¡ tres !

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Hyunjin elevó la vista, apartándola de su libro para encontrarse con un par de ojos que lo miraban a través de unos anteojos con emoción desde hace ya un rato.

Suspiró sonoramente y cerró el libro, dejándolo a un lado. Creyó que, si lo ignoraba lo suficiente, se iría, pero vaya que ese chico era persistente.

— ¿Necesitas ayuda en algo? —otra vez la misma pregunta, sabía la respuesta, pero era parte de su trabajo hacerla—Has estado ahí desde hace al menos diez minutos.

— ¿Entonces sí me has prestado atención? —su sonrisa se ensanchó, dejando a la vista sus dientes.

— Sólo dime en qué te ayudo —suspiró, recargando su mentón sobre la palma de su mano, luciendo aburrido.

— Vamos por un elote.

— ¿Un elote? —enarcó una ceja, y Jeongin asintió— Estoy trabajando —se negó.

— Siempre respondes eso —hizo un puchero, inclinándose más sobre el escritorio—. Vamos por un elote cuando termines, si te invito es para que vayamos cuando termines, ¿qué dices? —su mirada brilló de nuevo.

Hyunjin se alejó y se acomodó sobre el respaldo de su silla con sus brazos cruzados.— Jeongin.

— ¡Recuerdas mi nombre! —exclamó, obteniendo las miradas molestas de los presentes dentro de la biblioteca.

— ¡Shh! —detuvo sus saltitos de emoción agarrando su muñeca, causando que el menor se sonrojara por el tacto. Lo soltó rápidamente y aclaró su garganta— Estaré ocupado luego de trabajar, así que no, no podemos ir por ese elote —no tenía nada que hacer, pero tampoco quería aceptar la salida.

— Pero, Hyunjin —hizo su mejor cara de tristeza, creyendo que así convencería al pelinegro, pero seguía viéndolo con seriedad sin intención alguna de ceder.

El mayor abrió de nuevo el libro que estaba leyendo y volvió a ignorarlo, dejándolo ahí, olvidado e ignorado.

Jeongin hizo un puchero, suspiró rendido y asintió, alejándose del mostrador para tomar el mismo libro de siempre para entretenerse al menos en eso, de todas formas, le gustaba leer.

¡ ☁︎ !

Hyunjin se mantuvo en constante movimiento ese día, Jisung le ayudaba mayormente con la tarea de ordenar los libros que las personas dejaban sobre su escritorio o sobre las mesas, mientras que él se encargaba de registrar en la computadora información sobre éstos.

Luego de un buen rato, al fin terminó de digitar la información necesaria de los libros que tenía pendientes, restregó sus ojos con cansancio y suspiró sonoramente, vió el reloj en su muñeca y sonrió aliviado al notar que estaba a unos cuantos minutos de cerrar la biblioteca. Empezó a recoger sus cosas para guardarlas, escuchando a las últimas personas que iban saliendo, ya sólo debía apagar las luces y cerrar con llave.

— Ya me voy —avisó Jisung mientras acomodaba la correa de la mochila sobre su hombro.

— Nos vemos mañana —se despidió sin verlo, concentrado en arreglar su escritorio sin prestar demasiada atención a su alrededor.

— No vayas a irte sin despertar a Jeongin —dijo de manera divertida, soltando una corta risa al ver la expresión confusa en su rostro.

— ¿De qué hablas?

— Jeongin está en las mesas del fondo, me dijo que si se quedaba dormido te dijera a ti, y pues acabo de notar que esta ahí —se encogió de hombros, dirigiéndose hacia la puerta.

── the library !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora