Capítulo 4: Doce segundos

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La poción está lista.

Hay tantas cosas que pueden salir mal una vez la beba que Atria prefiere no pensar en ello. De verdad, prefiere no hacerlo, pero no ha dejado de hacerlo.

Durante el primer partido que jugó con las Arpías de Holyhead la cagó varias veces porque no dejaba de pensar en la poción. Y si bien acabaron ganando, no fue gracias a ella porque fue un desastre. De cada cinco jugadas solo era capaz de hacer bien una y todos sus pases iban con una fuerza demasiado sobrehumana.

Así que al final ha acabado aceptando esa baja del equipo para poder tomar la poción. Si sale mal lo más probable es que acabe en San Mungo y no la dejen salir de la cuarta planta. No sabe muy bien que pasó en San Mungo cuando estuvo ingresada en diciembre, pero está claro que no lo pasó bien porque en su diario no hay nada de información sobre eso. Y no tener información significa no tener memoria.

Que irónico es que lo que más quiera ahora es tener memoria y lo que la llevó a esto fuera no querer tenerla.

Remueve de nuevo la poción en el vaso que se ha servido y mira a su micropuff. John está entrenado, o al menos han estado practicando. Ha preparado distintas pociones para dormir y le ha enseñado que, cuando suene el temporizador, tiene que echarle unas gotas de otra poción para despertarla. Lo hace bien dos de cada cinco veces, lo cual Atria lo considera todo un éxito porque llevan menos de una semana practicando.

La idea que tenía era probar la poción y, si todo iba bien durante el mes, ir como si nada al aniversario de la Batalla de Hogwarts. Si salía mal todos echarían la culpa a dicho aniversario y nadie sospecharía nada, se las apañaría para acabar saliendo de San Mungo. O es lo que quiere pensar, pero no está nada segura.

Suspira fuertemente y John se asusta tanto con el ruido que se cae de su pequeña silla hecha a medida.

—Perdona, pequeñín —le murmura y el pequeño rueda hasta ella para que le coja—. Todo va a salir bien, ¿a qué sí?

Los ruidos que hace el micropuff la confortan y por eso le deja de nuevo en su silla y coge el vaso con decisión.

Si sale bien, cuando vaya a Hogwarts dentro de un mes podrá ver a la persona que vive en la tumba de Fred.

Si sale mal no podrá despertarse y estará atrapada en el limbo o algo así.

En realidad no tiene muy claro que pasará si sale mal porque, resulta que, si sale mal, no sueles poder poner la experiencia por escrito, pero tiene algunas ideas.

—Vale, vamos a ello, con lo que me voy a tomar solo valdrá para unas horas —murmura y cierra los ojos antes de llevarse el vaso a los labios.

El sabor es una mezcla de olores imposible de describir, pero si lo intentara diría que sabe a frío. A frío, a muerte, a desesperación, a soledad. Sabe como una puñalada en el estómago que sabes que va a matarte antes de que puedan ayudarte. Tiene el sabor de un reencuentro con sus padres mucho antes de que le llegue la hora.

Atria Potter deja de respirar durante, aproximadamente, doce segundos que podrían equivaler a los doce meses que lleva sin Fred.

Pasan doce segundos que, en la mente de Atria, son como doce meses.

Doce meses en los que siente perfectamente como da un año de su vida a cambio de doce horas con un fantasma y solo en el caso de que la poción y los hechizos posteriores funcionen bien.

Es un precio excesivo si lo miras bien, pero para alguien que no tiene nada que perder y solo puede ganar dar un año de su vida no es nada cuando ya lo ha perdido todo.

Cuando vuelve a abrir los ojos también coge una bocanada de aire y se sienta rápidamente, tirando al suelo a su micropuff que da un pequeño grito mientras que está volando por los aires.

[3.5] Talking to his memory [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora