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George se encontraba en su cuarto, exactamente al lado de su ventana. Estaba admirando el hermoso cielo azul que había el día de hoy, pero sin duda lo que más le gustaba era sentir el aire que pegaba en su cara, ese aire tan fresco. Siguió admirando el cielo, hasta que escucho como la puerta de su habitación se abría.

—¡George, te he dicho que no tengas la ventana abierta, alejate de ahí!— grito su madre quien rápidamente se acercaba a la ventana para cerrarla.

El castaño rodó los ojos con molestia por lo exagerada que era ella.

—Solo admiraba el cielo, no hay nada de malo en eso—

—Ya lo hemos hablado, sabes que es muy pel...—

—Si, si, ya se es peligroso y me puedo caer, también ya se que no debo de mantener las ventanas abiertas por el aire porque me puedo enfermar. Todas esas cosas ya las se, no hay necesidad de que me lo repitas— George contesto ya un poco cansando de siempre escuchar a su mamá hablar de lo peligroso que era el mundo exterior para él y no dejarlo hacer nada.

—Sabes que lo hago por tu bien, cariño. Por cierto, te traje esto para que no te aburras— le dijo la mujer quien le extendía un libro.

George tomo el libro en sus manos para después susurrar un gracias.

Después de que su mamá saliera de su habitación, puso atención en el libro que tenía en sus manos, viendo un poco más la portada, realmente no era muy llamativa y no es como si le gustará leer mucho, pero era eso o aburrirse en su habitación.

Odiaba un poco el hecho de que su madre tuviera que ser tan protectora con él, desde siempre lo había sido y ahora que ya tenía 17 años seguía igual. Ella siempre le decía que el mundo exterior era demasiado peligrosa para alguien tan indefenso como él. Claramente se lo creyó, pues si le dices eso a un niño de 6 años si se lo iba a creer.
Así fue como creció con esa idea de que el mundo era peligroso al igual que todas las personas que vivían fuera de su casa. Aunque conforme empezó a crecer, empezó a ver a los demás niños del vecindario jugar y demás, eso creció un gran interés en él, al igual que también muchas dudas.

Se empezó a hacer muchas preguntas, ¿por qué los demás niños podían jugar a fuera y él no? ¿Por qué no podía salir de su casa? ¿Por qué su mamá le prohibía interactuar con los demás? Esas eran unas de las tantas preguntas que se hacía, claramente ninguna de ellas tenía respuesta.

A pesar de que ya tenía 17 años, ni siquiera había vivido su vida como la de una persona con esa edad, a él lo mantenían encerrado en su casa todo el tiempo, muy rara vez podía salir al jardín y solo era para tomar algunos vegetales y ya. Jamás había ido a una escuela, mucho menos tener amigos, no sabía lo que era tener amigos, toda su vida había tenido maestros privados y hasta hoy en día seguía siendo el caso. No podía comer dulces ni mucho menos comida chatarra, siempre tomaba cientos de medicamentos que sinceramente nunca se tomó el tiempo para saber cuál era su función, simplemente los tomaba por órdenes de su mamá. Nunca entendería por qué ella era así, siempre lo trataba de esa forma tan protectora. Mientras que su papá no solía importarle mucho lo que su hijo hiciera, aunque a veces se oponía a las ideas tan extremas que podía llegar a tener su mamá.

Abrió un poco el libro para saber más o menos de que trataba, tal vez no sería tan malo como todos los anteriores que había leído.

-

Al día siguiente hizo lo mismo, abrió la ventana sin que su mamá se diera cuenta. Admirando por un largo tiempo el cielo, hasta que se dió cuenta que suaves gotas empezaron a caer, haciendo que el suelo de la calle se empezará a mojar. Lo mejor era cerrar la ventana, pero algo llamo su atención, o mejor dicho alguien.

Su mirada se poso en un chico, un chico rubio que caminaba tranquilamente por debajo de la lluvia, sin importarle si se mojaba o no, simplemente caminaba de lo más normal.

George en ningún momento quitó su mirada del joven rubio. Miles de preguntas invadieron su cabeza, haciendo que sintiera un poco de envidia por ver qué el rubio podía hacer eso y él claramente no, pues si lo hiciera seguramente a su mamá le daría un infarto y estaría castigado por el resto de su vida.

Al parecer el joven rubio noto su mirada, porque no tardó en también mirarlo y sonreírle, una sonrisa tan perfecta y hermosa.

George se encogió en su lugar por ser descubierto. Sintió mucha pena y rápidamente cerro su ventana para alejarse de ahí.

—¡Hey, espera!—

Escucho gritar al rubio desde a fuera, no quería que ninguno de sus padres se diera cuenta de que había abierto su ventana otra vez, así que rápidamente se asomo, abriéndola otra vez para decirle al rubio que guardara silencio.

—Guarda silencio o de lo contrario mis padres te escucharán y eso será un problema muy grande— trato de hablar lo más bajo posible, pero claramente no tan bajo para que el chico pudiera escucharlo.

El rubio volvió a sonreír al ver que el castaño había vuelto a asomarse.

—Jamás te había visto por aquí, ¿cuál es tu nombre?— pregunto el pecoso.

—Ni siquiera te conozco, ¿por qué debería decirte mi nombre?— dijo George un poco extrañado de la personalidad del rubio.

—Bueno, mi nombre es Clay, pero me puedes decir Dream, ahora sí ya no soy un extraño para ti— contesto Dream.

George dudo un poco en decirle cuál era su nombre, pero al final no perdía nada en hacerlo, aparte era la primera vez que hablaba con alguien que no fueran sus padres.

—Me llamo George y vivo aquí desde.... siempre, solo que nunca
salgo— hablo George, susurrando lo último.

Dream alcanzó a escuchar lo último, eso se le hizo un poco extraño pero no quiso hacer ninguna pregunta al respecto.

—Y cuántos años tienes?— pregunto otra vez Clay.

—Tengo 17, ¿por qué?—

La cara de Dream fue una de sorpresa al escuchar eso. El chico tenía 17, pero se veía de menor edad.

—Wow! Yo también tengo 17, pero tú te ves mucho menor—

George sonrío un poco al ver la expresión de sorpresa del pecoso, ese chico era algo peculiar.

—Supongo que es mi genética—

—Si, seguro debe de ser eso. Bueno George, me tengo que ir o de lo contrario pescare un resfriado. ¡Fue un gusto conocerte! Espero que te puede volver a ver. Adiós— Dream se despidió, yendose del lugar.

George sonrío para sus adentros, eso había sido algo extraño y agradable, no siempre te ponías a platicar con un extraño y mucho menos te podía agradar al instante. Aunque Dream se le hizo un chico demasiado agradable, no importa si solo habían tenido una charla normal.







Primer capítulo.

:)

Exterior. (Dreamnotfound)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora