Me doy una larga ducha con el agua tan caliente que me quema la piel. Me quedaría horas ahí. Hay tanto vaho que no se ve ni el espejo. Salgo, me envuelvo con una toalla y abro la puerta para ventilar el baño. Paso la toalla de manos por el espejo. El corazón me da un vuelco y suelto un grito involuntario.
Eduard me cubre la boca con la mano. Lo veo en el espejo. Detrás de mí. Pegado a mí.
-Shhh... No querrás que nos oigan.
Me mira de arriba abajo con descaro. Me sugiere que me ponga algo y que salga del baño para poder hablar con tranquilidad.
Madre mía. En este lugar cada minuto es una sorpresa. Me miro en el espejo. Qué desastre. Tengo ojeras. Los labios y la piel de la cara resecas por el frío. Mejor no me miro más. Me pongo el camisón. No me he secado el pelo y el agua empapa mis hombros y parte de la espalda. Cuando salgo, Eduard me espera sentado en la cama.
-¿A qué has venido?-.
-¿Quieres que me vaya?-.
No sé qué responder.
-¿Por qué no vistes de blanco?-.
-¿No te gusta el negro?-.
-¿No sabes que una pregunta no se puede responder con otra pregunta?-.
-¿Y por qué lo haces?-.
-Pero, ¿de qué vas? ¿esto te parece un juego?-.
-¿Te lo parece a ti?-.
-¡Basta!-.
Salta sobre mí. Una mano en mi boca y la otra en mi nuca, y mis dos manos en las suyas intentado librarme de ellas.
-Selene, vuelve a gritar y me iré-.
Suelta sus manos. Mira mi cuello y pasa su dedo índice por él.
-¿Cómo te has hecho esto?-.
-¿El qué?-.
Suspira y hace una mueca de desdén, y yo también. Con tanta pregunta será imposible comunicarnos. Lo que pasa es que no sé lo que tengo. Me voy un momento al baño y me miro en el espejo. Tengo el cuello amoratado. No soy muy de tacos, pero este me nace de dentro.
-Maldito cabrón-, murmuro.
-¿Quién Selene? ¿Quién te ha hecho esto?-.
-Deimos. Intentó estrangularme cuando participamos en el viaje chamánico-.
Eduard asiente. Baja la mirada al suelo. A saber qué estará pasando por su cabeza.
-¿Qué van a hacer con Iris y Hermes?-. pregunto.
-Iris y Hermes son mi última preocupación ahora. Estás en peligro Selene. Y no sé si podré salvarte siempre-.
Sus últimas palabras me llaman la atención. ¿Me ha salvado de algo? Sí. Claro que sí. Lo cojo de las muñecas y les doy la vuelta.
-Fuiste tú... Vi tu tatuaje. Una media luna. Tú estabas allí cuando...-.
-¿Sabes lo que significa tu nombre?-, me interrumpe sonriendo.
-No-.
-Tu nombre, Selene, significa Luna-.
Tocan a la puerta. Eduard se mete en el baño y se encierra allí. Es Momo. No me hace mucha gracia su visita, pero le dejo pasar.
-Tranquila. Deimos está dormido y Ate y Vacivus están reunidos. Tardarán horas en salir-.
-¿Qué van a hacer con Iris y Hermes?-.
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SELENE
RomanceNada es lo que parece. Nadie es quien dice ser. ¿Existe el destino? ¿se puede cambiar el futuro? Selene tendrá que descubrir las respuestas a estas y otras preguntas mientras se ve obligada a vivir las surrealistas experiencias que ocurren en el int...