CAPÍTULO 8

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Xena Danilov Adler:

Realmente siento que podría correrme antes de que este hombre haga algo más.

Y estoy segura que lo que hagamos hoy no lo olvidaré, así como lo que hicimos en el auto al salir del club.

— Te daré tan fuerte que sólo podrás gritar una sola caso.

— ¿Que cosa? —trato de desafiarlo.

– Mi nombre. Quiero que me llames por mi nombre, mientras te hago mia.

Hasta ahora tomó en cuenta que no se, su nombre. O si lo olvide, estoy segura que nunca me lo dijo y nunca se lo pregunté.

–No recuerdo tu nombre. –le digo, para disimular que no lo se.

– Mi nombre es Massimo. –dice en mi oído–Recuerda el nombre de quien te va a estar follando durante todo el día.

Muerde el lóbulo de mi oreja, mientras me acuesta en la cama.

— Abre las piernas.

Hago caso,  mientras él presiona su erección en mi estómago, me beso y comienzo a acariciar su pecho, fuerte y musculoso.

Agarra mis rodillas para abrir más mis piernas, dirige su erección y la pone en la entrada de mi vagina. No la mete, comienza a hacer círculos en mis labios vaginales, sin presionar haciendo que me moje a chorros.

— ¿Tan ansiosa? —sisea al notar lo mojada que estoy.

Sus manos van a mi cintura.

— No te preocupes lo solucionaré.

Besa mi cuello, cuando siento que mete la cabeza de su polla, vuelve hacer círculos con ella, dejándome con más ganas. Siento que chorreó más.

— Métela ya, estoy lista. —le digo ansiosa.

— Tranquila, amore mio.

Sigue haciendo círculos, ¡ESTA JUGANDO CONMIGO!, menudo cabron.

Cuando iba a refutar, Massimo habla.

– Ahora metere, lo que tanto quieres.

Antes de terminar a la oración, sentí que metió más su polla en mi exterior, jadeó con fuerza al sentir como me está llenando.

— Eso es trágatelo de poco a poco.

Sacó un pequeño grito de satisfacción. Esto es bueno, realmente me siento bien, con el adentro mío.

— Por favor, comienza a moverte. —le exijo.

— Aún no está toda dentro. —gruñe— Falta aún. Mucho Xena.

— ¡Dios! —pensé que ya la había metido toda.

— No subestimes mis dotes. —habla como si hubiera leído mi mente.

— No lo hago, pero muévete. —miento si lo hice, dude y pensé que ya estaba toda.

— Lo se amore, pero no quiero hacerte daño, por ahora. —esto último lo dice con todo de burla.

Al terminar de hablar, de una estocada mete toda su polla en mi interior, haciéndome jadear con fuerza, realmente me siento llena. Realmente me va a partir, animal este. <pero tú le dijiste que la metiera rápido> habla mi conciencia malvada y lujuriosa.

— Es realmente grande.

Sus movimientos constantes parecen atravesarme el vientre. A pesar de que son movimientos lentos.

DANILOVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora