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Presenciando a su hermosa Rubi, su esposa, o tal vez... ¿ex esposo?

-¡RUBI!  - gritó el hechicero, el otro volteó a verlo, sus ojos brillaron al verle. 

- ¡JUAN! - este corrió a abrazarlo, ambos se extrañaron muchísimo.

Ambos hablaron mucho tiempo, Juan invitó a el oso a su casa, bueno, al templo, y ahí salió un tema de conversación que Juan quería tocar desde el inicio.

- Y... ¿lograste enamorarte de alguien más? - el hechicero tenía miedo de que el otro le diga que se quedo esperándolo para vivir su matrimonio y ser felices por siempre, pero su respuesta fue muy satisfactoria.

- Bueno, yo conseguí a otro chico, se llama Vegetta, espero que no te moleste...

- Mientras seas feliz todo está bien, aparte, yo también tengo a alguien, él se llama Spreen.

El chico recién mencionado justo iba pasando por ahí porque quería ir a ver a su pareja, una visita de sorpresa. Cuando entró a el templo, vio a los dos ex-amantes abrazados, Spreen quedo paralizado por segundos, ¿acaso su amor solamente era un juego?, sus ojos no tardaron en cristalizarse, como la noche pasada, su felicidad solo le duró 1 día. Su ojos ya casi de hielo empezaron a derramar lagrimas, cada una más pesada que la otra. La punta de su nariz se sonrojó y sus ojos se enchinaron un poco, dio una media vuelta y salió corriendo, con dirección a no sé donde. El hechicero se percató de la parecencia de su novio, le dijo a Rubi que se quedará en el templo y salió a buscarlo.

Juan estaba buscando a Spreen por todos lados, hasta que escuchó unos sollozos provenientes de detrás de un arbusto. Se acercó lentamente a el otro y se sentó a su lado.

- Spreensito, amor. - este vio que el otro estaba hecho volita con su cabeza escondida entre sus rodillas, el de mascara levantó la cabeza ante las palabras de su pareja, dejandole ver sus ojos hinchados al otro.

- ¿Qué quieres, Juan?

- ¿Acaso estás celoso de Rubi?

- ¿Yo? el mismísimo Spreen, dueño de la cadena de restaurantes más famosa de todo Tortillaland. - este se alabó a si mismo, para luego mandarse al frente - Si, estoy sumamente celoso de esa zorra.

- Rubi es mi ex-esposa/o - el otro frunció el ceño - no te pongas así, cielo. - esta vez, el chico se sonrojó.

- ¿Cielo?

- Si, sos mi cielo. - el pollero lo miró a los ojos y se acercó levemente para luego plantarle un tierno beso. 

- Spreensito, no te pongas celoso, no me gustan los celos.

- Te prometo nunca volverme a poner celoso, amor.


Entonces esto es amor... - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora