Capítulo 3: Un enigma oscuro y bello

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La función estuvo deslumbrante, encanto a todos por igual. Una vez terminada la velada, cada quien tomo un ritmo diferente. Hannibal y Chijoh sabían que tendrían que irse en breve si no querían que los atraparan. El doctor lamentaba esa terrible situación, él quería saber más del misterioso Richard Harris.

Al día siguiente se despertó con la clara intención de comprar pasajes, pero la cara de su protegida y la noticia en la televisión lo hicieron cambiar de idea: un asesinato artístico tuvo lugar y no había sido obra suya. Pensó en Will, aun contra todo pronóstico, podía caber una mínima probabilidad de que sea él. Eso lo animo, aunque a la mujer de cabello oscuro no le hizo mucha gracia. Se quedarían, al menos hasta que supieran a ciencia cierta quién estaba detrás de esa obra maestra.


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El avión aterrizó despacio, desplego la escalera y de ella bajo un muy preocupado Jack Crawford.

—Agente, por aquí.

—¿El oficial Owan Reidnolds?

—Si, muchas gracias por la pronta ayuda.

—Créame cuando le digo que entre mas pronto empecemos mejor. No hay que subestimar al doctor Lecter, aunque si Graham esta con el...

Jack se paralizo con ese pensamiento. No le hacia nada de gracia enfrentarse a su amigo, pero si ya estaba del lado del caníbal... no podría perdonarse el dejar que sus sentimientos se interpusieran sobre su trabajo. O volvería a perder gente.

—Vamos, pongamos a trabajar. —con un paso firme, ambos hombres se encaminaron a la escena del crimen para que el extranjero la analizara. Sin embargo, ellos no podían saber que eran observados.

Muy lejos del aeropuerto, en una mansión esplendorosa y de estilo antiguo, Richard Harris observaba su espejo de cuerpo completo enmarcado en oro. Pero en vez de reflejarlo a él, se veían a los dos agentes de la ley.

—Oh, mi querida niña ¿no te encanta jugar a las muñecas? —los ojos giraron a una figura al lado de la puerta.

—Tu juego es entretenido, pero no de los mejores que he visto.

—Auch, eso dolió. —una pequeña y socarrona risilla salió de una sonrisa algo maquiavélica.

—Al menos regresas a ser tú de a poco.

—Gracias, es bueno estar de regreso. Ven, nos están esperando en la Opera.

Una ultima mirada al espejo, que volvió a la normalidad, y el lugar quedo en silencio tras la partida de la pareja.


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Become the Beast -Hannigram-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora