Capitulo 10

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~Memorias~

-si regresaste- susurro la niña con sorpresa palpable

Era un invierno frío, la nieve caía e inundaba las calles, el aire y la vista mostrando la estación congelada que era en esa época del año

Harry no podía quedarse con sus parientes, no lo querían dañando su navidad, por lo que  fue llevado allí, al orfanato, pero no sé quejaba, si no fuera por ello no hubiera conocido a su niña

Había regresado de hogwarts a pesar que juro nunca perderse una navidad allí, pero con lo que estaba pasando no pudo evitar huir, las petrificaciones, sus amigos separándose para no ser objeto de burla, los insultos, los murmullos, no lo soporto

Por eso regreso a Privet Drive para navidad

Sus parientes, cómo suponía, no querían verlo ni en pintura y por ello lo mandaron al orfanato cercano, para que aprendiera a ser agradecido según dijeron, además, las matronas afirmaban ser buenas en corregir niños

Por lo que lo mandaron allí a ayudar y ser corregido, no lo dejaban permanentemente por qué los vecinos hablarían, o él podría hacer alguna "anormalidad" u otra cosa que habían murmurando entre dientes, pero no puso cuidado, lo único que importo fue que pasaría un tiempo en el orfanato "White Warden"

Cuando llegó se comportó como siempre, silencio y obediencia, cómo era antes de hogwarts, cómo era cuando era niño, no miro a los ojos y guardo su curiosidad, mantuvo la cabeza gacha y asintió cuando debió, justo como tenía que ser.

Las matronas no lo acogieron con cariño o amor, cómo era de esperarse, le dijeron que sabían un poco de como era y esperaban que no fuera muy revoltoso, pero como él no era su responsabilidad, se quedaría allí ayudando a limpiar

Él no se quejo, al final de todo era mejor que la casa de sus tíos o las burlas de hogwarts, si, era mejor.

Fue obediente, a penas recibió órdenes no dudo en hacerlo, fue a ayudar como lo habían pedido, ayudo en la cocina, limpio las mesas, pinto la cerca de afuera a pesar del frío, barrio los pasillos, sacudió, y lavo los platos.

Solo era una semana de vacaciones y se la iba a pasar limpiando, pero eso no era horrible, limpiar lo ayudaba a pensar, pensar en lo que estaba pasando, en cómo afrontarlo, en elegir que hacer y eso estaba bien.

Cuando terminaba de limpiar se iba antes del anochecer y regresaba a casa para hacer la cena, luego se encerraba en su habitación a dormir, despertaba al día siguiente, hacia el desayuno y partía de nuevo al orfanato

puede que su familia no lo quisiera allí, pero no perderían la oportunidad de ponerlo a hacer algo, sobre todo si era cocinar.

No lo dirían pero él lo sabía, su tía cocinaba horrible y él no, su comida era muy buena, aunque ellos preferirían morir antes de decirle algo así al fenómeno de la casa

Faltaban dos días para regresar y él no sabía cómo sentiese al respecto, no se sentía triste, definitivamente no, pero tampoco feliz, solo, entumecido, cómo si aceptará lo que sea que viniera por qué no podía hacer nada, así se sentía.

Ese día le pidieron ayudar en la cocina, quitar las arañas del techo y cambiar unas bombillas, pero nada más, por lo que le pidieron que limpiará la habitación abandonada del lado este, junto a los armarios de limpieza y objetos guardados

No sé quejo, era obvio que no lo querían haciendo nada, pero cuando llegó a la habitación había algo mal.

No había que organizar, estaba sacudido y limpio, solo sería barrer un poco y ya, pero de resto la habitación casi desnuda no necesitaba nada más.

Allí fue cuando la conoció, se acercó a la esquina para barrer mientras miraba la abandonada habitación, por eso se asombro al llegar y ver una pequeña niña en una pequeña cama, echa ovillo.

Su pelo largo y largo enredado la cubría como si la protegiera, tenía la cabeza en sus rodillas y se rodeaba con los brazos

Era muy pequeña y delgada; él, temiendo asustarla, soltó la escoba y se acercó a ella.

Está le tenía miedo, era un extraño, pero ¿Por qué? En el almuerzo todos los niños podían verlo ¿Ella no estubo allí? ¿Estaría enferma?

La pequeña al verlo acercarse lento y con una mirada amable salió un poco de su caparazón, era un niño, era obvio que era curiosa.

Levanto un poco la cabeza y corrió un poco de pelo para verlo por la abertura que había hecho, el muchacho tenía gafas y ojos verdes, un pelo negro y una rara cicatriz con forma de rayo, pero se veía amable, se veía bueno, ella acedio.

-Hola, soy Harry- fue lo primero que susurro el muchacho

Ese día, el muchacho no salió de allí hasta el anochecer, después de barrer y recojer el polvo regreso a preguntarle cosas, al ver que no respondía dejo de intentarlo y comenzó a conversar con un tono amable

Acaricio su cabeza y su mano, limpio un poco de suciedad de su cara y se quedó con ella con una actitud amable

Al día siguiente también regreso, se veía algo molesto, pero cambio tan pronto como la vio, exactamente en el mismo lugar, pero está vez solo sentada y más relajada

Esos dos días de navidad fueron los mejores para ambos, fue como encontrar una pieza faltante de algo

Ese día Harry se enamoro de la niña

Paso el resto de segundo año pensando en ella, en darle algo para usar, algún regalo, tal vez alguna flor.

Según las matronas ella no podía salir de allí, habia preguntado, según ellas tenía algo ¿Era una enfermedad? Eso quería creer, pero que ellas hablaban como sus parientes de él

Cómo si fuera un fenómeno que dañaba su mundo de perfección.

No pudo evitar sentir lastima, pero entonces pidió a las matronas permiso para verla, dijo que donde estudiaba habia una señora que enseñaba como mejorar, por eso el era tan obediente.

Ellas notaron que no se comportaba como vandalo escandaloso y pensaron que decía verdad

Él iría todos los días que pudiera a ayudar a la niña a ser normal

Si ella era mágica, entonces no habría mentido, si ella fuera mágica entonces él sabía cómo evitar la magia accidental, como mejorar eso

Dispuesto a ayudarla al terminar el año escolar le dijo a sus tíos que las matronas lo estaban ayudando a entender la importancia de ser normal, ellos,  alegres por qué él podría  perder su anomalidad le permitieron ir

Ahora sabía por qué el sombrero lo quería en Slytherin.

Pero no importaba, lo importante es que podia ayudar a la niña

-Claro que regrese, estaba en el colegio, pero ahora vendré más seguido- respondió el niño

-Gracias por la compañía- susurro la niña, ella también lo había pensado, no estaba mal hablar con él si regresaba, vio su asombro al escucharla hablar, pero poder hablarle era bueno, lo hacía la gente normal

-No hay de que- respondió él

Padre JovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora