Capitulo 9

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-Te tengo otro regalo- dijo el joven poco después de llegar

El fin del año escolar ya había llegado, con muchos giros y vueltas, un maestro que si enseñaba, un desconocido padrino y los dementores, los últimos siendo horribles, mostrandole sus peores recuerdos.

Recordar, no sabía que recordaba esa noche, pero era aterrador y triste el ver cómo su madre moría, pero recordarla súplicar por él había calentado su corazón, le había dado un suspiro.

Era cierto que muchos le dijeron lo especial que eran sus padres, pero nunca supo si en verdad lo amaban, aunque ahora podía saberlo

Pero eso no era lo peor que le había pasado ese año, no era que no le doliera esos recuerdos, le habían provocado muchas nuevas pesadillas, pero lo peor había sido su boggart.

Lo había vencido rápidamente, no quería que los demás supieran de su niña, así que por mucho que lo hubiera paralizado la vista había lanzado el hechizo con velocidad y habilidad.

Los pocos que lo vieron pensaron que era un niño al azar, suponiendo erróneamente que su mayor miedo era el sufrimiento de los niños o de las futuras generaciones, así que no le molestaron.

Pero esa vista lo había estado atormentando desde ese momento, y además de eso los dementores decidieron ese recuerdo también servía, así que tuvo que aprender el hechizo patronus con el fin de no vivir en esas memorias

Aún así recordaba lo visto con dolor, era su niña, su princesa llorando y sufriendo en soledad, lloraba demaciado, casi desgarrado su garganta, deshidratandose con dolor y miedo, estaba temblando de frío o terror y se veía muy lastimada, y él no podía hacer nada.

Con ese miedo de verla herida no pudo quedarse sin hacer algo por protegerla más, el collar pronto pareció insuficiente

Por eso èl no había perdido la oportunidad de ir al callejón Diagon y conseguir algo útil de verdad

Le había costado un poco, pero como ya no tenía amigos no tenía que gastar el dulces o regalos y sin hogsmeade abierto para él, fue fácil no gastar el dinero

aunque nada de eso lo motivaba tanto como la seguridad de su hija.

Después de conseguir el accesorio había tenido que quedarse un par de días en la casa de sus tíos, dónde vivia, por qué según ellos ya había ido al orfanato para que lo ayudarán a ser normal, por lo que ahora le tocaba ayudar en casa

Pero hoy si había podido salir, habia un cielo claro y varias nubes blancas y grandes que traían sombra cada cierto tiempo

Al llegar al orfanato saludo a la matrona con el respeto que debía aparentar y luego se dirigió dónde su niña

Entro sonriente y después de cerrar la puerta le contó sobre la sorpresa que tenía oculta en su mano

-¿Que es?- pregunto ella curiosa, lo aliviaba que ella no hubiera pensado que la abandonó, aunque claro, siempre mostró ser muy inteligente y además ya tenía 7 años

-Un regalo- repitio él

-Papá- se quejo en broma -ya se que es un regalo, pero dime qué es- insisto la niña

-Nop, aún no me as dando mi abrazo- bromeo el chico cruzándose de brazos y fingiendo exageradamente estar ofendido

-Es cierto- dijo la niña al darse cuenta y saltar sin hacer ruido antes de abrazarlo, solía escuchar como varios niños murmuraban deseando tener padres que los abrazaran y ella tenía uno para abrazar, el mejor.

El sonrió ante la reacción de la niña, cómo si no abrazarlo fuera algo horrible, le devolvió el abrazo y aprovechando que ella estaba parada extendió la mano y la abrió

Era una delgada hebilla de metal algo oxidada y pequeña, pero aún así la niña sonrió agradecida, podría usarla para decorar sus peinados, y era bonita, pequeña y fácil de usar

El padre sonrió ante la humildad y dulzura de su chica, ni siquiera un reproche, nada, era una sonrisa sincera y agradecida

Definitivamente era un angel

Cambiando su mueca de cariño a diversión, puso su otra mano tapando la hebilla y soltando solo un poco de magia antes de quitar la mano

Ahora en remplazo a la antigua cosa había un accesorio para el pelo hermoso, también era una hebilla, pero un poco más grande y delicada, era de oro claro y tennia unos cuantos diamantes blancos en forma de gota que formaban una pequeña flor

Era delicada y preciosa, se veía cara, aunque no tanto como las extravagantes cosas que vendían allí a demás de esto, pero era divina, cómo de la realeza.

Si su hija antes había estado alegre y feliz ahora parecía que le había entregado la cosa más increíble del mundo, aprecia que le había regalado el diamante más grande y brillante o una estrella real y reluciente

Sus ojos parecían brillar con luz propia, su rostro iluminado en sorpresa y adoración por la linda hebilla que tenia frente a ella

Era de lo más hermosa

Pronto esa mirada de asombro se dirigió a él, nunca vio tando cariño, agradecimiento y amor en una mirada

Ver a su hija mirarlo y sonreírle de esa manera lo alegro demasiado

Podía ser joven, pero estaba seguro que nadie más podría conseguir una mirada tan bella como la que obtuvo de su bebé

-y-yo...muchas gracias papá, esto es...yo, no lo sé, es, asombroso- logro murmurar ella en su sorpresa y alegria mientras volvía a ver su regalo

Su padre sonriente y sin contestarle coloco la hebilla suavemente en el pelo de su hija sin dañar el lindo peinado que ella había hecho

-No te lo quites- pidió suavemente su padre terminado de ajustar su pelo

-eh ¿Por qué?- respondió ella suavemente y con curiosidad

-Por que es mejor que el collar, por qué te cuidara, y es lo que necesito que haga, no sé dañará, no te molestará al dormir y los demás lo verán como lo viste la primera vez, por favor, nunca te la quites- pidió su padre con reverencia súplica y temor, mostrando con su voz lo preocupado que estaba por ella

Tal como él se enamoro de su reacción, ella amo como su padre se preocupaba por ella, pero no quería verlo así, parecía débil, así que le sonrió con tranquilidad señalando que cumpliría su promesa

-lo prometo, incluso si no queda con mi peinado no la movere, no la soltaré, no la quitaré y no la perderé- juro ella con verdad, no sabía muy bien como un objeto la ayudaba, pero si eso tranquiliza a su padre, lo haría

-gracias- susurro su padre antes de abrazarla con fuerza

Ella le devolvió el abrazo, amaba abrazarlo

-Bien, ahora dime cómo te va- dijo su padre guiandola a las sillas junto a la mesa para poder hablar de su día, amaba saber que alguien le interesaba y le preguntara, por eso amaba a su papá

-gracias de nuevo- susurro la niña abrazándolo

-si, es una hermosa hebilla- respondió su padre

-Papá, gracias por todo- dijo ella mirandolo a los ojos con toda la gratitud que sentía

-Gracias a ti por existir- respondió su padre llenando de cariño su mirada antes de abrazarla una vez más

Padre JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora