¡ diecisiete !

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Las cosas se habían puesto un poco tensas entre Jeongin y Hyunjin, y en esa ocasión el mayor realmente no tenía la culpa.

A pesar de no ser el causante del daño, se sentía con la responsabilidad de pedirle disculpas, sólo que no sabía cómo hacerlo, se sentía un tanto nervioso al respecto.

Mordió la goma de su lápiz mientras observaba hacia la puerta cada cierto tiempo, ya era el segundo día en el que Jeongin no se aparecía por la biblioteca, tampoco respondía sus mensajes, ya sólo tenía como última opción ir directamente a su casa para hablar con él y aclarar todos los malos entendidos.

El día pasó con total calma, Hyunjin se decidió por preguntarle a Jisung sobre la dirección de Jeongin, la cual le proporcionó sin mucho problema, y sólo esperaba que Yang al menos lo escuchara y así poder llevar de nuevo su rutina en la que se veían a diario en la biblioteca, pasando un buen momento sin necesidad de hablar, simplemente disfrutando de su compañía.

— ¿Crees que Jeongin sí quiera recibirme cuando vaya a su casa? —preguntó por tercera vez, nervioso. Nunca había hecho algo como eso, pero no quería sólo dejarlo así, el desastre de sus amigos debía de solucionarlo.

Jisung rodó los ojos y asintió, terminando de ordenar las últimas mesas.— A menos que te encuentres con Minho y no te deje entrar —comentó.

— No digas eso, lo que menos quiero es tener que discutir con él —bufó, dejándose caer sobre su silla, tapando su rostro con su antebrazo con cansancio.

— Para tu buena suerte, Minho viene en camino, saldré con él, así que tienes pase libre a la casa de los Yang.

Hyunjin apartó su brazo y sonrió, sintiéndose esperanzado. Terminó de arreglar su escritorio y, cuando todo se encontraba en orden, la campana de entrada sonó.

— Vámonos, Sunggie —dijo Minho al entrar, ignorando completamente a Hyunjin, quien de seguro lo miraba con disgusto.

— ¿No puedes esperar afuera? Acabamos de hacer limpieza y- —se detuvo, dándose cuenta de que, detrás de Minho, Jeongin se encontraba en total silencio, viendo directamente hacia sus pies— Jeongin... —hizo amago de acercarse, pero Lee le dió una dura mirada, causando que se detuviera de golpe.

— No viene aquí a verte, sólo vinimos por Jisung —explicó, viéndolo con molestia.

— Sabes, Jeongin tambien puede hablar, no es necesario que me digas a qué viene o a qué no —estrechó los ojos, viéndolo con un evidente ceño fruncido.

— Sólo vámonos —dijo al fin en voz baja el rubio, jalando con incomodidad la camisa de su mejor amigo.

Había estado evitando a Hyunjin, algunas inseguridades en cuanto a él mismo aparecieron y ahora sólo podía sentir vergüenza. Los amigos de Hwang tal vez tenían un poco de razón, y ahora no sabía cómo olvidarlo o pasarlo por alto; todavía le gustaba mucho el pelinegro, sólo que ahora no sabía cómo debía acercarse sin parecer un tonto.

— Nos vemos mañana —Jisung se despidió un poco incómodo de Hyunjin, agitando su mano, yendo hacia la puerta con Minho a su lado y Jeongin tras ellos.

— Innie... deja de ignorarme —volvió a hablar, su voz escuchándose cada vez mas apagada, importándole poco que Minho y Jisung tuvieran que escucharlo de esa forma—. Mis amigos se fueron, no volverán a molestarte, lo prometo.

— E-está bien —asintió sin apartar la mirada—. No hiciste nada malo.

— Entonces hablemos, vamos por algo de comer, lo que tú quieras, yo invito —sonrió débilmente.

Minho suspiró sonoramente y negó con la cabeza; conociendo a su mejor amigo, aceptaría.

— Yo no... no sé, es que-

— Nini, deja a este idiota, ¿está bien? Si no quieres ir con él, sólo dile que no y ya, de todas formas íbamos a ir a la feria, te prometí un algodón de azúcar.

— ¡Deja de meterte! —Hyunjin exclamó, desesperado por tener que lidiar con el pelimorado, ¿quién se creía de todas formas?— Necesito hablar con él y ese no es tu problema.

— Dejemos que hablen, es cosa de ellos, no tuya —Han le susurró, tomando su mano para empezar a caminar, pero Minho se soltó.

— ¿No es mi problema? —rió con sarcasmo— Jeongin nunca se había sentido tan mal por alguien, así que felicidades, eres el primero.

— Minho... —Yang trató de intervenir, sólo quería irse y disfrutar con sus amigos, no necesitaba más problemas.

— Tú y tus odiosos amigos arruinaron algo que él trato de mantener por mucho tiempo a pesar de las cosas que tiene que escuchar de los demás, ¿no crees que hicieron suficiente? Jeongin no necesita a un chico como tú.

— ¿Cómo yo? ¿Exactamente cómo es eso?

— Idiotas, del tipo de superficiales que sólo buscan dañar a los demás sin importar qué con tal de tener algo de qué reírse.

Hyunjin ardía en furia, no estaba pensando con claridad, sólo quería responder a todo con lo que estaba siendo atacado, llevándolo a decir una muy pésima respuesta de la que se arrepintió demasiado rápido.

— Así como tú que sólo sales con Jisung porque fue una apuesta con tus amigos, ¿a eso te refieres con lo de tener algo de qué reírse? Eres el menos indicado, Minho.

Jeongin miró con expresión confundida a su mejor amigo, ¿de qué estaba hablando? Minho nunca sería capaz de eso, lo conocía muy bien.

Jisung no podía creer que realmente se lo dijera frente a otras personas, ¿cómo se le pudo salir algo así?

— Tú... tú sólo cállate, Hwang.

Lee vió a Jisung, quien se mantuvo mirando hacia el suelo, trató de formular una excusa que sonara creíble, pero nada salía, sumergiéndose en un abrumador silencio que estaba empezando a sofocarlos a todos con el montón de dudas al respecto.

— Perdón... sólo lo dije y... y no lo pensé —Hyunjin se disculpó de inmediato, mas no obtuvo una buena respuesta de nadie.

Han sólo negó con la cabeza, viéndolo, y salió rápidamente de la biblioteca sin decir nada.

— ¿Es eso cierto, Honnie? —Jeongin le preguntó, preocupado y con un leve dolor en el pecho, su mejor amigo no podía ser así— ¿De verdad hiciste algo como eso? ¿A Jisung?

— Nini... te veo en casa, ¿está bien? Hablaremos luego de esto —fue lo único que dijo antes de salir tras el castaño con desesperación.

Hyunjin sabía que lo había arruinado en grande, porque si antes no habían motivos para ser odiado, ahora sí que los habían. Jisung estaría muy enojado, Minho de por sí ya lo odiaba y Jeongin... bueno, Jeongin parecía demasiado triste, y eso era mucho peor.

— ¿Por qué dijiste eso?

— Se me salió, yo sólo-

— ¿Entonces sí es cierto?

El azabache despeinó su cabello con frustración, temeroso bajo la decepcionada mirada del menor.

— Jisung ya lo sabía... no tuve que decirlo yo, lo sé.

Yang asintió lentamente, tan decepcionado de su mejor amigo, no quería creer que realmente tuviera ese tipo de intenciones con alguien como Jisung.

Sin decir nada más, se dió la vuelta, todavía muy confundido con toda la situación. No tenía ganas de hablar con Hyunjin, ni con Minho, ni con nadie; sólo deseaba quedarse encerrado en su habitación hasta que toda esa tristeza se desvaneciera por completo.

Sabía que no debía salir de casa.

Hwang sintió una opresión en el pecho al verlo irse en ese estado, incapaz de seguirlo, y ahora, más decidido que nunca, encontraría la manera de recuperar la sonrisa de Jeongin, y de disculparse con Jisung.

── the library !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora