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Minho contuvo una risa al escuchar hablar al menor entre sueños. No sabía a lo que se referia, balbuceaba cosas que no entendía, pero lo hacian reir.

Sus mejillas estaban rojas, un poco de sudor lograba que algunos mechones de cabello se peguen a su rostro. Su boca estaba abierta y su voz sonaba muy baja al hablar. Y aunque no lo pareciera, era una bonita imagen; una natural. Una diferente a la que veia cada dia, y estaba feliz por eso, por primera vez, su rutina estaba cambiando.

La sonrisa se le escapó en cuánto vio como los ojos de Jisung se encontraban con los suyos. Estos estaban rojos y le costó poder abrirlos en su totalidad, pero en cuanto lo hizo, la vergüenza lo invadió de inmediato y se giró rápidamente, para que Minho, quien reia, dejara de hacerlo.

—¡Eres malo! —exclamó, tapándose completamente con la manta, sin dejar que el mayor se la quitara.

—No tienes por qué avergonzarte, es algo normal hablar entre sueños —dijo, estallando en carcajadas.

—¡Malo, malo, malo!

Minho sonrió una vez más y se metió por debajo de las mantas para estar arriba de él. Como no le dejaba sacárselas, fue otro medio que tomó para poder dejarle un beso.

—Eres bonito.

Jisung abrió sus ojos, pero no se giró. Tenia el cuerpo del pelinegro arriba suyo y mucho no podia hacer, pero de que le gustaba tenerlo arriba, le encantaba.

—¿Seguro? —susurró, arrepintiendose enseguida de aquello.

—Claro, lo eres... eres demasiado precioso —afirmó, corriendo un par de mechones de su cabello.

Dejó un beso en su mejilla roja, sin saber que aquello provocó un vuelco en el corazon del menor. El mismo, se giró y estampo sus labios con los ajenos. Pero en cuanto Minho los sintió, se separó.

—Deja que me lave los dientes, Ji...

—Al diablo —espetó y lo tomó de la nuca para atraerlo hacia su boca.

El aliento fue desapareciendo, literalmente, en cuanto los besos se volvieron más intensos. Los toques, las caricias y la misma saliva escurriendo de sus bocas, no fueron suficiente y Minho lo supo, por ende, miró los ojos brillosos de Jisung, pidiendole alguna clase de permiso pra poder introducir sus manos por debajo de la camiseta.

—¿Vamos a retomar eso de "deja que papi te folle"? —preguntó con tono de broma, y Minho sonrió, subiendo la camiseta hasta los pezones para llevarlos a su boca y así mordisquear y chupar, deleitándose con los jadeos de Jisung.

—¿Quieres que te folle? —su rostro formo una sonrisa pícara, viendo como Minho bajaba lentamente por su estómago, dejando besos que le causaban cosquillas.

—Ayer me ganó el sueño, así que no dejemos que el hambre lo haga ahora. Fóllame... ponme en cuatro y hazme tuyo, papi.

Aquello hizo que el pene de Minho se despertara en seguida. Se colocó de rodillas y bajo un poco su pantalón, dejando que Jisung babeara al ver semejante pedazo de carne, deseando enseguida ahogarse con él. Pero sus pensamientos fueron borrados en cuanto Minho dejó sus manos en los costados del torso, lo giró como si fuese una pluma y estampó sus manos en los glúteos.

—Oh, my big boy —jadeó, levantando su cadera, empinando su trasero para que Minho pudiese sacarle los pantalones.

—¿Oh, qué? —preguntó sin entender nada. Jisung rio bajito.

—En el cajón hay condones y lubricante —señaló.

Minho los buscó, y luego de colocarse el preservativo, embarró sus dedos en lubricantes para luego meter uno en la rosada entrada del menor. Gimió y cerró sus ojos al sentir los dos dentro suyo y al sentir como las penetraciones iban cada vez más rápido, a la vez que Minho dejaba tiernos besos por toda su espalda.

━ 𝑆𝑜𝑚𝑒𝑡𝒉𝑖𝑛𝑔 𝑈𝑛𝒉𝑜𝑙𝑦 ✧ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora