TITIRITERO

Prólogo Parte 2

Javier

Javier protestó cuando los médicos lo devolvieron a su cama. Lo amenazaron con atarlo si volvía escapar. Él solo quería ver a su amigo y ninguno de los médicos que los atendían a ambos querían decirle el estado en que se encontraba su amigo.

Apenas recordaba los minutos después del accidente y cuando finalmente abrió los ojos después de estar un mes en coma, no podía hablar para preguntar qué había sucedido.

Agradeció mentalmente cuando una enfermera le proporcionó analgésicos para aliviar el dolor de sus huesos rotos. Apenas había logrado lanzarse de la cama para llegar a Elías. Sus rodillas aún no tenían la fuerza suficiente para mantenerse en pie y Javier dudaba que con tanto daño pudiera algún día volver a caminar.

Pestañeó para que la enfermera le acercará la libreta de notas. Había estado utilizando su brazo sano para comunicarse. Necesitaba preguntar por Elías, necesitaba saber que estaba bien después de escuchar hablar a los médicos. Ellos pensaron que dormía, y Javier no hizo ninguna señal para alertarlos de lo contrario. Elías se encontraba en estado crítico y los médicos no creían que pasará la noche. Javier tenía que hacer algo para verlo, lo que fuese.

—Descansa —le dijo la enfermera antes de marcharse.

Javier quiso gritar, pero el tubo en su garganta que lo ayudaba a respirar se lo impidió. Frustrado, comenzó a llorar. Su vida había cambiado para siempre y si su amigo moría... No. Javier ni siquiera quería pensar en esa posibilidad. "¿Por qué?", se preguntó mientras mordía su labio con fuerza. Estaba convencido de que era él quien debía morir y no Elías.

—Debes calmarte —le dije.

Javier pestañeó cuando escuchó la voz. "¿Quién eres?" Recordaba haber escuchado una voz que lo guió hasta las rocas, pero hasta ahora, pensaba que era producto de su imaginación. Un delirio en medio del pánico.

—Solo soy un narrador de historias, y desde hoy, narraré la tuya.

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N/A: Comenzamos con la historia de Javier que es una de mis preferidas por la profundidad del personaje. ¿Qué harían si pudieran escuchar a su Titiritero?