Llovía fuerte.
Estaban metidos en el hueco de un gran árbol. Era de noche y veían los truenos y rayos caer e iluminar el cielo parcialmente nublado. La que estaba cayendo para las pocas nubes que habían.
Estaban empapados así que ella alzó la varita y ambos se secaron, a pesar de ser verano, hacía fresco fuerte.
-Jo... Yo quería transformarme y seguirte un rato- Se veían entre dos y tres veces a la semana, apareciéndose cerca de Hogsmeade y yendo al Bosque Prohibido- Pero ahora me hundiría en el barro.
Nunca había estado tan en contacto con su otro yo, que se mostraba complacido de poder salir a menudo, pasear, cazar y correr. Y tan en contacto con su yo humano, que se mostraba contrariado de tenerla tan cerca.
Se sentó a su lado, apoyando su cuerpo en su costado, compartiendo calor- Me apoyo, ¿vale? Tengo algo de frío...- Se abrazó a si misma.
Se habían tocado poco, aún era reacio. Pero si que se habían apoyado o rozado, ella le había tocado el pelo... Cosas así. Él lo había hecho también aunque no como humano, eso le ponía demasiado nervioso.
Dejaron pasar el rato, en silencio. ella hizo unos sonidos de garganta- "Me aburro".
Había aprendido rápido. Estornudó dos veces seguidas- "¿Frío?"- Dijo él.
-Un poco...-Ella se abrazó más fuerte. Iba con ese vestido escotado, corto, de tirantes, que llevaba siempre que iban al campo y al bosque- No quiero usar un hechizo de calor porque con la humedad que hace, esto se convertirá en una sauna.
La miró debajo de él. Maldijo a todo lo que se le ocurrió cuando se levantó y se puso detrás de ella y la rodeó con sus brazos y sus piernas, obligándola a apoyarse en su pecho. El corazón le iba mucho más rápido que incluso cuando se peleaba. Ella sonrió y se acurrucó debajo de él, solo se veía su cabeza sobresaliendo por el hueco de su cuello y pecho- Gracias, Severus... Eres el mejor.
Intentó no pensar que entre sus brazos no humanos una mujer muy hermosa se acurrucaba de manera personal y muy física.
Con el pasar de los minutos, ella se durmió.
Él también lo hizo.
Cuando abrió los ojos, llovía igual de mal y encima ya era muy tarde. Ella estaba de lado, apoyada completamente con una mano en su pecho, cuando bajó la cabeza para mirarla, ella abrió los ojos y le devolvió la mirada rascando sus ojos- Hola... Menuda siesta más tonta...- Miró por entre sus brazos- Sigue lloviendo igual de mal... Una pena no poder salir, la verdad.
Volvió a apoyarse, él miró el cielo nocturno iluminado por la tormenta con sus destellos. Ella volvió a poner la mano en su pecho y acarició muy despacio- Me gusta tu piel... Me gusta el color que tiene, y el tacto. De humano también aunque obviamente ahora emites más calor, lo cuál viene bien- Agachó la cabeza, mirándola, ella lo hizo de vuelta- También me gustan tus ojos, son negros, como el cielo de noche...- Ella se puso de rodillas, contra él- Y tu sonrisa me encanta... Aunque la de humano me da un poco de miedo, parece que en cualquier momento me vas a morder...- No la sonrisa de Wendigo con media centena de agujas asesinas en una sonrisa perpetua. No. La de humano era la que le daba miedo. Chiflada.
Aún así... Lo que le estaba diciendo... Era... Era...
-Severus...- Ella se incorporó de rodillas con las manos apoyadas en su pecho- Me gustas... Me gustas mucho...- Luego, dio un beso a su conjunto de dientes.
¡Se le había confesado! ¡Sirius Black se le había confesado! ¡Y le había besado!
Bueno, ella no le era indiferente...
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Dos mitades
Short StoryPequeños momentos de Sirius y Severus. A veces dentro de la trama, otras no.