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Shinichiro...

Han pasado seis meses desde que te visité, el caso con el que estaba trabajando se resolvió antes de lo previsto.

Sabes..., volví a Shibuya, estoy en casa.

Vine con la intensión de darles una sorpresa a los chicos, pero..., volvieron a llamarme, haré algunos trabajos aquí, asique no me iré.

Cariño, ¿estás bien? ¿estás cansado? ¿estas feliz de que volví? 

Mi cabeza ha estado recordando muchas cosas, desde que nos conocimos, hasta ese día que no volviste abrir tus ojos.

Te extraño.

Hay días..., dónde extraño tu risa, pero también hay noches, dónde extraños tus abrazos.

Cariño..., ¿podríamos volver el tiempo al pasado? Aún no te amé lo suficiente.

Quiero ver tu sonrisa, ver los celos de Mikey, los regaños de Emma...

Shinichiro, ¿crees qué estoy lista para volver a casa? El departamento está bien, pero, ¿debo entrar a la casa?

Cuando quise hacerlo, muchos recuerdos invadieron mi mente, cariño, ¿puedes darme un poco de tus fuerzas? 

De seguro Emma o Mikey pasaban por la casa, después de todo, les di llaves, espero y las conserven aún.

Quisiera que me abraces como solías hacerlo antes, y luego te avergonzabas.

Shinichiro, ¿puedes abrir tus ojos? Quiero volver a ver tus ojos.

Ese negro profundo que me hipnotizó desde el primer instante, donde quise quedarme para siempre, verme reflejada en tu mirada, lo único que quería que miraras.

Cariño..., hoy compré flores, espero tu habitación se vea más viva.

Te extraño, a ti, y al pequeño.

Con amor, tu prometida.

Darin Tomaru. 

Sellé la carta, una más a las que tenía, para luego guardarla, tomé mi bolso para salir de ahí, hoy sería un gran día, porque así quiero que sea.

A medida que me acercaba al templo Musashi, el sonido de motocicletas se escuchaba, los gritos de varios chicos, algunos insultos, algunas risas.

Un ambiente distinto a lo que acostumbro.

Apenas iba llegando, uno que otro se iba, a pie, o en motocicleta.

Podía notar claramente la espalda del líder, reconocerlo a la perfección.

—Manjiro —lo llamé, haciendo que él, y sus compañías volteen a verme —hola.

—Darin-nee —sonreí levemente, el sólo se acercó más a mí —creí..., que no te vería hasta el próximo año.

—¿Enserio? Veo que no me quieres aquí, y yo que creía que podía quedarme.

—No es eso, es sólo que..., me sorprende tu llegada —sonreí por ello, se ha hecho un chico muy apuesto, asiqué lo abracé.

—Vine para quedarme.

—¿No te irás?

—No lo haré.

—¿Podré ir a tu casa?

—Las veces que tu quieras.

—Gracias por volver.

Sonreí levemente por ello, Manjiro me necesitaba, y yo lo dejé de lado, pero ahora, no lo haría, me quedaría para cuidarlo, pero, había llamado la atención.

—Darin-san.

—Draken, no dejas de crecer —reí levemente para acercarme a verlo, mientras Manjiro no me soltaba.

—Tomé mucha leche de pequeño —sonreí por ello.

—Pa-chin..., te vez bien.

—Darin-san, no ha cambiado mucho —golpee levemente su cabeza por ello, siempre tan descuidado, pero, incluso alguien se posó frente a mí, no necesitaba verlo para saber quien era.

—Lo siento.

—Es cosa del pasado, Baji-chan —palpe su cabeza para que se levanté, notaba claramente en su mirada lo que quería decir —fue un accidente, y está bien.

—Pero aun así...

—Dejemos las cosas atrás, Baji-chan —sonreí levemente para ver a Mikey —llévame con Emma, hace mucho que no la veo.

—Si.

Me despedí de los demás para comenzar nuestro camino, compitiendo como hace mucho no lo hacíamos.

—Mi pequeña Emma.

—Darin-nee.

Verla grande y bonita, me llenaba de orgullo, estaba feliz de verla nuevamente, al igual que al abuelo Sano.

Todo iba de maravilla.

En la mañana, pase a verlo.

—Shinichiro, estoy de vuelta, me quedaré aquí, asique tendrás mis visitas más seguidas —besé su frente mientras dejaba las flores a un lado de su cama —vendré mañana, ¿de acuerdo? Llevaré a Manjiro y Emma a comer, hay muchas cosas que quiero saber y enterarme de lo que ha pasado, ahora me encargaré de cuidarlos.

Salí de ahí, rumbo a ver a mis niños problemáticos, estaba feliz de tenerlos en mi vida de nuevo.

Ahora puedo quedarme.

Tomaru- Shinichiro/Manjiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora