Dos mitades

Edad

Severus x Sirius, +18, Sexo Explícito, Mpreg

Sirius estaba raro.

A ver, raro era, pero predecible después de años juntos.

Raro estaba, porque era la quinta vez que lo hacían hoy.

No se iba a quejar mucho, la verdad. Es decir, Sirius gateando para atraerle de la túnica, colándose debajo de la mesa de su despacho, llamándole a casa "urgente" y que estuviera totalmente desnudo en su cama... Esas cosas que le encandilan.

Pero desde que su primogénito había entrado en el Colegio, y si bien entendía el mayor tiempo libre, básicamente su pareja le había monopolizado de cintura para abajo.

-Hola amor- Sirius estaba en pijama, de rodillas en los pies de la cama, mirándole.

-Hola...- Le miró, inquisitivamente. Ese brillo... Conocía ese brillo en los ojos... Quería hacerlo otra vez- Vale, Sirius. Se acabó. ¿Qué te pasa?

-¿Qué me pasa de qué?

-Estás raro.

-No estoy raro, mi amor.

Se acercó, Sirius no tardó en encaramarse a él y morderle la oreja.

Su punto débil.

¡Severus, no caigas! ¡Céntrate!

-Sirius, para.

Le separó y le miró- ¿No te gusto?

-¿Eh?- La elocuencia hecha palabras, muy bien Severus, muy bien.

Un cojín impactó en su cara- Eres un idiota, Severus... ¡Un idiota!- Estaba lloriqueando.

-Vale, vale... Tiempo muerto...- Hizo el mismo gesto que alguna vez había hecho como árbitro en los partidos de Quidditch de Hogwarts- Sirius, ¿estás embarazado otra vez?

-No... ¿Estoy gordo? ¿Me ves gordo?- Su marido reptó al cabecero de la cama y se escondió detrás de un conjunto de almohadas y cojines.

Él siguió el camino y se puso frente a él- Sirius. Estás llorando. Te he visto llorar muy pocas veces en mi vida y, la mayoría de ellas, estaban asociadas a tus hormonas cuando estabas embarazado de Regulus. Así que si no estás embarazado, quiero que me digas que te pasa, y lo quiero saber en este momento.

Él le miró- Estoy triste.

Parpadeó y se acercó a abrazarle, el otro se dejó, escondiendo su cara en su cuello. Sirius era, aunque con hombros más anchos por el ejercicio, más pequeño que él, así que no le costó rodearle con sus brazos y aspirar su olor a champú frutal.

Sirius nunca estaba triste. Sirius era el activo y positivo de los dos, el alegre. Que su marido le confesase algo así, era preocupante- Cariño, ven aquí- Le abrazó con fuerza- Cuéntame Sirius.

Él le abrazó con fuerza- Te quiero.

-Y yo.

-Te amo mucho, Severus.

Se rió ligeramente- Yo también.

Le besó el hombro- Soy muy feliz contigo. Mucho. Muchísimo- Se acurrucó, rascando su espalda, él hizo lo mismo- Eres la persona que más amo en el mundo. El día de nuestra boda fue uno de los días más felices de mi vida, porque pude compartir con quiénes quiero mi amor por ti. El día que nació nuestro hijo está a la par, porque nuestro amor dio fruto en forma de clon tuyo- Ambos se rieron- Y soy el hombre más dichoso al haber tenido la oportunidad de conocerte y amarte, porque incluso si tu no me amas, mi amor por ti me ha hecho mejor persona, mejor padre... Y no tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mí y por nuestro hijo a lo largo de los años.