, respiro profundo y me dijo que hablaríamos en el auto si estaba de acuerdo, estaba extrañado ¿Qué tipo de respuesta era esa?

Al terminar de comer me dispuse a llevarla a su casa, se subió al auto, me tenía intrigado por lo que me iba a decir, antes de poder insistir en mi pregunta de lo que le pasaba, me pidió disculpas por su mala actitud, esto me dejó sin palabras, me explicó que, aunque estaba molesta por la espera por alguna razón no quería irse sin despedirse. Vi en su rostro mucha sinceridad, me sorprendió su voz dulce al explicar lo que sentía, al terminar de hablar acerqué mi mano a su rostro y lo jale hacia el mío, ella solo se dejó llevar por mí, en ese momento lo único que me provocaba era besarla, no lo dude.

Como explicar lo que sentí en ese primer beso; mi ser se hizo uno con ella, podía sentir la emoción en cada roce con sus labios, la dulzura y suavidad del sentimiento entre los dos y al mismo tiempo el deseo y la pasión que merecía ese momento. No quería dejar de besarla, al terminar ella me miró sonriente y yo tampoco podía evitar sonreír, estaba inmerso en una especie de alegría infinita. Una vez más me disculpe con ella por no salir a tiempo, no quería que esto se vuelva a repetir, esa fue la ocasión perfecta para pedirle su número de teléfono.

Cada noche que pasaba con ella me parecía mejor que la anterior, la dejé en su casa, aunque la verdad quería llevarla conmigo. Me despedí con un beso que terminó con un abrazo cálido y reconfortante, pero yo quería más, aun así, entendía que tenía que ser cauteloso e ir con calma. Debía dejar mi deseo aun lado y hacer que Margarita se sintiera a gusto conmigo.

A la mañana siguiente me levanté más temprano que de costumbre, antes de las seis y media ya estaba en camino a recoger a Margarita, la llamé para coincidir en el camino. Quería llevarla al trabajo, el problema es que ya varias personas que ahí trabajaban sabían que tenía esposa. Era lógico pensar que si llegaba con Margarita las personas empezarían a hablar de mí y de ella. Eso me generó otra pregunta ¿Por qué Margarita nunca preguntó si era soltero?

La recogí en medio camino, se veía hermosa como siempre, pero ahora tenía un brillo especial en su rostro y sobre todo en su sonrisa. Al subirse al auto se acercó de una manera tan natural hacia a mí, me saludo con un beso corto seguido de su destellante sonrisa. No pude evitar sonrojarme, me dejó helado, no imaginaba que lo haría, fue sorpresivo, pero hermoso su nuevo recibimiento. Fácilmente podría acostumbrar a ese recibimiento.

En el corto viaje al trabajo hablamos mucho, sonreímos, no sabía que se podía hablar así con alguien, cada vez estaba más seguro de que ella era única.

De vuelta a mi problema, ¿Cómo hacer para que Margarita acepte quedarse unas calles antes de la fábrica? Fue una mañana llena de suerte, algo nerviosa ella me pidió que la deje en la panadería, me alivió su petición, ahora tenía un día más para contarle sobre mi estado. La mañana transcurrió tranquila, seguimos con las miradas coquetas durante el trabajo. De cierta manera era excitante fingir que no teníamos nada en el trabajo.

Los días pasaron y Margarita me insistía que la deje en la panadería, para mí era lo mejor, pero no pude dejar de preguntarle porque razón ella me lo pedía. Como siempre de una manera sutil confesó que no quería que la vincularan conmigo, quería mantener nuestra amistad-relación en un bajo perfil y evitar chismes en la fábrica, lo que me alivió mucho, tenía más tiempo para encontrar el valor y confesarme ante ella.

El 24 de diciembre la fábrica trabajaría solo hasta medio día, la comida y agasajo navideño comenzó, una fiesta llena de alegría. Todos comían con gusto, bailaban sin pena alguna, yo veía a Margarita de lejos, se veía feliz. Un chico de bodega se le acercó, era bien parecido, me sentí algo incomodo al verla bailando con él, pero que podía hacer ¿Por qué me sentía así? ¿Acaso lo que sentía por ella era así de fuerte como para no querer que nadie más se le acerque? La vi tranquila, no estaba haciendo nada de malo "solo baila" eso me lo repetía una y otra vez intentado calmar ese impulso de alejarla de la persona con la que bailaba y hablaba. Notaba como me veía en repetidas ocasiones, analizando mis gestos, todos eran de incomodidad. Me hubiera gustado bailar con ella sin preocuparme por el que dirán, entendía que no lo podía hacer, ya era muy normal sentirme frustrado al no poder cumplir todo lo que deseaba con ella, era un amor reprimido, algo complicado o quizás yo era el complicado.

Ahora que lo veo, puedo decir que hubiera sido sencillo hablar con ella, contarle todo y dejar que ella decida, pero tenia miedo que se molestara tanto que termine por alejarse y odiarme. En este punto ya no me imaginaba mi vida sin Margarita.

DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora