Capítulo 10: Lexa/Christian.

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Narra Lexa.

Siento a alguien moverse al lado mío y abro los ojos desorientada. “¿Kendall vino?”. Un cabello rubio me hace darme cuenta de mi equivocación.

Christian tiene su cabello revuelto y noto que durmiendo respirara fuerte, no llega a roncar pero si hace algo de ruido. Su rostro es muy lindo, tiene un pequeño lunar en su mejilla izquierda, muy cerca de sus labios. Mi vista baja a su cuello y me sonrojo al ver que le dejé marcas ahí, ni siquiera me di cuenta cuándo las hice. Me acerco a su rostro para despertarlo, dejo un beso sobre sus labios y muerdo su labio inferior.

Mi novio balbucea cosas hasta que al fin abre sus ojos, sonríe al verme y dejo otro beso en sus labios.

—Amo despertar así — murmura.

Levanta su mano y toca mi mejilla, acerca mi rostro al suyo. Nos besamos otra vez pero esta vez más apasionados, su lengua busca la mía. Su mano baja por mi espalda.

Christian se pone sobre mí, sus labios bajan por mi cuello y sigue bajando, levanta mi playera y besa mi abdomen.

—Chris…

Sonríe juguetón y sigue bajando, sus manos toman la parte de abajo de mi pijama y la baja, me lo quita conjuntamente con mi braga.

—No me he duchado hoy — murmuro avergonzada.

—Ni yo — dice indiferente.

Abre mis piernas y me estremezco al sentir su lengua en mi feminidad, arqueo mi espalda al sentir cómo lame mi clítoris.

—Christian — jadeo.

Sigue varios minutos lamiendo, chupando y metiendo sus dedos ahí. Y siento la corriente eléctrica en todo mi cuerpo.

—Me voy a venir — le aviso.

Su lengua no se detiene y mete otro dedo. Por Dios, esto se siente muy bien, demasiado. Siento mi cuerpo tensarse por completo y mi mente está en las nubes, no puedo pensar en nada mientras siento su lengua hacerme sentir bien. Mi respiración errática y mi cuerpo liberándose sin poder controlarlo. Me vine.

—Sabes bien, muy bien — escucho la voz de mi novio.

Bajo mi vista y él sigue entre mis piernas, su barbilla brillante por mis propios fluidos. ¿Es raro que eso me caliente más?.

—Eso fue… Eres increíble — digo sincera.

Sonríe y sube hasta besarme, mi propio sabor sigue en su boca.

—¿Quieres…

—No — responde — ahora mismo mi pene duele por lo mucho que quiero meterlo.

—Nos van a escuchar — murmuro sobre sus labios con una sonrisa.

—Me importa una mierda — contesta mientras se quita la parte de abajo de su pijama.

Su miembro está erecto y se ve doloroso, las venas alrededor están muy marcadas. Lo entra de una sola estocada y ambos jadeamos por el placer.

—Estás muy húmeda — murmura encantado.

Pongo mis manos sobre sus hombros mientras él me penetra duro y rápido, los sonidos de nuestras pieles chocando y el sonido de la cama hace más que obvio lo que hacemos.

—Date la vuelta — ordena.

Lo hago, su mano acaricia mi trasero antes de volver a meterlo. Solo jadeo por el placer, su pene me llena por completo mientras lo siento abrirse paso en mi interior.

—Mierda. Me voy a venir.

Jadeo mientras siento sus estocadas más profundas. Su pene empieza a palpitar adentro y se queda ahí, siento el líquido caliente salir.

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