Samuel no entendía qué ocurría.
Todo estaba pasando demasiado rápido para su gusto.
Habían sido convocados a una reunión con sus familias, esta se trataba de una tertulia de carácter urgente y sin opción de moverla, por lo que tendrían que asistir si o si, aunque no les gustase la idea para nada.
Tanto Sam como Rubén traían un nerviosismo dentro de sus cuerpos que no podían omitir, dado que el tono usado por sus padres les había llamado la atención, haciéndoles pensar que, quizás, los descubrieron con sus mentiras.
Rubén se encontraba caminando en círculos mientras se mordía las uñas, parecía que estaba debatiendo en su cabeza sobre qué hacer en ese momento.
—No saques conclusiones apresuradas Rub, no sabemos porque estamos aquí, y sea lo que sea, estamos juntos en esto –
Las palabras del azabache no hicieron más que poner al castaño aún más inquieto.
Samuel estaba igual de nervioso, ansioso, pero parecía calmado en el exterior para poder proporcionarle a Rubén un poco de tranquilidad y demostrarle que todo estaría perfectamente.
Aunque sabía muy bien que si se daba el caso de que sus padres se habían enterado, poco y nada podrían hacer.
Rubén tenía claro que el chico de cabello oscuro estaría a su lado, pero sabía de lo que era capaz su padre, se lo había hecho entender en más de una ocasión, y temía, no por su vida, sino por lo que sería de esta sin aquel hombre a su lado.
—Mejor no digas nada Sam, no estas ayudando –
Ambos se quedaron en silencio, visualizando el problema que quizás se les venía encima, sin poder dimensionar el resultado de lo que se avecinaba.
Se encontraban en uno de los tantos salones de la casa del archiduque, el padre de Rubén.
El lugar era exelso, una de estas habitaciones con techos altos y grandes ventanales que se erguían desde casi el piso del lugar hasta unos 5 centímetros más debajo de las vigas que soportaban el tejado de la casona.
Rubén dijo que aquella habitación se usaba para juntas con personas importantes o también como centro informativo de sus empleados, por lo que no estaba seguro de que hacían en ese sitio, y cada vez les daban más impresiones de que de aquella habitación no saldrían bien parados.
Lo último que esperaban era que sus padres aparecieran con dos muchachas, elegantemente vestidas y sonrojadas por conocer a los chicos.
Claramente eran de la alta alcurnia de la ciudad, haciendo que tanto Rubén como Samuel se sorprendieran con tener la visita de las dos chicas dentro de la casona.
—Les presentamos a Neus y Kira, ellas serán sus futuras esposas –
Al escuchar aquellas palabras salir de la boca de su padre, Samuel no pudo evitar que le hirviera la sangre.
Aquel viejo hacía aquello a propósito, no tenía duda alguna.
Ambos acostumbraban a que sus familias les impusieran todo lo que debían hacer, desde cómo comportarse, hasta con quienes relacionarse, a hablar correctamente y que decir.
Todo era impuesto, pre escrito y pactado por sus padres, sin importar su opinión al respecto de cualquier situación.
Habían estado con las chicas un par de horas, conversando, hablando junto a sus padres sobre cuáles eran sus gustos, que les llamaba la atención de un hombre y cosas por el estilo.
—Francamente estoy algo nerviosa, he esperado este momento por mucho tiempo –
Neus era una chica bastante agradable, era tímida y un tanto reservada, pero no podía evitar que sus mejillas se sonrojasen cuando daba un atisbo de reojo a Rubén.
Samuel tenía aquella mirada puesta en la chica, ese tipo de inspección, el cual, si pudiera matarte, ya estarías 5 metros bajo tierra.
Habían pasado una tarde agradable, bueno, a ojos de sus padres, que era lo que más les importaba.
Por eso a Rubén no le calzaba la actitud que estaba mostrando el azabache en esos momentos, puesto que, aunque fuera el que, principalmente guardase la compostura entre los dos, esa noche se veía anormalmente alterado.
—¿Puedes tranquilizarte Sam? –
—¿Cómo quieres que me calme Rubén? –
El azabache estaba perdiendo los estribos poco a poco, dando vueltas en círculos alrededor del árbol donde siempre se encontraban mientras el castaño lo observaba un tanto preocupado, puesto que era la primera vez que lo veía de esa manera.
Para Rubén tampoco era algo que le hiciera especialmente gracia, pero, al menos no habían descubierto lo de ellos, y eso lo mantenía en una calma que ni él se explicaba.
Quizás era porque no era lo peor que les podía ocurrir.
—Me alegra que las cosas no hayan salido tan mal –
—¿De qué hablas? – preguntó Samuel observando al chico - Rubén ¿No te das cuenta de que nos van a separar con esto?
No es que el castaño no lo supiera, tampoco significaba que aquello no rondase por su cabeza desde la tarde, pero no podían hacer mucho más.
—Lo entiendo Sam, sin embargo, estamos atados de manos – explicó el castaño acercándose a Samuel.
Rubén tomó al mayor por las mejillas y le sonrió mientras pasaba calmoso sus pulgares por aquella zona, logrando que el azabache se calmase lenta y apaciguadamente.
Para Samuel se sentía casi increíble que con solo un roce de la piel de Rubén contra la suya lograba calmarlo, por mucho que este se estuviera volviendo loco.
Le daban la serenidad y la paz que siempre le faltaba.
—Lo sé, eso es lo que me tiene mal –
Samuel se sentó en sobre la hierba mientras apoyaba su espalda en el tronco de ese lindo árbol que en más de una ocasión les había cobijado.
Rubén, por su parte, ganaba un lugar a su lado mientras lo observaba profundamente, tomando sus manos para darle un tanto de contención en aquel momento.
Los ojos de Samuel lo observaban penetrante, demostrándose vulnerable por primera vez, un sentimiento que Rubén jamás había sentido por parte del azabache.
Por eso no le sorprendió cuando Samuel dijo aquellas palabras.
—Vámonos, juntos –
Se lo veía venir desde el momento en que lo vio desfogar sus sentimientos en el claro.
Rubén sabía que uno de los mayores miedos del azabache era específicamente que los separasen a ambos.
Por eso aquellas palabras quedaron en el subconsciente de Rubén durante toda esa noche y los días que le siguieron.
Escapar, dejar su vida atrás para irse junto a Samuel no era algo que le aterrara o le causara miedo, pero si había muchos pros y contras con aquel plan ideado por el azabache, y al existir un abanico de posibilidades, necesitaba analizar todos los puntos antes de dar una respuesta correcta.
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Second Life // Rubegetta
FanfictionComisión de Ary • Espero que te guste mucho como resultó todo