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Off está tan desesperado por las deudas y la necesidad de someter a su madre con cáncer a un tratamiento que erradique de una vez por todas la enfermedad, que se ve obligado a tomar su última opción y recurre a un mafioso para obtener u...
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Gun llegó del casino cansado y frustrado.
El trabajo se había triplicado en solo unos días desde que el cadáver de Jeff fue dejado en la entrada del hotel que servía como prostíbulo en Su-wut. El distrito enemigo.
Los otros distritos comenzaron a preguntar sobre el destino del territorio ahora que el líder estaba muerto, y algunos llegaron hasta el casino queriendo saber si Gun iba a reclamar el distrito como parte de su dominio.
Gun no quería eso. Nunca quiso pelear por poder, cuando el suyo era basto y suficiente. Expandirse significaba más gente y más gente conducía a la deslealtad y muchas cosas malas. Podían los demás repartirse un trozo del pastel, por lo que a Gun le importaba. Sus problemas personales eran más complicados que eso.
El departamento estaba oscuro en la sala del recibidor y Gun se encontró frunciendo el ceño por eso. Desde hace ya semanas que su casa no era así de silenciosa. La madre de Off mantenía las luces del lugar encendidas y Fluke llenaba de sonido el espacio, jugando con la consola que había traído, mientras la dulce señora estaba en la cocina preparando la cena, y en los últimos días, Off estaba por algún lugar cerca al momento de que Gun entraba. Saludando como un cortés invitado, preguntando como iba el bebé y logrando una corta plática antes de irse a jugar con el conejo a la sala del televisor o encerrarse en su habitación.
Gun se sentía expuesto ante el silencio y oscuridad.
Con arma en mano caminó por el pasillo hasta la intersección que daba a la cocina por un lado y a las habitaciones por el otro. No era demasiado tarde para que todos estuvieran ya dormidos. Se había acostumbrado a un horario domestico que no debía romperse o seguramente recibiría una llamada preocupada de la señora Dararat diciéndole que debía llegar a cenar mientras la comidas estuviera caliente y descansar bien porque su nieto necesitaba las energías adicionales.
La pequeña mujer parecía más su madre que la de Off.
Nervioso, giró a la derecha, siguiendo la luz de la cocina que era la única encendida. Con el arma al frente, listo para defenderse de lo que fuera. Caminó frente a la barra del desayuno y como un reflejo defensivo dio media vuelta y apuntó al intruso detrás de él.
—¡Joder! No dispares. —Murmuró Off, con las manos en un gesto de rendición— Soy yo.
Gun soltó un suspiro cansado y bajó el arma.
—No aparezcas como si fueras un fantasma. —le reclamó y luego dijo— ¿Por qué la casa está vacía?
—No está vacía. Estoy aquí.
Gun resopló.
—¿Dónde está tu mamá? ¿El insolente de tu amigo?
Off caminó junto a Gun y se apoyó junto a la barra.
—Mi madre planeó una excursión nocturna al vivero de los Suppasit. —antes de que Gun preguntara agregó—: Convenció a Zee de acompañarlos a ella y a Fluke.
