En demasía

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FemaleSirius, PostGuerra, Humor

-Severus...- Minerva McGonagall le miró en el pasillo- Sirius te espera en tu despacho.

Parpadeó- ¿Black?- Ella solo asintió y se fue.

Fue hasta allí, y la encontró siendo... Siendo Sirius Black. Estaba vestida con... Bueno, mira, eso sí que no era muy estilo Sirius Black, porque parecía toda una dama.

Llevaba una falda larga negra hasta el suelo con un tul de encaje, camisa blanca de manga larga y hombros abullonados, maquillaje ligero y el cabello suelto con unos mechones recogidos con un broche. Iba con Teddy Lupin en brazos y estaban frente a los cuadros.

-Dile hola al abuelito Phineas, Ted, dile hola al abuelito- El bebé gorjeó delante del retrato de Fortescue donde se parapetaban Phineas Nigellus Black y Dumbledore, haciéndole los tres tonterías al bebé.

-¡Todo un Black! ¡Si, señor! Un metamorfomago, y por tanto, mucha magia en sus venas- Dumbledore le sacaba la lengua y Fortescue aplaudía.

Merlín se le lleve, panda de viejos chiflados.

Ella se giró sonriente- Dile hola al tío Severus.

¿Tío Severus? Otra loca.

-¿Como va tío Severus, dirigiendo el cole? Si, si...- El niño se abrazó a ella- El cole donde estudiará mi Teddy, ¿verdad mi amor? Si, si... Aquí Teddy aprenderá magia...- Lo puso ligeramente en el aire, el niño chilló de alegría- Irá a Gryffindor como papá, a Hufflepuff como mamá o a Slytherin como la abuelita...

Se acercó a ella, el bebé le miró- ¿Qué quieres, Black?

-¿Me dejas ver el libro de registros de niños nacidos con magia?

Parpadeó- Si- Algo que había aprendido en ambas guerra era la comunicación- ¿Pasa algo?

-Pues creo que sí...- Dijo mientras ambos caminaban al ala anexa de su despacho. Se acercaron al enorme libro- Coge un momento a Ted.

Antes de decir que no, ya le había tendido al niño que se aferró a su camisa. Lo cogió. El niño le miró e imitó su pelo negro y sus ojos también negros.

-¡Por favor, que monos! ¡Es como si tuvieras un hijo!- Ella comenzó a abrir las hojas- Mira, Teddy está aquí. Edward Remus Lupin, hijo de Remus John Lupin y Nymphadora Tonks- El niño la miró al escucharse nombrado y sonrió. Luego, le miró a él y señaló gorjeando- Quiere que confirmes que sale ahí.

La miró a ella. Miró al bebé. ¿En serio? Suspiró- Si, Lupin, sales ahí.

-De verdad... Qué seco eres...

-¿No querrás que le haga carantoñas?- Ella le miró y asintió- Sigue buscando Black, y deja de decir tonterías.

Ella siguió pasando unas pocas hojas y suspiró sonoramente- La vida es una completa basura- Le miró- Esta mañana estaba hechizando el árbol genealógico para que saliéramos Ted y yo y he visto una cosa que quería confirmar- 25 de Marzo de 1998. Delphini Ryddle, hija de Tom Marvolo Riddle y Bellatrix Lestrange.

Se acercó a ella con pasos apresurados- ¿El Señor Tenebroso tuvo una hija con Bella?- Ella asintió, estaba pálida pero firme- ¿Cómo es eso posible?

-Cuando dos adultos se acuestan, a veces, de ese acto salen bebés- Le dijo con humor. Quiso hechizarla por idiota, pero como tenía a Lupin en brazos, solo cogió un fajo de los pergaminos que a lo largo del año se auto-escribían en cartas de aceptación en Hogwarts, y le dio con ellos en la cabeza- ¡Au! Severus... Eso ha dolido.

No era la primera vez que ella le llamaba por su nombre en vez de su apellido, pero le seguía contrariando- Dejaré de tratarte como una niña cuando dejes de comportarte como una niña- Suspiró y acomodó al niño en sus brazos que comenzaba a cerrar los ojos tras bostezar- ¿Qué vamos a hacer? Habrá que buscar a ese bebé.

-Por supuesto que hay que buscarla- Ella rodeó el atril y se puso frente a él- Esa pobre niña, a saber que le haría cualquiera de los dos bandos... Pobrecita, a saber como la tratarían sabiendo que es hija de quién es.

-Puede que incluso que la intenten usar para resucitar al Señor Tenebroso.

Ella le miró- ¿Es eso posible?

Miró al techo rememorando las decenas de libros que había leído- Sin un cadáver físico es sumamente difícil, incluso teniendo un descendiente directo. Pero no imposible.

Ella miró a su pecho pero realmente sus ojos no estaban en esa habitación. Estaba sopesando y calculando- No debemos saberlo muchas personas, no debe correr el rumor- Le miró a los ojos. Tenía esa mirada que vio decenas de veces en su vida. Una mirada de una mujer preparada para la guerra- Se que tienes trabajo, pero ¿me ayudarás a buscarla?

-Minerva puede sustituirme, esto es mucho más urgente.

Ella sonrió, acariciando la espalda del bebé que había caído totalmente dormido contra su pecho- ¿Te he dicho alguna vez que eres el mejor?

Iba a decirle que a lo largo de los casi treinta años que la conocía, precisamente cosas buenas no le había dicho.

Pero sus palabras fueron calladas con un beso dulce en sus labios. Ella estaba apoyada en su pecho, transmitiendo su calor a través de sus pequeñas manos de manicura francesa hecha en el Callejón Diagon.

Y a pesar de todo. Él solo correspondió, poniendo su mano en la cintura y cerrando los ojos igual que ella.

Cuando se separaron, se miraron y ella le sonrió, acariciando con una de sus manos su mentón. Luego, apoyó su cabeza en su pecho, con una mano en su espalda y la otra en el bebé. Él puso su mano en su hombro, rodeándola- Debería avisar a Harry por lo menos. Y a Draco. Y a Kingsley... Pero ya mañana- Su voz era más suave, pero tenía un tono alegre- ¿Te quedas esta noche en mi casa?- Asintió.

Caminaron semiabrazados con el bebé haciendo ruiditos dormido. Los retratos les miraron- ¡Ya era hora!- Dijo Dumbledore. Sirius se rió con una sonrisita juvenil y un pequeño sonrojo.

-¿Esto es en serio?- El antiguo director y tatarabuelo de la mujer estaba asombrado.

-Phineas, has debido de ser el único que no se ha dado cuenta...

Ambos se rieron y Sirius volvió a besarle, importándole poco las decenas de ojos que les miraban- ¿Vamos a casa?- Asintió.

-¿¡¿¡Cómo que a casa!?!?

-Claro abuelo, vamos a aumentar el árbol genealógico de la familia.

Iba a replicar con fuerza pero la risa de la chica le hizo entrever que lo decía solo para molestar a su antepasado. Así que en vez de decir nada, solo echó media sonrisa para molestar más al retrato. Dumbledore, que lo veía venir todo, comenzó a reírse detrás de la manga de su túnica junto con Fortescue.

Ella se separó de él y tiró de su brazo para meterle en la chimenea. Vio al Black estamparse, a falta de una palabra mejor, contra el lienzo- ¡Ponle un anillo, Snape! ¡Un anillo! ¡No hay bastardos en los Black!

Sirius cogió un puñado de polvos flu. Se echó a sus brazos y se besaron de nuevo- ¿Vas a ponerme un anillo, Severus?- Dijo en voz alta.

-No, la verdad- Le respondió. Phineas hizo un ruido que parecía un hombre sufriendo un infarto.

-Menos mal, porque no lo iba a aceptar.

Le devolvió el beso y, a continuación, besó su cuello- Pero no digo que no a lo de aumentar el árbol.

-¡¡¡¡¡SIRIUS!!!!! ¡¡¡¡¡SNAPE!!!!! ¡¡¡¡¡NO LE HAGÁIS ESTO A NUESTRA FAMILIA!!!!!

Marcharon por la chimenea, riéndose, despertando ligeramente al pequeño. A lo mejor lo de meterse en la cama a practicar el aumento del árbol genealógico Black se iba a posponer un rato más.

Pero no mucho más.

Dos mitadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora