CAPÍTULO 7

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Xena:

Me despierto con un dolor de cabeza terrible y no recordando nada de lo qué pasó ayer, espero no haberme casado, como la película de ¿Qué pasó ayer?.

Eso realmente seria un como tener un grano en el culo.

Tato de moverme pero me doy cuenta que estoy abrazando la espalda del hombre.

Mierda ayer fue un día fatal, nunca me quedo después del acto y peor abrazo a las personas que apenas conozco.

Levantó despacio sin ganas de levantarlo, salgo de la cama. Me dirigo a una puerta que supongo es el baño, siento que he dormido una eternidad, hago mis necesidades y lavo mi boca con mis dedos, odio el sabor que queda en la boca al despertarse.

Al salir del baño veo que recién está amaneciendo, por la única ventana que está medio abierta o debe decir del ventanal.

Esta casa es grande, solo con ver el cuarto puedo notarlo.

<el dueño también lo es, y no hablo de el, si no del amigo que tiene colgado> habla por primera vez en el día una de mis conciencias

Ignoro a mi hermosa conciencia y trato de buscar mi vestido por algún lugar de la habitación, para poder ir a mi casa.

Comienzo a hacer memoria de lo que pasó ayer y la madrugada de hoy. Mierda lo único que recuerdo es cuando me subí al auto de este hombre y claramente lo qué pasó antes de subirme al auto.

Que solo de recordarme me moja las bragas. <no tienes unas puestas>

No cargó unas, me recuerda mi conciencia, y a su vez tomo en cuenta que no tengo puesta mi ropa, si no, una ropa de hombre. Para ser exacta una pijamada de hombre la cual me queda ancha y larga.

Miro debajo de la cama para ver si encuentro algo, supongo que no hicimos más ayer, ya que al parecer llegué rendida y luego procedí a desmayarme <nos perdimos la acción>. Alguien me levanta y me acerca a su pecho desnudo.

–  Te encuentras mejor, te lo puedo explicar todo.

– Explicarme que. –cuestione, mirándolo a los ojos.

Frunce el ceño, abre la boca para hablar pero después la cierra.

– Explicarme que? –vuelvo a cuestionar.

– No recuerdas nada.

– No solo hasta que me subí a tu auto.

Suspira aliviado, me abraza, trato de zafarme, pero no lo logró.

– Me hiciste preocupar, te descompensaste y no sabia que hacer, realmente me preocupe.

Se a lo que se refiere, por traumas en mi pasado, al recibir una emoción grande siempre me pasa, por lo general lo arreglo yo misma, y no preocupar a nadie con esto, no quiero parecer débil ante ellos. 

<no somos débiles>

Pero no entiendo porque se preocupa, recién nos conocimos hace un par de horas.

–Gracias. –susurro, no me gusta que me cuiden pero realmente se lo agradesco, ademas no soy una malagradecida.

– Te duele la cabeza. –no me deja responder, me suelta y me pasa un vaso de agua con una pastilla.– Tomatela te hará sentir mejor.

La acepto porque no aguanto mucho el dolor de cabeza, pero aun me pregunto cuál fue el detonante que me hizo descompensarme.

– No deberías preocuparte mucho conmigo, tal vez me enamoro de ti y puedo ser muy odiosa de novia. –juego con él.

DANILOVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora