Capítulo 8: Caden/Lexa.

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Narra Caden.

1.

Antes de salir del auto tomo mis calmantes y antidepresivos, trago las pastillas y salgo. Reviso mi celular y leo que Lexa envío cómo 3 mensajes, todos ellos indicándome dónde está de la forma más fácil.

Veo que es una feria y hay mucha gente aquí. Se ven carteles de los autores que están firmando sus libros e incluso hay lanzamientos hoy. Trago saliva y respiro hondo.

Voy a la esquina que me indico la peligris y la encuentro hablando por celular, por un momento creo que es con Christian pero al escuchar un «papá» noto que estoy equivocado.

Lexa me ve y sonrio un poco al verla, es cómo ver a una modelo o algo así. Siempre parece muy arreglada, me pregunto cuánto se demorará.

— Adiós papá. Sí, me cuido. Te amo también — se ríe — esta bien.

Y corta.

— Primera vez que te veo usando pantalón — comento.

Es uno de color claro y ajustado, trae una playera blanca simple metida adentro y un poleron gris ancho como siempre sobre su pequeño cuerpo.

— Hace frío hoy — contesta simple — ¿y tú gorra?.

La saco del bolsillo de mi pantalón y me la pongo.

— ¿Vamos? — le pregunto.

Asiente.

— ¿Tu papá va por los clásicos? — le pregunto mientras caminamos.

— Una vez lo vi leer El Gran Gatsby — recuerda — y también a George Orwell.

— Entonces sí es de clásicos.

— Supongo.

Entramos y vemos muchos puestos de libros, muchísimos. Joder, hay tanta gente que me empiezo a sentir observado.

— Caden.

Y siento una mano fría sobre la mía. Me concentro en eso y dejo de escuchar el zumbido en mis oídos. Me enfoco en los ojos grises de Lexa y por alguna razón me molesta verlos empañados por la preocupación.

— Es… Estoy bien.

Y respiro hondo. “Menos mal tomé los remedios antes”.

— Podemos irnos. No quiero que…

— Estoy bien — interrumpo sonando más seguro — de verdad — afirmo.

La peligris no se ve muy segura y me mira intensamente por varios segundos, al final me cree. Caminamos por más de una hora, mientras a ella le llaman la atención las portadas yo le leo la sinopsis para que no caiga por la ilustración. Algunos libros llaman mi atención y antes de que me de cuenta llevo más de 4.

Lexa escucha mis recomendaciones y termina comprando dos libros para su padre. Recorrimos todo el lugar y salimos del edificio.

— Tengo hambre — dice mirando la hora en su celular.

— Podemos ir a comer a algún lado. Vine en auto.

Lexa acepta y vamos caminando al auto, ponemos todo en el asiento de atrás y nos subimos. La peligris se recoge el cabello en un moño alto improvisado.

— ¿Tienes calor?.

— Un poco. Estuvimos caminando más de una hora.

Pongo el aire acondicionado y parto.

— ¿Te gusta algo en especial? — le pregunto mirando los locales de alrededor.

— Pizza.

Y sonrio. Desde pequeño tengo una obsesión no sana con las pizzas.

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