Clement Reidnolds estuvo buscando al estadounidense por varios días hasta que lo dio por desaparecido. Nadie parecía haberlo visto marcharse, ninguna cámara de vigilancia publica parecía haberlo captado. Algunos locales fueron revisados también, pero ellos tampoco lo tenían grabado. En el hotel, donde se lo habían dejado sus superiores, no salía registro alguno de un cliente bajo ese nombre y no tenían ningún retiro dentro del mes presente. El agente francés y su subalterno estaban preocupados, todo olía mal y ellos estaban empezando a volverse paranoicos.
¿Cómo es posible que la existencia de un hombre desapareciera de la nada?
Alguien debería haberlo visto.
Fue así que se tomaron la molestia de ir a la ópera y preguntar por allí. Nadie recordaba haber visto al hombre de piel negra, ni reconocían el nombre de Jack Crawford.
Salvo las esposas Margot y Alana Verger, quienes al escuchar todo el asunto procuraron no levantar sospechas y repitieron la historia de sus allegados. Sin embargo, ambas aconsejaron en secreto a los policías que dejaran el asunto si no querían terminar igual.
Juntas acordaron volver a desaparecer, entes de que fueran las siguientes. Para su desgracia, aquello no pudo ser posible y quedaron atrapadas en Lyon. A merced de algo que no sabían si querían nombrar.
Edmund agradeció a su anfitrión y tomo asiento. Eran entrada las ocho de la noche y tenía una cita en la mansión de Harris. La edificación, así como sus terrenos, le parecieron magníficos y ya había tenido un pequeño tour donde había visto las hermosas decoraciones de época.
El lituano suspiro satisfecho por la dulce y tranquila ambientación, mientras su pareja terminaba de dar las indicaciones finales para su cena.
El recuerdo del sueño de anoche, asalto de pronto su mente como queriendo molestar su tranquilidad.
***
Sus hijos jugaban con su madraza y algunos criados, entre los cuales William destacaba. Siempre con la sonrisa bonachona y sus rizos castaños bailando libres con el viento, a Draco le encantaba el cabello del menor y, cuando dormían juntos, siempre terminaba por pasar sus manos por ellos para peinarlos. Era un disfrute ver al muchacho tan dulce como era, jugar con los niños como si fueran suyos... Eso lo llenaba de dicha, pues temía que les hiciera daño.
Pero, gracias a los dioses, William amaba a los niños y a su mujer (a quien respetaba y cuidaba con esmero). Y su familia estaba muy cómoda con él también, lo cual era un alivio.
Draco tendría que partir pronto y dejaba a su familia en las manos capaces de su amante, esperando volver pronto para pasar el cumpleaños de su hijo mayor. Entre William y su esposa planeaban hacer una gran comilona.
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Become the Beast -Hannigram-
FanficHannibal cree que perdió a su querido Will tras caer del acantilado. Se marcha a Francia para un nuevo comienzo a pesar del vacío que siente. Pero un evento inesperado lo lleva hasta el apuesto Richard Harris ¿Cómo es posible ese parecido casi calc...