Búsqueda I

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Seungmin le contó a la oficial Soyeon sobre lo sucedido con Changbin. Ella en el momento que se enteró que había huido solo a Lobulalia se había transformado para ir a buscarlo, pero otros oficiales la interceptaron antes de que pudiera adentrarse en el bosque.

Soyeon estaba angustiada, ese chico no había reaccionado muy bien a las palabras de sus majestades y probablemente tampoco estaría bien en la naturaleza peligrosa del bosque y ya pasaban los tres días desde que eso sucedió.

Seungmin intentó calmarla diciéndole que seguramente estaría con Woojin. Eso sirvió para que ella dejara de cambiar de forma cada diez minutos, debatiéndose entre desobedecer y perder su rango o arriesgarse a perder a su nuevo y recién llegado amigo que la había intrigado mucho.

Seungmin esperaba que el beta un poco ermitaño encontrara a Changbin porque confía ciegamente en él.

El médico y el sabio comenzaron a ser amigos desde que el último fuera encontrado a las orillas del mar, envuelto en algas bioluminecentes, cubierto de arena y a medio morir por haber tragado montones de agua cómo casi todos los reclamados.

Desde que el sabio había puesto un pie en la casa-boticaria se habían dado cuenta que compartían gusto por los placeres de las artes y las sabidurías. Tampoco es como si fueran los únicos, pero Seungmin pensó entonces que Woojin compartía ideas mucho más atractivas y abiertas acerca de cómo se mueve el mundo, el amor, el tiempo y la vida.

Soyeon no estaba comiendo lo suficiente. Y es que en verdad estaba preocupada por el chico de cabellos negruzcos y alborotados.

Seungmin le decía que lo encontrarían en el bosque, pero ¿cómo podía estar seguro? Si ese hombre se la pasaba en la cabaña, escribiendo y balbuceando cosas sin sentido aparente.

—Soyeon, tienes que comer bien. ¿Qué diría Changbin si te viera de esta manera?

Soyeon frunció el ceño, Changbin no tenía que verla en ese estado. El azabache le diría que comiera porque debe mantener sus fuerzas para cuidar de otros, se imaginó al chico de mejillas regordetas diciéndole aquellas palabras, obligándose a probar bocado.

— ¿Ahora que haces? no hagas eso, te vas a arrugar.

Veía a Seungmin mover los labios pero no atinaba a entender una sola palabra de lo que decía, solo masticaba su comida con el seño fruncido, mirando a la nada, cavilando entre sus opciones para cuidar del chico.

—La reina fue desconsiderada —dijo muy bajo. Podía perder el fruto de su trabajo por eso, pero es una alfa, el instinto estaba empezando a surgir desde las profundidades de su ser.

— Soyeon ¿Qué cosas dices?

—¡La reina fue desconciderada! -soyeon alzó su voz, exaltada por las ideas de su mente —¡Changbin podría estar aquí, comiendo con nosotros ahora mismo!. Quién sabe qué penas estará pasando ahora y nosotros aquí, disfrutando de una buena comida.

Masticaba la comida con brusquedad. Quería estar calmada pero el instinto estaba actuando muy por encima de su voluntad humana.

— Soyeon, si vamos a ver a Changbin ¿dejaras de soltar tus apestosas feromonas por donde sea?

— Si eres capaz de probar que Changbin está bien yo voy a calmarme.

Seungmin suspiro de alivio, sabía algo de un hechizo que le había mostrado Woojin durante los primeros meses de su llegada a Dendraia. Únicamente Seungmin, Chan y probablemente ahora Changbin tambien, sabían que el aclamado sabio también era un hechicero bastante hábil en cuanto a hechizos y encantamientos blancos refiere.

— No vayas a gritar por favor, esto me causo mucho dolor de cabeza la última vez.

Seungmin pronunció palabras o más bien murmullos, aquello no era un lenguaje sino un tarareo constante, mientras movía sus manos en una danza etérea, concentrando su energía en buscar a Changbin.

ᴇʟ ʜᴏᴍʙʀᴇ Qᴜᴇ ᴘʀᴏᴠᴇɴÍᴀ ᴅᴇʟ ᴍᴀʀ [ᴍiɴʙiɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora