Stiff Upper Lip ~ Bon x Malcolm

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Tal vez era por el desastre que Elizabeth estaba haciendo o porque Bon sólo reía por ello y seguía comiendo como si nada, pero Malcolm estaba al borde del colapso prácticamente. Tenía sus ojos ya lloroso y sentía un nudo en la garganta que le dificultaba respirar con normalidad. No importaba cuántas veces limpiara el rostro de la bebé, la mesa y sus propias prendas, todo volvía a ensuciarse a los pocos segundos.

Suspiraba ya algo cansado de la situación, hacia menos de un mes y medio que la niña había comenzado a consumir alimentos sólidos y aún no entendía como hacerlo correctamente. Tomaba el puré con sus manitos y lo arrojaba hacia el guitarrista mientras reía, creyendo que era gracioso porque su padre también sonreía.

—Vamos, come un poco Beth. —arrimo la cuchara a su boca pero un manotazo hizo que todo cayera sobre su camiseta celeste. Apretó los dientes y tomó de nuevo el trapo, limpiandose el rostro por lo que había decidido era la última vez. —Bien, ya me harté. —dijo dejando el trapo con brusquedad sobre la mesa. Luego, se puso de pie para irse de la cocina. Era la segunda vez en el día que tendría que cambiarse de ropa; por la mañana, la bebé le había vomitado sobre el hombro mientras trataba de hacerla eructar después de darle el pecho.

Bon lo miró marcharse, bebió de su jugo y se acercó a la niña para limpiarle la cara. Tomó a Elizabeth y la sentó de forma en la que quedaba con una pierna a cada lado de su cadera.

—¿Ves? Ya hicimos enojar a mamá. —le dijo. Se sentía como un idiota ahora. Quería ir con su esposo, pero primero le cambiaría la ropa sucia a su hija.

La habitación de ella estaba muy acomoda. Young pasaba mucho tiempo allí y se encargaba de que cada cosa estuviera en su lugar. No le gustaban los niñeros ni ningún otro tipo de empleado, prefería hacerse cargo él de la casa. No fue difícil cambiarla, el rostro serio que ponía cuando se enojaba era suficiente para que la menor se quedara quieta mientras le quitaba un enterito y le ponían otro. Sus medias estaban limpias, así que no se las quitaría.

Volvió a cargarla para llevarla al cuarto que compartía con su esposo. Abrió despacio la puerta, viéndolo acostado con ambas manos sobre su estómago. Miraba al techo mientras las lágrimas caían por sus mejillas rosadas y apretaba los labios para reprimir sus sollozos. De inmediato, Scott se preocupo por él.

—Amor... —susurró suavemente mientras se sentaba a su lado y mantenía a Elizabeth en sus muslos, a pesar de los esfuerzos de ella de ir hacia los brazos del otro. —¿Qué pasa?

—No sabes y nunca sabrás lo difícil que es. Tuve que dejar demasiadas cosas para esto.

—Mally, lindo. —acaricio sus largos cabellos, quitando algunos de su rostro. —Sí que lo sé.

—Pero no lo sientes. —le contestó. —Hace meses que no como ni duermo bien. Ya no juego fútbol y desde hace más de un año que no he estado cerca del taller mecánico. Ni siquiera tengo tiempo para tocar la guitarra.

Bon se quedó callado. Él tenía razón. Notaba todo aquello pero no lo compartía. Podía consolarlo y buscar que se sintiera mejor, pero no podía decir que se sentía igual.

Malcolm lo miró, sorbiendo por su nariz mientras secaba sus lágrimas por el dorso de su mano. Seguido de eso, extendió sus brazos. —Deja que venga conmigo. Debe tener sueño. —le dijo, el mayor asintio y acercó a la bebé al otro.

En seguida Elizabeth se aferró a él, buscando acurrucarse para comer antes de dormir. Scott sonrió viendo como su esposo se incorporaba lentamente hasta quedar sentado con una almohada en su espalda. Malcolm siempre se había encargado de ser la persona fría del grupo, el del labio superior firme. Desde que había quedado preñado esa imagen se fue cayendo de a poco hasta ser aplastada por una actitud mucho más sensible. Fue tan lento que a ninguno le importó, pero últimamente era algo muy visible como para ignorarlo.

Scott se recostó de costado en la cama, uno de sus codos estaba apoyado en el colchón para poder sostener su cabeza con la palma de su mano. Veía como el guitarrista subía su camiseta y dejaba que la niña se pegara a su pecho para amamantarla. Las manos de ella jugaron un poco sobre su piel mientras su boquita comenzaba a succionar. Levantó la vista para ver a su progenitor a los ojos mientras era abrazada de forma protectora por éste. Lo notó llorar y entendía que era porque se sentía mal de alguna forma.

Una de sus manitos fue despacio hasta su rostro, tratando de secar las lágrimas de su mentón. Malcolm sonrió ante aquella acción, bajando un poco su cabeza para poder sentir el tacto de su bebé más cerca. A su vez, cerraba sus ojos y respiraba profundo para poder calmarse. El cantante los miró enternecido, queriendo ser parte pero sin la intención de molestar.

—¿Puedo- —no terminó que el menor asintió, estaba esperando que él quisiera acercarse.

Enseguida, las manos del mayor se pusieron sobre uno de sus brazos y apoyó su cabeza en uno de sus hombros sin dejar de verlos a ambos. Elizabeth desvió su vista hacia él, mostrándose feliz de tener a sus padres tan cerca de ella al mismo tiempo.

Un rato de silencio pasó y la niña se alejo para bostezar antes de cerrar sus ojitos para finalmente dormir. Bon bostezo también, contagiado del sueño de la infante.

—¿Te vas a dormir tú también? —rio un poco Malcolm, moviendo a su primogénita para bajar su camiseta y que ella estuviera más cómoda.

—Sí. Se está tan bien aquí. —dijo, frotando un poco su cabeza con sus ojos cerrados.

—Descansa.

—Tú igual. —besó su frente antes de caer dormido junto con su esposo.

Aún había un desastre aún en la cocina, pero el mayor pretendía ayudar a limpiarlo cuando ambos despertaran. Ahora lo entendía mejor, Young sólo quería un poco de espacio para él. No estaba enojado ni nada de eso, sólo frustrado y Scott no iba a dejar que volviera a sentirse así.

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N/A;
Si alguno de ustedes se quedó con ganas de más, tengo un libro con el mismo nombre donde pueden leer más situación de ellos como familia.

One-shots; AC/DCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora