Telluride, Colorado.
1.
Abro la puerta de la habitación luego de ducharme y vestirme, me sorprendo al encontrar a Alexandra tomando desayuno. Creí que estaría dormida.
— Buenos días — digo tomando asiento a su lado.
— Te pedí waffles con salsa de chocolate y un chocolate caliente — mira la taza — creo que tienes que calentarlo un poco.
Tomó un sorbo.
— Está bien. Gracias.
— Por nada. ¿Y qué haremos hoy día? — pregunta con entusiasmo — me enteré que hay un sauna aquí — sus ojos brillan y es bonito de ver — también hay piscina. Ah, y masajes — agrega y luego me mira — ¿Te gustan los masajes cierto?.
Me rio un poco al escuchar su vómito verbal, tiene muchos de esos momentos.
— No soy un gran fanático a que desconocidas me toquen — le digo sincero — y en realidad quería hacer otro plan — me mira expectante — hay cascadas cerca de aquí. Quería caminar e ir a verlas.
— ¿Quieres ir a caminar a una montaña para ver cascadas en vez de tener un masaje en la comodidad del resort? — pregunta incrédula.
— Síp.
Lanza un suspiro.
— No tengo zapatos de montañismo — es todo lo que dice.
Sonrio sin poder evitarlo.
— Aquí mismo venden. Abrígate.
— Mañana vamos a tener un masaje — me mira — sin quejas.
Asiento sin decir nada.
“Es mandona”.
2.
Lexa es buena caminando, la veo sacar fotos por el camino y admirar todo a su alrededor.
— Te gusta hacer esto — no lo pregunto, lo afirmo.
Me mira sorprendida, le hable de repente.
— Sí. Me gusta conocer, la naturaleza es hermosa. Quizás si hubiera estudiado algo sería algo con agronomía o botánica.
— Eres joven, puedes hacerlo.
Niega con la cabeza.
— Me gusta aprender, pero odio el sistema de notas. Me da estrés y odio estresarme. Hice cursos pero vi que estudiar no es lo mío.
— Hay muchas cosas que no son lo tuyo — comento y noto por su expresión qué la cague.
— ¿Me estás diciendo inútil?.
Abro los ojos sorprendido y niego muchas veces. Mis nervios aparecen. Yo y mi bocota.
— No. No me refería a eso. Yo. Solo. Quería deci-...
Sus manos tocan mi rostro y no me había fijado que estaba mirando el suelo, nuestros ojos se encuentran y el gris de su iris, se ven hermosos, es cómo la luna.
— Estaba jugando contigo tonto. No te pongas nervioso — dice con una sonrisa.
Lanzo un suspiro aliviado.
— No hagas eso — le pido y ella se ríe — y antes. Me refería a que sabes bien en que no eres buena y en que sí, yo todavía no tengo idea.
— Eres bueno organizando cosas — comenta mientras empieza a caminar y yo la sigo — eres bueno haciendo panqueques, te quedan deliciosos — sonríe — también eres bueno recordando cosas. Eres bueno en muchas cosas Caden.
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Volver A Empezar
Dla nastolatkówSu prometido le confesó que amaba a otra persona a un mes de la boda. Así termino su última relación. Lexa hoy es dueña de una caféteria, tiene a sus amigos de toda la vida, también un gran departamento y una motocicleta con los que muchos sueñan, t...