Capítulo 11: Damien y Bedelía

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Todo estaba hecho un chiquero, había pelos, plumas, barro y un hediondo aroma a estiércol. Un granero pequeño metido en una habitación medio destruida de una mansión vieja y maltratada por el tiempo. Era el hogar de sus medios hermanos, y su difunto padre biológico, en el cual ahora estaban su hermano Gabriel y él.

Se levantó como siempre, se lavó un poco la cara y se vistió, acomodo después las mantas de su cama y salió a preparar el desayuno. Su hermano Gabriel se iría con la muchacha que había conocido, dejándolo con los otros tres. Eso le hizo sentir triste, pues habiendo ya pasado unos buenos meses con ellos, se podía percatar que no eran tan normales o buena gente como esperaba (a pesar de la primera impresión que se llevó).

Elias Thanatos quería salir de allí, quería tener su propia esposa... alguien a quien amar y que no lo mirase como un bicho raro. Y, por primera vez en años, su deseo se terminó cumpliendo.

—Hola, busco al doctor Thanatos ¿sabes dónde está?

La voz picará y tranquila del joven hermoso enfrente suyo le transmitió un calor a su corazón, y un fuerte sonrojo a sus mejillas.

—Él murió... yo soy uno de sus hijos. Aunque no lo conocí, viví con mi madre.

—Oh, eso es desafortunado... Mucho gusto, mi nombre es Adam Towers ¿tal vez no le importe que lo entreviste a usted, en todo caso?

Y, a pesar del nerviosismo (y la vocecita en su cabeza que le advirtió de que no lo hiciera), le dio al joven hombre lo que quería. Los trapos sucios de su padre vieron la luz, la vergüenza del pueblo y el horror de las personas le dieron un golpe duro a su vida, además del repudio de sus hermanos. Pero eso a Elías no le importó, Adam estaba con él en todo momento y, muy en contra de su naturaleza, fue amable y cariñoso con el sensible castaño.

Se enamoraron profundamente, dado que pasaban tiempo juntos conociéndose a través de la historia destapada. Ambos, por primera vez en sus vidas, se sintieron completamente en paz.

***


Hannibal despertó con el cálido sentimiento que le trajo el sueño. Ese fue el único que había terminado bien.

Suspiro suavemente, mientras salía del lecho rumbo al baño.

El caníbal estaba satisfecho después de las matanzas durante Halloween. Fue una velada hermosa, donde la verdad (o parte de ella) le había sido revelada a duros golpes. No estaba molesto, el marcador por fin estaba equilibrado y no tenía sentido pelear con el ser antiguo. Sin embargo, algo estaba preocupándolo y era su inevitable humanidad... junto con todo lo que conllevaba. Recién empezaban su relación honesta y desde cero, no quería tener que preocuparse sobre puentes que aún estaban lejanos. Pero, tampoco, podía pasar por alto esos detalles. Se sentía desorientado y eso no era normal en él... como tampoco lo era ser la pareja de una criatura anterior al tiempo mismo. Suspiro resinado a contarle a William lo que rondaba su cabeza, no había mucho más por hacer y, con suerte, su amado tendría una solución.

Hannibal y William habían cerrado los cabos sueltos en la vida de Richard Harris, culpando al falso Owan Reidnolds por los macabros asesinatos.

Abandonaron Francia al poco tiempo.

Habían averiguado, gracias a Valka, que las esposas asesinas movieron a su hijo de regreso a Estados Unidos. Ahora, después de no dejar ni un alma viva en la residencia de las mujeres, estaban en la Mansión de la Cooperativa Verger. Regresando a Baltimore, después de un buen tiempo lejos.

Become the Beast -Hannigram-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora