¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sus dedos se enterraron en las sábanas bajo suyo sintiendo todo su cuerpo arder. Era como si estuviera en el mismísimo infierno.
Entre abrió sus labios al sentir un escalofrío correr por su piel ante algo cálido y húmedo que pasó por su abdomen hasta subir al centro de sus senos.
Sentía que alguien estaba muy cerca suyo.
-tan deliciosa, tan perfecta.
Esa voz masculina le sonaba conocida.
Unas manos grandes se posaron en sus muslos para alzar sus piernas, porqué no podía abrir sus ojos, porqué su cuerpo no respondía.
Su vientre se contrajo al sentir un aliento cálido en su feminidad al descubierto.
-será tan entretenido observar tu avance, tus reacciones, tus súplicas.
Su piel se estremeció y sus pezones se pusieron duros al sentir que algo lamió sus labios inferiores, abriendolos con la punta de al parecer una lengua para jugar y empujar levemente en la entrada de su vagina para subir aún lamiendo sus labios inferiores hasta llegar a su clitoris, moviendo su lengua en círculos para luego sentir unos cálidos labios chupar aquel pequeño botón que envió corrientes eléctricas a todo su cuerpo.
Sus labios se separaron dejando escapar sus jadeos temblorosos ante tal excitación, su interior punzaba de forma dolorosa y placentera, su corazón latía con rapidez ante esas manos que apretaban su trasero mientras probaba su feminidad como si estuviera bebiendo el néctar más exquisito de todos.
Sus ojos por fin se pudieron abrir encontrándose con un sitio oscuro y desolado, se parecía a su sala donde habitaban sus entes.
Bajo su mirada viendo su cuerpo desnudo, sus pechos moverse ante su respiración agitada, encontrándose con una cabellera azabache que estaba oculta entre sus piernas y en su feminidad mientras sus piernas estaban apoyadas en los hombros de aquel hombre corpulento que se encontraba desnudo igual que ella.
Su gemido opacó su voz consciente que deseaba alejar a ese hombre desconocido, quien fingía embestidas con su lengua, era posible que una lengua sea tan alargada y pudiera moverse con tal flexibilidad?, no, no lo era.
Sus gemidos resonaron en aquella sala desolada, sus caderas se movieron de forma inconsciente sintiendo que su poca racionalidad estaba desapareciendo, esas manos grandes y fuertes la ayudaron a mover sus caderas aún probando su interior hasta que un fuerte gemido escapó de sus labios arqueado su espalda. Nuevamente se estremeció al sentir que aquella lengua salió de su interior para absorber aquel néctar que humedecia su feminidad desbordando de sus labios inferiores.
