~capitulo 16~

1.4K 166 13
                                    

La mañana siguiente había Sido diferente a muchas anteriores, los pasillos eran silenciosos, pero a diferencia de muchas veces, un silencio de lo más tranquilo

La llegada del pequeño ángel a hogwarts, con sus lágrimas y sus tristezas, siendo testigo del mundo cruel, había hecho pensar a la mayoría de la población infantil...y aún par de maestros también.

Y con el día anterior en la cabeza de todos, dónde sus mentes en conflicto los había distraído lo suficiente para no notar que gente de varias casas se unían, todo había cambiado.

Ahora, temprano en el desayuno, se veían grupos de estudiantes que venían juntos y se separaban para ir a sus propias mesas.

Ver a Hufflepuff y Slytherin separarse, cada uno para desayunar y continuar en su día, después de acompañarse sin problema en el camino, hablaba de los cambios que el colegio había sufrido.

Si es que el silencio no delataba esto, pues a pesar de los acercamientos entre estudiantes, las palabras no se habían intercambiado, no habían conversaciones, solo murmullos ocasionales.

Pero a pesar de que esta imagen era muy diferente a muchas otras mañanas, había tranquilidad en el ambiente, una susurrante y acogedora, cómo la voz que los había arrullado a todos ayer.

No muchos eran conciente de que otros sabían, pero el conocimiento de Gryffindor revelando quien había cantado les había mostrado a todos, una vez más, algo en que pensar.

La melodía se repetía en diferentes velocidades y tonos en las mentes de los demás, trayendo la misma calidez que la noche anterior representaba

Aún así, muchos notaron cuando unos pasos acompañados de otros más pequeños hicieron un eco natural, por la falta de sonido a su alrededor.

Cuando dos personas más atravesaron las grandes puertas abiertas, la gente los miro bajo otra luz, una más real, con pesar, lastima, con disculpa y hasta lamento

Pero la niña y el padre caminaban tranquilos, con sonrisas suaves, que mostraban la situación actual, eran momentos difíciles, pero estaban juntos y eso era suficiente.

Una vez más, ambos se sentaron en la mesa y se prepararon para desayunar, está vez con la diferencia de que estaban sentados uno al lado del otro y no ella en su regazo, hablaba de cambio, que el día anterior si había dejado marca, pero que eso no significa nada malo.

No podía serlo cuando ambos sonreían pacíficamente mientras se miraban y desayunaban con tranquilidad.

Lograron terminar de comer, limpiándose educadamente cuando una vez más resonaron el golpe de tacón que indicaba acercamiento.

Ambos levantaron la cabeza a la vez, sincronizados, demostrando una vez más lo bien que se conocían el uno al otro, y se fijaron calladamente en la figura rosada que se acercaba a paso apresurado.

Cuando Umbridge ya se encontraba cerca de ellos, se hizo muy evidente el enfado que sentía, su cara estaba torcida en una mueca desagradable y tenía los bordes rojos, intentando y fallando mantener la compostura.

-¿Que hace la niña aquí, señor Potter?- pregunto ella de manera demandante y con una voz chillona e incomoda.

Harry se aclaró las garganta, sin importar como todos lo miraban, atento por sus palabras, y respondió sin problema, no tenía que mentir.

-El ministerio no a decidido que hacer con ella, señora Umbridge, el día de ayer lo usaron para juzgar a quienes la lastimaron y darle el beso del dementor, pero no decidieron que hacer con ella, por lo que aún se quedará en hogwarts- aclaro Harry con voz monótona

Padre JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora