24-En La Boca Del Lobo

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Mi nuevo nombre es Carla, soy una chica portuguesa que tiene a su madre con cáncer y necesita mucho dinero para pagar el tratamiento, su padre murió cuando era joven y tengo un hermano pequeño.
Me leí la historia unos veinte veces hasta aprendermela por completo, no se de donde Sabina sacó tanta imaginación, espero sea de utilidad.

Me tomé unos calmantes para estar más relajada y no decir una tontería que me pueda delatar, hasta ahora he conversado con Guzmán se ve agradable, me lleva por un camino lejos de la ciudad hasta llegar a una casa bastante grande.

Indica que me va a revisar, pasa sus manos por mi cuerpo viendo si tengo algo, sudo frío recordando ese momento doloroso, apreto mis dientes hasta que ya se aleja.

-Tu debes ser Carla.- me analiza un señor de unos cuarenta años.

-Así es señor.

-Me encanta que los Damnatus nos envíen buena mercadería.- mira mi trasero.

Que viejo más asqueroso.

-Estoy a su servicio.

-Llevala a su cuarto y muestrale todo lo que va a hacer, mañana empieza.- le ordena a una chica.

Pobre muchacha por lo menos debe tener unos 18 años se ve demasiado joven, su rostro se ve cansado y angustiado, mantiene todo el rato su vista baja casi mirando el piso.

Dejo mi maleta encima de la cama, todo indica que la habitación la voy a compartir con ella, es muy pequeña a penas cabe la cama y queda espacio para poner la ropa.

Observo que se queda dormida, salgo en busca de pistas de mi ojitos de cielo.

El lugar es súper grande así como cuando muestran en las películas las haciendas, me llegó la noche buscando pero no hay rastro.

La chica está acostada en un rincón de la cama, logro escuchar sus sollozos.

-Estás bien?.- me gano en mi lado de la cama, tapa su rostro.- Se que no me conoces pero puedes confiar en mi, te puedo ayudar.

-No creo que puedas ayudar a que dejen de violarme cada día sujetos diferentes.

Oh mierda, no puedo llegar a pensar en todo lo que sufre.

-Lo siento mucho.

-No lo sientas, tu no tienes la culpa de que no tenga dinero y tenga que estar metida en este infierno sin fin.

-De hace cuanto que estas acá?.

-Mi madre me vendió a los catorce, ya llevo tres años aquí y aun lloro cada maldita noche, debes creer que soy una idiota.

-Claro que no, dios santo, te puedo abrazar?.- suspiro procesando semejante cosa.

Asiente llorando aun más, la abrazo con todas mis fuerzas mientras acaricio su espalda.

-Nunca nadie me había consolado.

-Alguna vez has intentado huir de aquí?.

-Ni siquiera lo he pensado cada chica que lo intenta se muere, esto está lleno de cámaras y de hombres armados hasta los dientes.- se aparta.- Como es que estás aquí.

-Tengo mi madre enferma y necesito mucho dinero.

-El dinero desde ahora no le va a faltar pero tu estas condenada, lo siento que una chica como tu está en esto, se ve que eres diferente al resto.- da una palmada en mi hombro.- Mejor duerme que mañana será otro día de mierda.

Salir de un secuestro para entrar a otro por amor es lo peor, soy tan especial que no me logro entender.

**

Suena la alarma, salgo en busca de la ducha que está algo lejos de las habitaciones, casi grito al sentir que el agua es muy fría, lo hago lo más rápido posible y me pongo la ropa que dejaron para mi, es muy provocadora, no me gusta para nada. Nos llevan hasta la cocina donde nos dan un vaso de leche para el desayuno, somos seis chicas y todas tienen el mismo rostro de cansancio, con los ojos hinchados.
Llegan dos chicos altos, todo indica que son hermanos se parecen demasiado, hacen que nos pongamos en fila.

-Tu y tu.- me elije a mi y la muchacha que duerme conmigo.- Vendrán conmigo esta noche, el resto se va con Juan, entendido?.

-Si señor.- proclaman las chicas agachando la cabeza.

Esto parece un regimiento, necesito que la chica me cuente todo lo que sabe. Se sorprende al ver que la tomo del brazo haciendo que me siga, nos ganamos detrás de una casa vieja.

-Estás loca, las cámaras nos deben estar viendo.- intenta volver.

-Es un punto ciego, anoche pude apreciar todos los que hay, si me ayudas te los digo todos.- me siento en el pasto.

Bufa cansada ganándose a mi lado.

-Que quieres?.- se cruza de brazos.

-Como te llamas?.

-Soy Antonella, ve al grano que me debo preparar mentalmente para esta puta noche.

-Que tiene de mala esta noche?.

-Nos llevan a una fiesta y nos encadenan contra las paredes para que hijos de perra nos violen.- lloriquea.

-Tiene que ser una broma.- pongo la mano en mi pecho.

-Mira a tu alrededor, aquí solo hay violencia, drogas y muerte, ahora déjame que me voy a meter unas rayas de coca para no sentir nada.- se levanta y se va.

Golpeo el piso con todas mi ganas hasta que ya sangran mis nudillos, me sobresalto al oír unas voces que se acercan, corro y me escondo detrás de unos arbustos, traen a un hombre atado de manos, lo amarran contra un poste sin que se pueda mover, echan unos ratones en una caja y se la ponen contra su cuerpo, oh mierda que no sea lo que estoy pensando, le prenden fuego haciendo que estos tengan que hacer hoyos por su piel, son maniáticos, es una de las torturas más crueles, tapo mis oídos intentando no escuchar los gritos desgarradores del pobre hombre.

Están así por unos minutos hasta que ya cae desplomado, casi vomito al ver su cuerpo todo mal herido.

-El idiota aun vive.- le toman el pulso.

-Llevatelo con los demás prisioneros a la bodega, déjalo que muera solo.- se fuma un cigarrillo.

Prisioneros?, eso me da una señal, no me atrevo ni a pensar lo que me van a hacer si me descubren, estoy en la boca del lobo, pobre de mi ojitos de cielo cuanto debe estar sufriendo a manos de estos mal paridos.

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Una tortura a la vieja usanza!!

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