28. Decisión

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Bakugou

—¿Estás bien, amor? — pregunto al verlo inquieto.

—Si, solo es que…

—¿Qué pasa?

—No quiero que te enfades ni que te sientas mal.

—¿Por qué lo haría?

—Es que… —juega con sus manos, nervioso.

Acaricio su mejilla. Nos miramos a los ojos. Sonrío.

—Dímelo, ¿Qué ocurre?

—Tus padres… —frunzo el ceño —, están aquí…

¿Qué mierda hacían aquí?

—¿Qué hacen aquí?

—No lo sé. Dicen que tienen todo el derecho de estar aquí por ser tus padres, pero yo les he dicho que no tenían que estar aquí, que se fueran.

Lo miro, sorprendido.

—¿Les has dicho eso de verdad?

Asiente.

—No quería que te hicieran más daño, por eso lo hice, pero no me han hecho caso. Ellos me decían que el que no tendría que estar aquí era yo, pero yo les he recalcado que era tu novio, quien te ama y que no iba a irme de aquí.

No puedo evitar sonreír. ¿Cómo no amarlo si es lo más tierno y perfecto del mundo?

Agarró sus mejillas, atrayéndolo hacia mis labios y besando lo con intensidad

—Te amo. Gracias por hacer eso por mi.

—Pero, no lo he conseguido.

—No importa, lo importante es el gesto. Gracias por cuidarme siempre.

Se sonroja.

—Siempre lo haré.

Vuelvo a besar sus labios. Lo atraigo hacia mi y lo abrazo con fuerza.

Me abraza, escondiendo la cabeza en mi cuello.

En ese momento entra el doctor.

—Veo que estás mucho mejor.

—Si, lo estoy. ¿Cuándo podré irme?

—Voy a comprobarlo ahora mismo.

Se acerca y me revisa.

—¿Y bien?—pregunto cuando ha terminado.

—Por lo que veo estas bien, así que podrías irte ahora mismo.

—¡Genial, gracias doctor!

—No es nada. Nos vemos.

—¿Me ayudas a cambiarme? —lo miro.

Asiente con una sonrisa.

Agarra mi ropa, se acerca a mi y con su ayuda me cambio.

Al terminar agarro su mano y junto a él, salimos de la habitación.

Al salir vemos a su madre y a los míos. Los ignoro y nos acercamos a la peliverde.

—¿Cómo estás, Katsuki? ¿Estás bien? —pregunta preocupada.

—Si, estoy bien, tía Inko. Solo ha sido un golpe.

—Me alegro de que ambos estéis bien. Estaba muy preocupada cuando Izuku me llamó.

—Mama, nosotros tenemos que volver ya a la academia.

—Esta bien. Tened cuidado, ¿vale? — asentimos—. Nos vemos pronto.

Nos despedimos de ella y empezamos a caminar hacia la salida. Nos detenemos cuando nos interrumpen el paso.

Aprieto el agarre en la mano del peliverde. Levantó la cabeza hacia ellos, fulminándolos con la mirada.

—Apartaos de mi camino.— siseo molesto.

—Katsuki…

—No, ni Katsuki ni mierdas. No se que mierda estáis haciendo aquí cuando me dejasteis bien claro que no me queríais en vuestra vida.

—Somos tus padres, tenemos todo el derecho de…

—No, ni sois mis padres ni tenéis ningún derecho. Dejasteis de serlo en el momento en el que insultasteis a mi novio. Puedo tolerar muchas cosas, que os metáis conmigo, que me pegueis, pero lo que no voy a soportar es que insultéis a la persona que más amo en este mundo, no lo voy a permitir.

Izuku me mira con una gran sonrisa y con sus ojos llenos de lágrimas.

—Así que más os vale dejarme en paz, porque yo pase página en cuanto puse un pie fuera de esa casa.

Seguido de eso tire de la mano del peliverde y salimos del hospital.

—¿Estas bien, Kacch…?

No lo dejo terminar. Me acerco a él, rodeándolo con mis brazos y atrayéndolo hacia mi, en un fuerte abrazo.

—Kacchan… —murmura sobre mí cuello, abrazándome con fuerza.

—Gracias por estar aquí conmigo.

—Siempre estaré contigo, para apoyarte y amarte.

—Te amo.

—Y yo a ti, Kacchan.

Después de eso volvimos a la academia. Al llegar todos nos abordaron con preguntas debido a nuestro retraso y la venda en mi frente.

—¿Qué ha pasado?

—¿Estáis bien?

—¿Qué te ha pasado en la frente, Bakugou?

—¡Tranquilizaos todos! — grita Deku, haciendo que se callen. —Entiendo vuestra preocupación, pero ahora mismo Kacchan tiene que descansar, mañana responderá las preguntas que queráis, pero ahora dejadlo descansar.

Deku tira de mi mano, dirigiéndonos a nuestra habitación.

Nada más entrar agarró sus mejillas, besándolo con ternura. Lo amaba con todo mi corazón, era el novio más perfecto del mundo. Quería estar el resto de mi vida a su lado.

–¿Por qué eres tan perfecto? ¿Sabes lo que has provocado en mi con esas palabras? Has hecho que mi amor por ti crezca aún más— sonrío —. Gracias por cuidar de mí — dejo un tierno beso sobre su mejilla.

Se sonroja. Se acurruca en mi pecho.

—Siempre te cuidaré.

Lo sujeto entre mis brazos, acercándonos a la cama y tumbándonos en ella. Lo beso, fundiéndonos en nuestra burbuja de amor y pasión.

Acaricio su mejilla, mirándolo dormir. Verlo así, tranquilo y durmiendo, me llenaba el corazón de calidez. Una idea me llega a la mente y no puedo evitar sonreír al imaginarlo.

Si, definitivamente sería algo hermoso.

Con ese pensamiento y con una gran sonrisa me quedo dormido entre los brazos de la persona a la que pertenecía mi corazón.

Miradas indiscretas {Bakudeku} (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora