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(continuación del cap anterior)


(19:21 p.m.) 


Cuando terminaron de hablar en su picnik, Juan le propuso a Spreen ir a su casa, para estar más cómodos y eso. El otro acepto, aunque sabía que los planes del mago no eran solo hablar. Ambos estaban muy tranquilos, iban agarrados de la mano mientras hablaban de boludeces; al llegar a la casa del mayor, abrió la puerta, hizo pasar a Spreen, cerro la puerta y empezó a besar a el otro. 

El beso empezó siendo tierno, nada nuevo para ambos, pero poco a poco fue aumentando la intensidad. Spreen se iba poniendo cada vez más nervioso, Juan se iba poniendo cada vez más caliente, este empezó a llevar al otro hacia su sillón para sentarse y hacer que el otro se pusiera arriba de él, estaban cara a cara, el mayor de estos empezó a besar bruscamente el cuello del otro, haciendo que este suelte bastantes quejidos. 

- A-ay, la puta madre - este se cubrió la boca con una mano, mientras tanto, el mayor estaba mordiendo su cuello como si fuera un vampiro y se detuvo. 

- ¿Te duele? ¿Quieres que pare?

- No, sigue... - él estaba muy nervioso, el mayor volvió a su actividad pero esta vez estaba dejando chupones y pasaba la lengua así no dolía tanto, pero el otro tomo coraje y colocó su mano en la entrepierna del otro y empezó a jugar con el bulto del otro. Spreen ya estaba en su papel de sumiso y Juan estaba muy caliente como parar en ese momento, ya no había vuelta atrás, este empezó a sacarle la camisa al chico para admirar su abdomen muy marcado y plano. Él también se sacó su camisa y el pantalón, dejando ver su gran bulto con una erección que la hacía mas grande aún, el otro repitió la ultima acción del mago. 

- Ponte en cuatro, amor - el otro hizo caso, se sentía cada vez más nervioso. 

Juan se tomo un segundo para observar la hermosa imagen que va a estar en su cabeza por bastantes días, un líquido pre-seminal salía del orificio del más joven, el mago alineo su miembro con la entrada del menor para meter su verga con una sola estocada, causando un gemido muy alto, se quedo adentro hasta que Spreen empezó a mover su cadera lentamente para que ambos lo disfrutaran más. 

- Ah...¡J-juan! - por cada gemido Juan iba subiendo el nivel de las estocadas, Spreen estaba cegado por lo que hacía el otro, gemía sin parar - A-ahí, más rápido.

- No te escucho, ¿puedes repetirlo? 

- ¡Su-subí la velocidad!, b-boludo.

- Claro, mi amor - este subió la velocidad aún más, el otro se sentía en las nubes - spreencito.

- D-dime.

- Me voy a correr.

- Hazlo adentro, por favor...

- Claro - Este aumentó la velocidad de las estocadas, haciendo que por fin se corriera - Ay...

El otro cayó rendido, le dolía todo el cuerpo. Eran las 10 de la noche y ya estaba muy cansado, Juan se levantó y cargó a Spreen hasta su habitación, había comprado una cama de dos plazas para poder dormir aún más comodo, acostó a el más joven en la cama y fue a su vestidor a ponerse el pijama y buscó una remera y un bóxer para que el otro no duerma desnudo, salió del vestidor y le puso la remera y el bóxer y el otro no reacciono, estaba profundamente dormido. Juan se acostó al lado de Spreen y lo abrazó para quedarse dormido.


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Acá está, un capitulo mal escrito.

Entonces esto es amor... - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora