¡ veintidós !

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Jeongin llegó a su casa alrededor de las ocho y media de la noche, Hyunjin lo dejó justo en la puerta y tras despedirse con un corto beso en la mejilla, se adentró con rapidez, otra vez sintiendo su corazón agitado y su estómago cosquilleando.

— Innie, creí que vendrías más temprano —le dijo su madre desde la sala cuando lo vió entrar, cenando junto a su esposo.

— ¿En qué andas ahora, Yang Jeongin? —preguntó su padre con cierta sospecha.

— ¡No es nada! —negó con la cabeza repetidas veces, nervioso.

— El chico que te vino a dejar, ¿es Hyunjin?

Jeongin se sonrojó, recordando automáticamente lo sucedido y corrió escaleras arriba, no iba a decirles a sus padres que se habían besado y que estuvo en una cita, lo molestarían por un buen rato.

La señora Yang rió por lo bajo mientras su esposo la miraba con una expresión confusa; su hijo había sido bastante obvio, pero ya no le diría nada al respecto, esperaría a que él mismo les contara, confiaba en eso.

Jeongin se encerró en su habitación, aliviado por haber huido con éxito de ese interrogatorio. Encendió la luz y dió un pequeño respingo al encontrarse con Minho en su cama, usando pijama y con el celular en las manos. El mayor lo miró con desinterés y siguió en lo que estaba.

— ¿Qué haces aquí? Me asustaste —se quitó los zapatos y los tiró, caminando hacia su armario para sacar su ropa de dormir.

— Lo de siempre —se encogió de hombros, tomando asiento sobre el centro de la cama.

— Pasas más tiempo aquí que en tu casa.

— Tienes razón —asintió lentamente—. Pero también es cierto que tu mamá me quiere más que la mía, así que deja de quejarte y dime por qué vienes a esta hora.

El menor esbozó una corta sonrisa y mordió su labio inferior para no gritar de la emoción.

— Salí con Hyunjin en una cita —tapó su rostro con ambas manos sin poder evitar sonreír.

— ¿Una cita? ¿De verdad? —pareció más interesado, pegando sus rodillas a su pecho, atento— ¿Y qué hicieron?

— Pues... me regaló una rosa, me compró hamburguesas y vimos una película en el parque —sus ojos brillaron con clara emoción con cada palabra que decía.

— ¿Sólo eso?

— Es más que suficiente —hizo un puchero, metiéndose al baño para cambiarse de ropa—. Hyunjin es muy lindo conmigo.

Un par de minutos después, salió del baño ya con ropa de dormir, en sus labios todavía estaba esa sonrisa llena de complicidad que, obviamente, Minho notó e identificó.

— Hay algo que no me estás contando —dijo con seguridad, y claro que no se equivocaba, el sonrojo en las mejillas de su mejor amigo lo decía todo—. Vamos, dime qué más —animó, haciéndose una idea del porqué Jeongin parecía avergonzado.

— Bueno... sí pasó algo más —mordió su labio interior en un fallido intento de evitar sonreír.

— Te escucho —pestañeó varias veces, escuchándolo con atención.

— Hyunjinmebesó —sus palabras salieron demasiado rápido y en voz baja, desconcertando al mayor.

— ¿Qué? Habla bien, no te entendí —pidió, acercándose para escucharlo mejor.

Jeongin suspiró y tomó asiento frente a él en la cama, jugueteando ocasionalmente con sus dedos sin poder verlo a los ojos.

— Dije que Hyunjin me besó —repitió con más claridad. Levantó la mirada segundos después para encontrarse con la sorprendida expresión de Minho que pronto se convirtió en una gran sonrisa.

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