Minho largó un suspiro, terminando de leer la última hoja del archivo, para informarse bien, ya que, en el dia de mañana, comenzaba el juicio por tenencia, uno de los tantos casos que retrasó por sus vacaciones.
Vacaciones que se vió obligado a ir por su esposa, Minju. Si no fuera por ella, ahora no estaría llegando tan tarde a su casa, dormiría temprano y al dia siguiente se levantaría estupendo. Pero claro, como ella no trabajaba, pensaba que todos los trabajos del mundo, más de las personas que la rodeaban, eran fáciles y simples.
No había manera de hacerle entender, que el trabajo de un abogado, más en la especialización en la que estaba Minho, era más que estresante.
Dejó el archivo sobre su escritorio y se colocó el abrigo. Hacía demasiado frio, puesto que ya eran la una de la madrugada. Yendo por el estacionamiento, sacó el paquete de cigarrillos y prendió uno. Su auto estaba en el segundo piso, debía entretenerse en el camino.
El transcurso del dia fue horrible. El sol no apareció, por ende, feas nubes grises y hasta más oscuro que el negro, adornaron el cielo de todo Seúl. Y por las fuertes lluvias que pararon hace tan solo minutos, ocasionaron que los zapatos de Lee se mojaran al haber pisado un charco, antes de entrar a su Audi.
El olor a frutilla se instaló en sus fosas nasales. Este recorrió casi todo su cuerpo, llenándolo de una extraña alegria, pero cuando encendió el motor y salió del estacionamiento, un sentimiento de soledad se incorporó: vería a Minju.
¿No estaba mal, pensar así de su esposa, quien alguna vez fue el amor de su vida?
No... No estaba mal, las cosas cambian, las personas, las emociones, los sentimientos. No había nada malo. Al menos eso dijo su psicólogo la última vez que fue, no hace mucho, de hecho.
Vivía en una monotonía. Quería salir de allí, tenía qué, parecía que estaba muerto en vida. Era hacerle caso a Minju por todo, en lo que hacía o decía, ¿Cuándo tendría un respiro?
Apagó el motor en la entrada de su mansión, pero no se bajó del auto. Prendió otro cigarrillo y bajó la ventanilla para poder ver el cielo naranja y la llovizna, inhalar el aire húmedo y con olor a tierra, era todo lo que estaba bien.
Vió por la ventana que una luz se encendía, de la cocina, para ser exactos. Largó otro suspiro y tiró el cigarrillo. Era su esposa que seguro aún no se dormía, es decir, que lo estaba esperando.
Tomó su maletín y salió del auto, a pasos cortos y lentos, se acercó a la puerta, y con ganas de largarse de allí para nunca verla, abrió lentamente, pero la chica ya estaba esperando en la puerta.
—¿Por qué tan tarde, cariño?
—El trabajo, lo siento —dejó un beso en su frente, uno que no expresaba amor, o incluso cariño. Solo costumbre.
—¿Por qué no tratas de traerlo aquí? Para que llegues a tiempo para la cena.
Porque no quiero cenar contigo...
—Porque es mejor así. Además, a veces trabajo con Hyunjin, y tú no lo quieres en la casa.
Ambos subían las escaleras, cuando los ojos de Minho comenzaron a pesar por el sueño.
—Tienes razón... ¿Aún está con ese...? —preguntó, haciendo una mueca de asco aue Minho vió, pero lo ignoró.
—Jeongin. No se te caerán los dientes por decir su nombre. Entiendo que no te agraden los homosexuales, pero al menos sé respetuosa.
—Bien, lo siento.
Ingresó al baño, con su pijama en las manos y comenzó a desvestirse. Tenía que ducharse, pero las ganas que tenía eran nulas, así que trataría de hacerlo rápidamente por la mañana. Luego de cepillarse los dientes, salió con la vista puesta en el suelo, y al notar como Minju se acercaba, la levantó y no pudo evitar hacer una mueca de asco cuando los labios se posaron sobre su cuello, con obvias segundas intenciones. Sin embargo, Lee retiró sus manos sin miedo alguno.
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━ 𝑆𝑜𝑚𝑒𝑡𝒉𝑖𝑛𝑔 𝑈𝑛𝒉𝑜𝑙𝑦 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔
Fanfiction❝ 𝘔𝘢𝘮𝘪 𝘯𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘢𝘱𝘪 𝘴𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘱𝘰𝘯𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘢𝘭𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘱𝘳𝘰𝘴𝘵𝘪́𝘣𝘶𝘭𝘰, 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘢𝘯𝘰 ❞ Lee Minho fue a por un café, sin pensar en que aquel chico que lo atendió, trabaja...