━ 𝑆𝑜𝑚𝑒𝑡𝒉𝑖𝑛𝑔 𝑈𝑛𝒉𝑜𝑙𝑦 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔

007

Minho dejó el auto aparcado en la misma calle que la otra vez. La luz de la cafetería estaba apagada, logrando que una sensación de extrañesa se colara por su cuerpo, por ende, revisó su celular, por si no había recibido algún mensaje indicando que Jisung se iría antes del horario establecido, pero no, el último mensaje era el mismo que lo había hecho sonreir:

"Nos vemos a media noche ;)"

Pero un nuevo mensaje que lo alteró se hizo presente, más porque temía que Jisung pensara que vivía con su chat abierto, porque no era mentira que solo a los segundos le contestaba los mensajes, ahora resulta que los veia ni bien se mandaban. Un "te vi" junto a una carita sonriente se hizo visible y le importó mierda lo que Jisung pensara, le dió me gusta a su mensaje, indicando que lo había leído.

Prendió el vehículo por si no lo veía, pero eso no fue necesario porque el menor ya estaba golpeando la ventanilla para que le abriera. Una vez adentro, Jisung esb,ozó una sonrisa de oreja a oreja, logrando un efecto raro en Minho.

¿Cómo alguien puede sonreír así después de trabajar?

—¿Estás con frío? Tienes las mejillas rojas —preguntó Minho, sonriendo ante la imagen tan linda.

—Puedo mentirte y decir que en la cafetería, hay que apagar la calefacción a determinada hora y luego limpiar todo lo que quede, gano un poco de calor y me pongo fácilmente rojo por ello... pero la verdad es que, me pones nervioso, y cuando me pongo así, mis mejillas se vuelven rojas —rió, con los nervios a flor de piel.

Minho sonrió, mueriéndose de ternura. Pero aquello se disipó cuando colocó una mando en su muslo y la apretó, sin segundas intenciones, solo que los muslos de Jisung eran tan pequeños y esbeltos que le encantaban.

—No te pongas nervioso, Ji, es más, ese deberia ser yo.

—¿Por qué? —preguntó y giró a mirarlo.

Porque tengo esposa.

Pensó, pero no contestó, solo estaba fingiendo una expresión pensativa, pero estaba tratando de buscar algún otro método para hacerle olvidar la pregunta. Arrancó a una velocidad media, mientras subía el volúmen de la música. Jisung frunció su ceño y sonrió malicioso.

—No me gusta que me dejen así, con la duda. Así que, tendrás que responderme, de lo contrario... tomaré medidas.

—¿Ah, sí? —el rubio asintió—. ¿Cuáles?

—Pues... llegamos a mi departamento y sabrás.

—Pero dime... oh... entiendo, entiendo —
escuchó la risa de Jisung y eso provocó que sus ojos inmediatamente fueran a él.

—¿Ahora sabes como se siente que te dejen con la duda?

—Lección aprendida. Entonces, ¿quieres saber por qué me pones nervioso? Déjame pensar...

Minho miró al rubio con las cejas levantadas, notando, a pesar de la oscuridad que sus mejillas estaban rojas y una sonrisa tímida se hallaba. Además que su mirada se encontraba con el suelo y su manitos unidas sobre sus piernas. ¿De verdad era el mismo chico? ¿De donde sacaba tanta dualidad?

—Dime cosas lindas, por favor —susurró el menor.

Quería que aquello suene como una broma, pero sus ojitos comenzaron a picar, sintiendo que pronto terminaria llorando en los brazos de Minho. Pero no, levantó su rostro, olvidando todos los recuerdos del pasado, no dejaría que su ex novio le baje los ánimos.

Pero en serio deseaba que por fin alguien dijera cosas bonitas de él y no que solo era un agujero en donde meter el pene.

—Bueno... me pones nervioso por, a pesar de que yo soy mayor que tú, soy un total inexperto en estas cosas, y tú me las enseñas con mucha paciencia. Es por eso, que cada vez que te veo, me pongo un poco nervioso porque no se si voy a estar a tu altura... ¿me explico? Sé que no nos conocemos y que nos hemos acostado una vez... pero seguro nadie se tomaría el tiempo... de enseñarte esas cosas en ese momento.

No fue lo que esperaba, pero sin duda, aquellas palabras lograron un efecto en él muy distinto. Sus ojos se abrieron y todo rastro de tristeza desapareció para que la curiosidad se instale

—¿Quieres que te diga algo? —Minho lo miró—. Me gusta como hablas.

—¿Cómo hablo? —frunció su ceño y se detuvo en un semáforo en rojo y lo observó mejor.

—Uhm... se nota que eres...

—¿Viejo? —Jisung rió.

—¡No lo eres! Solo que se nota que eres alguien que tiene un trabajo en donde el lenguaje es formal, ¿me entiendes? Que hablas de un modo que quizás yo tampoco entiendo mucho. Así que, Minhonnie, solo di la palabra follar, nadie te llevará a la cárcel —el pelinegro largó una carcajada—. Igual, me gusta mucho cuando hablas formal, no lo cambies.

—No es que no la pueda decir, Ji, como te digo, me pones nervioso y  a veces cuando me miras tan fijo, no sé ni lo que digo.

—Es bueno saberlo. ¿Quieres saber otra cosa? —Minho sonrió y elevó sus cejas, prestándole toda la atencion—. Me gusta que me llames Ji, nadie lo hace.

—¿Entonces soy único?

—Claro que sí.

Ambos se miraron y se hundieron en risas, mientras que una duda se instaló en ambos cuerpos pero ninguno fue capaz de dejarlo salir:

¿Por que se sentía tan bien estar con su compañia?