Baby, please don't go ~ Phil x Cliff

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Phil suspiró mientras veía los anillos en el mostrador que le ofrecía el vendedor del local. Eran caros, pero su novio merecía lo mejor. Ser baterista de una banda que apenas se estaba haciendo de una pequeña fama no le dejaba mucho dinero. No tenía tanta lana pero estaba dispuesto a dar los billetes que llevaba con él y pagar lo que le faltaba con el reloj que le habían regalado sus padres cuando era adolescente.

-Ese estará bien. -dijo señalado un anillo de plata con una esmeralda pulida en el centro y unas orlas de pequeños diamantes. Era precioso y realmente quería dárselo a Cliff. Además, estaba segurísimo de que él aceptaría pues le había dejado claro hace meses que quería casarse. Así que ese gasto valía totalmente la pena, pues era por la felicidad de ambos.

Dejo los billetes, ya sabía que le faltaba. El empleado preguntó de qué forma completaría el pago. Rudd se quitó el reloj de oro, sonriendo al imaginar el rostro de su novio y como se vería ese anillo en su mano. Destacaría entre el resto, él creía firmemente que su pareja lo merecía.

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Phil suspiró un poco nervioso asegurándose de tener todo para salir esa tarde. Sus llaves, su billetera, su identificación por si acaso y la cajita roja de terciopelo con el anillo de compromiso dentro. Estaba seguro de lo que haría, amaba tanto a Cliff y deseaba con todas las fuerzas una vida junta él. Finalmente salió de su apartamento. Era rentado, sabía que no podrían vivir ahí cuando se casaran porque era demasiado pequeño para la familia numerosa que pretendía tener el bajista. Aunque estaría bien los primeros meses, hasta que pudieran ahorrar lo suficiente para tener una casa propia.

Subió a su auto, irían a verse en un parque que no quedaba cerca de su casa, pero sí de la de su pareja. Las calles estaban llenas de gente y el parque igual. Luego de estacionar, se sentó en una banca bastante visible a esperar y no tuvo que hacerlo mucho en realidad porque escuchó a alguien correr hacia su lugar. Cuando levantó su vista, vio a Cliff allí.

-Hola amor. -dijo el recién llegado y se inclinó para besar su boca despacio.

-Cielo, qué lindo que estás hoy. -respondio el baterista antes de ponerse de pie y tomar su mano para besarla despacio. -¿Es nueva esa camisa? -señaló la prenda, era blanca de cuadros rojos.

-Aw, Philly. -rio un poco para después acariciar sus cabellos. -Me la regalaste tú.

-Qué buen gusto tengo. Tanto en ropa como en chicos. -su novio volvió a reír para pegarse a él. Rudd podría ser bruto con sus amigos o cuando se encontraba en la banda, pero con su pareja era muy diferente.

-¿Hay algo en especial que quieras hacer? -preguntó Williams, caminando a un lado de su pareja, apretaba su mano con algo de fuerza buscando que no se alejara de su lado.

-Mm, nah, sólo caminar contigo.

Había personas mirándolos mientras pasaban, era lógico. Dos hombres de la mano a principio de los años 70's no era común.

-Ahora o nunca. -pensó Phil mientras veía a su novio tratar de alimentar un par de patos con migajas de galleta en el pequeño lago el parque. Miró su reloj, ya eran las cuatro. Debía hacerlo de una vez.

Cliff volvió a la banca junto a él, comiendo las galletas de chocolate que había comprado. -¿Quieres, amor? -le ofreció la última, pero el menor se negó.

-Quedatela tú, cielo. -le sonrió y Williams asintio antes de morderla. El baterista sí que la quería, pero necesitaba tener la boca limpia para poder hablar claramente ahora. -Hay algo que tengo que decirte.

-¿Qué es? -preguntó para moverse un poco en su lugar y mirarlo más atentamente.

-Tú sabes que me has hecho tan feliz desde que te conocí, ¿Verdad? -el bajista sonrió y asintió. -Y que realmente eres el único para mí. -llevó su mano derecha a su bolsillo, sacando la pequeña cajita y se puso de pie.

Ante la mirada antena de Williams, se arrodilló. -Clifford, eres el hombre que amo y quiero que estés conmigo para siempre. ¿Serías mi esposo? -preguntó mientras abría la cajita frente a los ojos llorosos de su novio. La esmeralda brilló con fuerza debajo del sol, igual que lo hacían los ojos de Cliff por la emoción.

-Oh, Philly, ¡Sí! ¡Joder, sí! -el nombrado sonrió y saco la alhaja de la cajita para después dejarla en la acera un momento. No había nadie allí, nadie podría llevársela.

-Dame tu mano entonces. -sacó el anillo con la mano derecha y sostuvo la diestra de su ahora prometido delicadamente para colocarlo en el dedo anular. Miro encantado como le quedaba y besó lenta y tiernamente el dorso.

-Phil, esto es... -no pudo terminar su frase mientras levantaba su mano para apreciar mejor cómo se veía.

-Hermoso, igual que tú, mi vida. -se sentó a su lado y besó su frente. De inmediato le fue devuelto en la boca. -Guarda esto. Tal vez algún día la necesites. -dijo tomando la cajita del suelo y el bajista la metió dentro del bolsillo de su camisa.

-Bésame, ¿Sí? -los rostros de ambos se acercaron lo suficiente como para que sus alientos chocaran.

Los labios se unieron despacio, mientras Williams colocaba sus manos sobre los hombros ajenos. Una de las manos de Rudd fue hasta su espalda para juntarlos más; la otra, a su rostro para acariciar un poco sus mejillas rosadas.

-Te amo tanto. -declaró Phil cuando se separaron, aún acariciando. -Más de lo que he amado a cualquier otra persona.

-Te amo muchísimo también. -contestó. -Ni siquiera podrías imaginar a cuánto me refiero.

Se dieron otro beso más antes de decidir que ya era hora de volver a casa. El día había sido de esos que ambos guardarían para siempre en algún lugar profundo dentro de ellos.

One-shots; AC/DCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora