"Don't your recognize your eyes in mine?"
Después de dos eternos años para Kangin, pudo regresar a Corea sin remordimientos y mucho más estable; una persona que enfrenta las cosas.
El sitio en el que estaba no le parecía cómodo para nada, los recuerdos lo invadían constantemente; recordaba cada tormento y cada trauma en milésima de segundo, como una cinta de fotogramas pasaban cada uno de forma cuidadosa y, dolorosa claramente.
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres.
Se reprochaba constantemente que estaba huyendo de todo al ir a China a tomar terapia y ayuda de un psicólogo, por fortuna, no necesitó un psiquiatra que le recetara fármacos para sostenerse, o bueno, más bien si los podía tomar y asistirlos por cuenta propia, pero Youngwoon sintió que era lo mejor luchar contra las adversidades sin tener que recurrir a aquellas medidas algo drásticas.
Una fuerte benevolencia renacía en él, todas las lágrimas derramadas, todas las tormentosas noches de insomnio, todos esos minutos y horas lidiando con su propia mente, cada grieta que se propagó en el fondo de su corazón fue pegado con la compasión y realidad; aquel hombre se estaba reconstruyendo poco a poco. Hasta que por fin tuvo las a agallas de dar el último paso y enfrentar todo en el sitio que lo acuñó desde niño. Sus tierras natales.
Claro que no olvidaba a Siwon, francamente, era como una estaca enorme en su corazón. Siempre tenía la necesidad de llamarle, pero no, eso impedía poder enfrentar todo lo que le detenía para sentirse como un ser humano hecho y derecho; siempre se mantuvo firme ante esos sentimientos.
No, no voy a llamarte ni a escribirte; porque si lo hago voy a querer volver. Voy a querer correr hacia tus brazos.
No traía consigo demasiado equipaje de todos modos, solamente y literalmente había huido como un chico adolescente de casa. Llevaba consigo aquella bolsa llena de cartas, cartas que estaban destinadas para aquel joven: a su amado que en sus sueños lo perseguía.
El hombre que amé se ha convertido en un fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.
Lo extrañaba como nada en el universo, quería abrazarlo, quería sentirlo, besarlo, susurrarle en el oído tantas monerías a la par de qué tanto lo amaba.
Aún estaba pensando como iba a volver
¿Cómo iba a regresar a casa como si nada? ¿Y si lo llamaba? No, era imprudente y ni siquiera sabía si Siwon había cambiado su número ¿Tal vez decirle a sus amigos primero y cuando se propagara el rumor apareciera? Tampoco ¿Y si pensaba que nunca tuvo interés en buscarlo? Por eso no acudió a el primero.
Se encontraba en un dilema complicado; una situación apretada contra la espada y la pared.
Aunque no le quedaba de otra más que explicar la situación como el hombre que era. De frente y sin remordimiento; pero le daba miedo, le perdió la pista al joven, ni siquiera preguntaba por él con Heechul. Sabía que si preguntaba le diría que estaba mal y que era culpa suya.
—Ya estoy de vuelta.
La llamada había empezado hace pocos minutos, Heechul se escuchaba sumamente vigorizado al poder tener a su amigo de vuelta.
Y le sorprendía mucho que él no le reprochara, sabía que huir a China conllevaba al hiatus de su banda, pero claro, esto sólo lo sabía Heechul. Incluso le contó en una de sus llamadas que la policía lo estaba buscando, ya que fue reportado como desaparecido. Ciertamente fue un embrollo enorme, pero cuando Heechul y el mánager de la banda les explicó la situación a la policía de forma cautelosa simplemente desistieron al catalogarlo como ayudarle a huir; evidentemente, trataron de investigar los motivos pero nada sospechoso fue reportado. Sencillamente lo dejaron así.
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B. O. B
Roman d'amourSiwon, líder de la banda 'Megadeth' es un chico que sobresale de el estereotipo promedio de lo que es ser un músico de género pesado. Kangin, que al mismo tiempo es su rival, líder de la banda 'Death' se ven forzados a trabajar juntos en un programa...