Resistencia

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Félix corría con un bebé en brazos tratando de no morir en el intento de salir salvos. Habían llegado ya los primeros soldados que descubrieron su pequeña base a las afueras de Pluvilania, no estaba muy lejos de Seslan pero llevaba tiempo corriendo, sus pies no iban a resistir mucho si continuaba así y el bebé tampoco. Tenía que detenerse a alimentarlo.

Estaba en pánico, recientemente no dejaba de pensar en la terrible posibilidad de tener un cachorro en su interior. Eso nunca le había provocado malestar, hasta ahora.

-Felix, necesitamos detenernos ahora- Daniel Kang continuaba a su lado, llevaba en su espalda el cuerpo débil y apenas vivo de una chica jóven. -Podemos parar cerca de...

-¡No podemos!- Interrumpió Lee. El menor de los príncipes dendalios estaba haciendo todo lo que estaba en sus manos para liderar la estrategia qué, si bien no iba a acabar con los Cryo iba a preservar el futuro de las naciones. -necesitamos llegar a Pluvilania lo más pronto posible.

-¡Debemos hacerlo o va a morir!- Daniel se detuvo, haciendo que el omega del sol se volviera hacia él, mismo Omega que le lanzó una mirada severa a la linda alfa que el hombre cargaba en sus espaldas. -¿Acaso no te importa?-

-Estará bien, es una alfa después de todo.

Daniel no podía seguir llevando en rastra a la muchacha que habían encontrado en su travesía. Estaba inconsciente, pero estaba viva. La habían recuperado en un enfrentamiento a mano de captores Cryo en Lobulalia.
No iban a dejarla, pensaban que despertaría pronto, pero con el pasar de las horas y los minutos, el panorama dictaba algo diferente. Daniel había visto eso muchas veces atrás, no era nada del otro mundo, muchos sufrían daños severos, dormían y nunca volvían a despertar.

-Es solo una muchacha.

-Exactamente, es solo una chica- tomó de los cabellos de la nuca al alfa y le mostró el grupo que avanzaba delante de ellos, con cicatrices y marcas invisibles que solo deja la guerra en el alma-Mira a tu al rededor, tenemos prioridades.

Félix admiró de nuevo a todas las personas que lo seguían y su causa. Estaba obligado por ellos a no renunciar, a ver y buscar el mayor provecho.

Daniel no podía reconocer al omega al que había servido desde su juventud. Entendía la carga de la vida de otros, no lo juzgaba, pero pensaba que Félix siendo Félix, comprendería la situación, idearía un plan para que los más débiles recobraran las fuerzas antes de morir por el agotamiento, el hambre y las heridas sin cuidar.

-Ellos necesitan descansar. Necesitamos que Seungmin la revise.

-Falta poco, además no sabemos si despertará- dijo eso último con poco interés, distrayendo su conciencia con el agarre suave de las manos del bebé en sus brazos.

Daniel asintió, al menos en eso, Félix, tenía razón.

El descanso y la enfermedad, el reconocimiento y la razón se fueron hasta el final de la lista de prioridades cuando escucharon pasos cercanos a ellos. Daniel sacó sus afiladas garras y se colocó frente a los omegas que quedaban con ellos.

A su derecha venía un grupo desconocido, no se sabía amistoso, no llevaban estandartes ni uniformes, pero eso no quitaba que pudieran ser lacayos del principe del sur.

La mitad del grupo de alfas que acompañaban a los omegas continuaron hasta traspasar la frontera, pero el pequeño grupo de ataque y defensa se quedó atrás para afrontar la amenaza.

El grupo desconocido no era grande, si acaso unas treinta almas conformaban la compañía. Todos iban bien armados, sin embargo, conforme se fueron acercando parecían más bien sobrevivientes de algún enfrentamiento o saqueo que enemigos, unos cuantos parecían ser soldados ponzodicos.

ᴇʟ ʜᴏᴍʙʀᴇ Qᴜᴇ ᴘʀᴏᴠᴇɴÍᴀ ᴅᴇʟ ᴍᴀʀ [ᴍiɴʙiɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora