¡ diecinueve !

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— Innie, esto es ridículo —Minho se quejó al verse en el espejo vestido de negro—. Quiero que Jisung me hable, no que piense que voy a un funeral.

— Como te quejas —Jeongin rodó los ojos—. Te ves muy bien, a todos nos gusta un chico malo que ya no es malo —sonrió emocionado, esperando a que Jisung se sintiera aunque sea un poco atraído.

— Jeongin...

— Vamos a la biblioteca, ya casi termina de trabajar y debes comprar flores también.

Derrotado, Minho asintió, acomodando su chaqueta antes de salir.

Caminaron hacia el primer puesto de flores que encontraron; Lee eligió algunas rosas rojas y, para decorar, unos girasoles que sabía que a Jisung le gustarían mucho, ya que en algunas ocasiones se lo mencionó. Tenía la leve impresión de que podría funcionar, que tal vez Jeongin tenía razón en eso de ser cursi para llamar su atención, pero no debía hacerse ilusiones, ya que conociendo a Han se dió cuenta de que podía ser lo suficientemente frío para rechazarlo.

Jeongin se sentía muy emocionado, olvidando por completo su propio drama con Hyunjin para ponerle atención a Minho, viéndolo de una forma que jamás lo vió antes, y eso sólo lo hacía sentir conmovido.

Cuando llegaron a la biblioteca, justo se encontraron con Jisung y Hyunjin cerrando la puerta. Y cuando se dieron la vuelta para seguir sus caminos, se encontraron con algo que no sabían si clasificar como vergonzoso, o gracioso.

Minho entrecerró los ojos hacia Hyunjin, analizándolo de pies a cabeza, y Hwang hizo exactamente lo mismo, escuchándose al fondo las risitas de Jisung y Jeongin.

— ¿Pero qué...?

Hyunjin, al igual que Minho, se encontraba vestido de la misma manera, usando negro en sus ropas, chaqueta y botas casi del mismo estilo, la única diferencia era que el pelimorado sostenía un ramo de flores, y el otro tenía en su mano algunos globos de colores que eligió con mucha dedicación para Jeongin.

— ¿Qué se supone que haces vestido así? —el azabache le preguntó al mayor, ahora sintiéndose levemente avergonzado.

— ¿Y tú? ¡Vamos exactamente iguales!

Yang apartó la mirada, haciéndose el desentendido, no tenía idea del porqué Hyunjin había decidido vestirse así justo ese día, pero había funcionado totalmente en él, llamado su atención.

— Ya, como sea, igual te ves mal —rodó los ojos Lee y aclaró la garganta, sintiéndose nervioso por la expresión burlona de Jisung en su rostro—. Yo... uhm, traje esto para ti —extendió el ramo de flores hacia el castaño, sonriendo de manera extraña.

— ¿Por? —lo miró con sospecha, evitando sonrojarse por lo guapo que se miraba.

Minho borró la sonrisa de su rostro, buscando algo más para decir, pero estando frente a otras personas no podía seguir hablando, le daba vergüenza.

— ¿Pueden irse? —miró a Jeongin y después a Hyunjin.

El rubio hizo un puchero, él quería seguir viendo a su mejor amigo en acción de conquista, pero comprendía que tal vez no se sentía cómodo, así que asintió y se dió la vuelta, yéndose a paso rápido para no tener que entretenerse con Hwang.

Hyunjin no tuvo que pensarlo dos veces y se fue tras el menor con el montón de globos en su mano, dejando atrás a Jisung y Minho, quienes se veían un poco nerviosos.

— ¡Jeongin!

El mencionado sólo aceleró el paso, no sabía ni qué decirle y definitivamente no quería verse como un tonto enamorado mientras lo veía con esa ropa que lo hacía lucir increíblemente guapo, tanto que podría sonrojarse; eso sería vergonzoso a pesar de que ya lo había hecho antes, sólo que ahora no quería ser tan evidente.

El pelinegro casi corrió hasta ponerse frente a él, bloqueando su camino. Yang inevitablemente tuvo que detenerse, viendo hacia sus pies con cierta timidez que a Hyunjin no le gustaba, quería de nuevo a ese Jeongin atrevido e impulsivo.

— Jeongin, no puedes ignorarme por siempre.

— No te estoy ignorando —se negó, todavía sin verlo.

— ¿Entonces por qué no me miras?

— Es que te ves muy guapo y eso me pone nervioso —soltó con sinceridad, regañándose por no saber cuándo guardar silencio.

Hyunjin sonrió complacido y sintió sus mejillas calentarse ante el cumplido.

— Escogí estos globos para ti —dijo luego de un corto silencio, observando como de inmediato obtuvo la atención del rubio—. No sabía de qué color te gustaría o de qué diseño, así que compré de varios —Jeongin seguía sin decir nada, viendo cada uno de los globos con ojos brillantes—. ¿Te gustan? —preguntó tímido.

— ¡Me encantan! —sonrió enormemente de la emoción, pareciéndole un detalle muy tierno de su parte— ¡Incluso hay de hurones y zorritos!

— Son tuyos —se los extendió, poniendo una sonrisa en su rostro.

El menor los tomó con mucha emoción y sintió un enorme revoltijo en su estómago. Tal vez sí cedía fácilmente, pero no podía negarse tanto tiempo a Hyunjin, menos si iba vestido de esa manera y al mismo tiempo actuaba lindo con él. Era exactamente todo lo que quería.

— ¡Gracias, gracias, gracias!

Hwang lo miró unos instantes, admirándolo y dejándose atrapar por toda esa ternura que sólo Jeongin tenía, sintiendo su propio corazón latir con fuerza por la emoción de verlo sonreír.

— Quiero pedirte disculpas por lo que sucedió con mis amigos —habló mientras caminaban en dirección al parque, rompiendo el silencio—. Ellos no tienen razón en nada.

Jeongin formó un puchero en sus labios, recordando las crueles palabras que lo hicieron sentir inseguro y un poco molesto consigo mismo por no poder ser diferente para llamar la atención de Hyunjin.

— Eres lindo así, Jeongin.

El nombrado se detuvo y lo vió, escuchándolo con atención.

— Quizás al principio fue un poco raro para mí, pero era porque nunca nadie se me había acercado de esa manera y eso sólo me hacía sentir intranquilo, por eso inventé que Seungmin me gustaba, de hecho ni lo conocía cuando te lo dije —Yang abrió los ojos en sorpresa, cayendo en cuenta de que todo ese tiempo estuvo celoso sin razón alguna—. Pero con el tiempo me pareció muy tierno de tu parte y se sintió muy bien.

— ¡No te gusta Seungmin y me lo dices hasta ahora! —frunció el ceño, viéndolo con enojo— Pobre Seungmin, lo estuve odiando sin motivos.

— Lo siento, Innie.

— De seguro me ví muy tonto —hizo otro puchero, inflando sus mejillas.

— De hecho te veías muy bonito.

Eso fue suficiente para que su ceño desapareciera y volviera a sonreír.

— ¿De verdad no te molesta que sea como soy? —sus palabras salieron suaves en una pregunta temerosa.

— Para nada —negó con la cabeza—. Me gusta que seas sonriente y pases a mi alrededor, no tenerte cerca estos días se sintió muy extraño y solitario.

Los ojos de Jeongin brillaron con emoción, mordió su labio inferior y controló las ganas que tenía de saltar de la felicidad. Hyunjin realmente le estaba diciendo que no había nada de malo en él, que todo estaba bien y que quería tenerlo cerca. Ese sí que era el mejor día de su vida.

— Entonces déjame decirte que eres el chico más guapo de toooooodo el mundo —extendió sus brazos, formándose en sus labios una linda sonrisa—. Dios, moría por decírtelo desde que te ví.

Esta vez el mayor se sonrojó fuertemente y apartó la mirada, avergonzado por el halago. Tal vez nunca se acostumbraría del todo.

— ¿Regresarás a la biblioteca?

Jeongin asintió repetidas veces, prometiéndole no faltar nunca más.

── the library !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora