Frozen in Thin Ice || Winx Club

7. Persiguiendo la Verdad

Para alguien que nunca había visto a los muertos, el retiro del cuerpo de Delphine del dormitorio fue una de las escenas inusuales para los ojos de Bloom.

Es curioso cómo incluso la inmortalidad tenía sus límites. Un inmortal podría matar a otro si tuviera la intención de hacerlo. El suicidio también era una opción para acabar con esa llamada eternidad. Bloom no sintió nada cuando su compañera de clase fue transportada mágicamente por el aire. No había sangre a su alrededor, tal vez la había antes de que los profesores la limpiaran –con magia por supuesto- pero los ojos de Delphine estaban muy abiertos, asustada.

—No hay nada que ver aquí. ¡Vayan a sus habitaciones!

La voz amenazadora de la señorita Griselda no fue suficiente para ahuyentar a las curiosas hadas y la mujer les enseñó la salida lanzando una onda sonora ensordecedora.

—¡Ay, joder! ¡No puedo escuchar nada!

—¡Yo tampoco!

Las Winx se aguantaron el zumbido en los oídos mientras se dirigían a sus dormitorios. El timbre se hacía más fuerte cada segundo en lugar de desaparecer y tuvieron que gritar para hacer oír sus voces. Después de casi media hora, el molesto zumbido desapareció, pero a las chicas todavía les dolían los oídos.

Bloom golpeó el interior de su oído con la punta de su dedo meñique, alejando el último dolor.

Le dolía el corazón. Nunca hubiera pensado que sentiría pena por una chica que apenas conocía, que incluso la humilló e insultó públicamente. La tristeza dio paso a la curiosidad y la duda. Porque Delphine no murió, fue asesinada.

¿Por qué alguien querría matar a un hada aficionada que solo estaba en su primer año?

¿Qué podría haber hecho tan mal como para que alguien la matara?

Como si no hubiera suficientes preguntas, ahora tenía un nuevo misterio que creía que tenía que resolver.

Delphine había sido asesinada, eso significaba que un asesino podría haber estado todavía en el castillo, ninguna de ellas estaría a salvo de ahora en adelante.

—Stella, ¿puedo entrar?

—Por supuesto.

Bloom encontró a Stella paseando por su enorme habitación.

Stella no se sentó cuando entró Bloom, sino que aceleró el paso, sin mirar a pelirroja mientras se sentaba suavemente en su desordenada cama. El sarcasmo habitual del hada del sol y la luna, el comportamiento juguetón y el rostro sonriente fueron reemplazados por la sospecha y el miedo.

—¿Puedes creerlo? Es la primera vez que alguien es asesinado aquí.

La voz temblorosa de Stella hizo evidente su miedo.

—¿Crees que el asesino sigue aquí?

Stella sacudió la cabeza hacia los lados como si quisiera borrar esta horrible posibilidad.

—No quiero pensar en eso.

Pero si la asesinan, eso significa que el asesino podría estar entre nosotros.

—No creo que ningún hada sea capaz de quitar vidas.

Bloom involuntariamente apretó la manta. Porque lo que Stella quería decir era que alguien que no debería haber estado en Alfea apareció y le quitó la vida a Delphine.

—¿Hechiceras?

—Ajá.

—¿Cómo puede una hechicera venir aquí desapercibida?