Capítulo 5: Caden.

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1.

Me despierto sin ganas de nada excepto volver a dormir, el sol entra por la ventana y quiero que lo apaguen pero ya. La persiana está abierta y quiero ir a cerrarla pero para eso tengo que salir de la cama. La sigo mirando por varios minutos esperando que algo suceda o que quizás el impulso de levantarme aparezca pero no lo hace. Todo mi cuerpo me resulta pesado.

La puerta de mi habitación se abre y entra mi madre.

— ¿Vas a tomar desayuno conmigo?.

— Quiero estar aquí en mi cama — le digo sin siquiera moverme — ¿puedes cerrar la persiana?.

Mamá me mira y lanza un suspiro antes de ir a cerrarla, al fin dejó de entrar el sol.

— ¿Has ido al psicólogo Caden?.

Se sienta sobre la cama. Su mano acaricia mi cabello, supongo que le va a quedar aceitosa, no me he lavado el cabello en más de 5 días.

— Tengo que ir mañana.

— ¿Voy contigo?.

— No, soy un adulto y puedo ir solo.

Ya me siento lo suficientemente mal viniendo a casa de mis padres a los 26 años, debería estar en otro país pero estoy aquí, en una cama con el cabello sucio y con mi madre queriendo acompañarme al doctor, joder, soy un puto fracaso.

— Siempre serás mi bebé.

Me rio un poco. Nos quedamos en silencio, su mano en mi cabeza me da paz pero no la suficiente para calmar todo lo que siento. “Si no hubiera recibido ese mensaje...”.

— Tomemos desayuno aquí — propone.

Y no soy capaz de decir no, ella ya se fue a buscarlo. Sé que sabe lo que está pasando, sé que sabe que estoy mal pero no ha querido tocar el tema, se mantiene vigilandome pero no se acerca tanto para que no me aleje. Ya pasamos por esto.

Mamá viene con té y pan con manjar, espera que me siente sobre la cama y lo hago.

“Volví a ser el niño que necesitaba cuidado. Genial. Un ejemplo para mis hermanos”. Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos pero no funciona.

•••~•••

Escucho las voces de Cain con Christian desde el primer piso y quiero ir, de verdad, pero mi cuerpo no me escucha. Quiero llorar. Mierda. Soy una jodida mierda y un peor hermano.

“No eres su hermano”.

Y el solo pensamiento me hace querer llorar. “Sí soy su hermano, lo soy”.

La puerta se abre y veo que entra papá, su cabello rubio se ve revuelto como siempre y sus ojos azules cubiertos por unos lentes negros, solo afuera usa los lentes de contacto.

— ¿Quieres que te traigamos la comida o te llevo en mis brazos para abajo? — me pregunta con una sonrisa mientras se acerca a la cama.

— No tengo hambre.

Siento que si como lo voy a vomitar.

— Caden — su voz suena comprensiva — estabas bien y antes de ayer tuviste esa llamada — me tenso — y estás así. ¿Qué te dijeron? ¿Es algo que tú no puedas solucionar?.

Quiero decirle pero... “No, solo vas a dañarlo idiota”.

— No... No es nada.

Siento la mirada de papá sobre mí pero al final solo escucho un suspiro.

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