Trabajo Detectivesco (Parte 1)

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FemaleSirius, +18, Explícito, Lenguaje vulgar y soez.

Quería... No, no, no, no, no, no... NECESITABA hundirse allí debajo.

Debajo de su falda.

Se había obsesionado con ella desde una de sus últimas peleas.

Esa era la palabra: Obsesionado.

Se masturbaba al menos tres veces al día deseando hundir su cara en ese precioso y palmeable culo. Con su lengua metida entre esos dos montes y follarse con su lengua ambos agujeros.

Algo imposible, obviamente.

Sirius Black y él no se llevaban bien, y eso era quedarse corto. Se hechizaban a la mínima, se insultaban solo con cruzarse y cuando ninguna de esas dos cosas les calmaban, acababan a puñetazo limpio en el suelo.

Si, él era más alto y más fuerte. Pero ella era jugadora de Quidditch y ágil.

Eso sin contar lo... Otro.

Es decir, ver a dos niños de once-doce años darse de leches en el suelo es "gracioso". Cuando tienes diecisiete, que una chica tan guapa cómo ella se te suba en el regazo, es... Bueno, es peligroso.

Porque: hormonas, adrenalina y roce.

Una de las últimas veces acabaron a leñazo limpio detrás de la primera línea de árboles del trozo de Bosque Prohibido que daba al lago. Él la siguió, ella se dio cuenta y como siempre: hechizos y golpes.

Pero esta vez hubo algo distinto.

Ella tenía la nariz sangrando y él la boca. Él le había dado un puñetazo y ella a él una patada. Pudo medio zafarse de tenerla encima y la puso del revés, retorciendo su brazo... Y levantando su falda sin querer.

Y lo vio.

El culo más follable del mundo.

Oh, señor Merlín. Adoraba los culos.

El de Lily era bonito. Y debía admitir que el de Remus Lupin también.

Pero el de Sirius Black era FOLLABLE.

La soltó y se fue, recogió su varita y acabó en su habitación, hechizando los doseles caídos de su cama para que no le escucharan masturbándose como un puto loco mientras gritaba el nombre de Sirius Black entre gemidos y se corría tan fuerte que manchó su propia barbilla a pesar de que paró el chorro con la mano.

Y desde entonces estaba para encerrar. Soñaba despierto con ella, no se la quitaba de la cabeza.

Y ella debió de darse cuenta de que algo de él no estaba en sus cabales porque le paró en un pasillo semivacío y se le encaró.

Cosa que agradecería toda la vida.

-A ti te pasa algo conmigo...

La miró- Si, que existes en mi vida, por desgracia.

-No me refiero a eso. Estás raro- Él se rió con un sonido que parecía más una salida de aire por la nariz. Si ella supiera. Ella no se inmutó por lo anteriormente dicho- No me sigues, siempre me sigues.

Eso le hizo gracia de verdad, así que levantó una ceja- ¿Quieres que te siga?- No sabía de dónde había salido ese tono suyo tan... Seductor.

Ella parpadeó, perpleja- Sea lo que sea lo que estés tramando, lo averiguaré, Snape- Rara vez usaba su apellido sin un adjetivo despectivo detrás.

-Pues si me pasa algo y lo averiguas, avísame, muñeca...- ¿¡¿¡La acababa de llamar muñeca!?!? ¿Qué estaba pasando?

Ella solo volvió a parpadear confusa, se giró y se fue, haciendo bailar su falda y viendo de nuevo ese culo suyo.

Dos mitadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora