¡ veinte !

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Al día siguiente, Hyunjin decidió no abrir la biblioteca a petición de Jeongin para ayudarlo con su plan para que Minho recuperara a Jisung, y aunque él no se sentía del todo convencido, decidió hacerle caso, sin importar que todavía el pelimorado no le agradaba.

Minho, por su parte se encontraba demasiado nervioso, parado en el patio trasero de Jisung frente a su ventana —o al menos eso era lo que esperaba—, vistiendo ropa ridícula que fue minuciosamente elegida por Jeongin, en su mano un micrófono que estaba conectado a un mediocre sistema de karaoke que logró encontrar en su casa. Al principio, descartó completamente la idea de su mejor amigo, pero viendo la situación, cualquier cosa por obtener el perdón de Han era una buena opción.

La noche anterior, Jisung aceptó sus flores, sin embargo no fue suficiente, porque simplemente le agradeció y luego dijo que debía regresar a casa. Se sintió muy tonto, pero no podía quejarse, había arruinado todo, así que después de esa desilusión, se encaminó hasta la casa de Jeongin, lo dejaron pasar a su habitación a pesar de que él todavía no regresaba. Media hora después, el rubio apareció con los globos que le había visto a Hyunjin anteriormente, sonriendo con ilusión; sonrió al verlo de esa manera, mirarlo feliz era suficiente.

— Al menos, uno de los dos tuvo un buen resultado —dijo Minho desde la cama del menor, abrazando una almohada.

— Hyunjin es el mejor chico que he conocido —respondió, amarrando los globos en la cabecera de su cama sin dejar de sonreír.

— No estoy de acuerdo con eso, pero está bien, mientras no sea un idiota, está bien —suspiró, escondiendo su rostro entre las almohadas.

— ¿Y tú? ¿Qué dijo Jisung? —preguntó emocionado, quitándose los zapatos para tirarlos en algún punto de su habitación y subiéndose a la cama, abrazando sus piernas, viendo al mayor con atención.

Lee levantó la mirada y soltó  un sonoro suspiro.— Sólo me agradeció y se fue.

— Bueno, lo comprendo.

Minho entrecerró los ojos hacia su mejor amigo e hizo un puchero involuntario. Sabía que lo merecía, pero eso no quitaba que se sintiera decepcionado.

— ¿Ahora qué hago? Quizás no me perdone nunca.

— No seas negativo, sólo debes ser persistente —lo animó—. Y para tu suerte, tengo otra idea —sus ojos brillaron con emoción y su sonrisa se ensanchó, y ante los ojos de Minho, parecía un loco.

— Conozco esa cara, Yang Jeongin, sé que significa que tienes una idea ridícula.

— ¿Quieres mi ayuda o no? —se cruzó de brazos y frunció levemente el ceño.

— Bien, sólo dila —accedió, tomando una mejor posición frente a él.

— Necesitaremos la ayuda de Hyunjin —el pelimorado frunció el ceño, confundido—. Dime, Minho, ¿todavía eres muy fan de Chayanne?

Muchas veces Jeongin tenía ideas descabelladas, y esa era una de ellas.

Lee respiró hondo mientras escuchaba a Jeongin susurrarle a Hyunjin que ya debía estar listo, y cuando menos lo esperó, el sonido de la guitarra lo hizo sobresaltarse, siendo esa su señal para empezar con la canción que había preparado apenas la noche anterior.

Mil y un historias me he inventado, para estar aquí, aquí a tu lado... —su voz salió temblorosa debido a los nervios, se giró hacia Yang y él sólo levantó sus pulgares en señal de aprobación— Y no te das cuenta que, yo no encuentro ya qué hacer...

Jeongin veía con ansias hacia la ventana, esperando a que alguien se asomara, deseando no haberse equivocado, porque sino entonces Minho estaba cantándole a alguien más.

── the library !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora