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5 de noviembre del 2022


A duras penas, Spreen logró levantarse de la cama. Pelusa estaba tirada en el sillón/sofá y no dio señales de estar despierta, como el pollero no quería molestarla, siguió su vida y se preparó un té. Se sentó a tomarlo en su desayunador y se quedo sentado tranquilo. Miró su reloj y eran las 9 de la mañana, era sábado y recién iba a abrir el Martes, quería un pequeño descanso. Cuando terminó, se levantó de la mesa y fue a lavar su taza. Se fue a mirar al espejo. Miro su abdomen, era plano, pero para él no, para él se veía gordo y feo. Lagrimas traicioneras cayeron de sus ojos, su nariz se puso roja y empezó a llorar completamente. 

Se sentó en el sillón, al lado de Pelusa la cual ya estaba despierta, y ella se apoyó en el regazo de su dueño. Spreen subió las piernas al sillón/sofá y escondió su cara entre ellas. Pelusa se acostó al lado de este, de alguna manera, haciéndole compañía. Esto ayudaba de cierto modo al oso, pero el estaba destrozado. No había comido casi nada en dos semanas, tal vez muriera, no le importaba si solo pensaba en él, pero... ¿Cómo podía pensar en dejar solo a Juan? Con solo pensar la reacción de su pareja si llegara a morir se le enchinaba la piel, tenía miedo, miedo de dejarlo solo.

Sollozaba silenciosamente mientras abrazaba sus piernas. De la nada, alguien abrió la puerta.

- WACHO, NO SABES LO Q- Era Carrera, su mejor amigo, el cual se quedo callado al verlo - Iván, ¿Estás bien? - este se le acercó lentamente y se sentó a su lado. 

- N-no... 

- Decime que te pasa, amigo. - puso su brazo al rededor de los hombros de Spreen - Necesito que me lo digas para ayudarte, sabes que siempre voy a estar para vos. 

- E-es qu-que... - levantó la cabeza para verlo a los ojos - n-no sé q-que me pa-sa... s-solo sé q-que no es-estoy bien.

- Ya pasó, tranquilízate. - dijo en modo de consuelo, el otro se secó las lagrimas con sus manos - ¿Quieres agua? - el otro solo asintió - Ya te la traigo.

- Carre le había llevado un vaso de agua y tomó unos sorbos - Gracias, Carre. 

- No te preocupes, somos amigos, ¿no?

- Seh, somos amigos. - sonrió levemente- Te quiero, wacho. 

- Awww, yo también te quiero. - suspiró - Ahora sí, decime que te pasó. 

- Bueno, lo que pasa es que... - se le volvió a hacer un nudo en la garganta - y-yo...

- Tranquilo, poco a poco.

- Y-yo le tengo mucho asco a la comida... 

- ¿Cómo es eso?

- E-eh... lo que pasa es que cuando me veo en un espejo me siento muy gordo... y entonces cuando intento comer se me cierra el estomago y me da nauseas la comida. - dejo de hablar por un segundo - es eso.

- Iván, creo que tenes un trastorno alimenticio... - el mencionado lo volteó a ver con una ceja levantada, no creía tener uno. - se llama Anorexia ansiosa. Pero no sé, deberías venir a alguna consulta conmigo y vemos bien. 

- ¿Soy anorexico? - a este se le llenaron los ojos de lagrimas - Dios, ¿cómo caí tan bajo? 

- Iván, hay maneras de tratarlo, te voy a ayudar e acompañar en todo el camino de recuperación, por algo soy tu amigo y psiquiatra.

- En serio, gracias, rodri....

- No te molestes, lo hago porque te quiero.

- Yo también te quiero.

Ellos se abrazaron, un tierno abrazo de amigos.

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Carre>>>>>>>>>>>>>>>>>

Entonces esto es amor... - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora