Estúpido festival

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Finalmente, llegó el día tan esperado para los habitantes de las Islas, viernes, el día de la luna roja.

Aunque sea un evento del cual todos, bueno, casi TODOS los habitantes estén entusiasmados, había un grupo de estudiantes quienes no esperaban el día con ansias, especialmente sabiendo lo que se les avecinaba.

Uno de aquellos, era una pelirosa tricíclope, la cual se había levantado con cero ganas de iniciar el día, sería todo un reto. A pesar de eso, sus madres la habían animado toda la mañana por el festival, era un evento de suma importancia y hasta algo romántico para las parejas; podría cambiar el significado depende de las personas.

—Y, cariño ¿Lograste invitar a aquella chica de la que siempre hablas?— Pregunto su madre, una mujer alta y de cabello rosa pálido, poseyendo aquellos tres ojos que la caracterizan.

Boscha bufó. —Te dije que aún no es momento.

—¿Y cuándo lo será?— su otra madre apareció, una mujer más baja y de cabello revoltoso de color fucsia, también poseía unos lentes— si sigues con esa actitud nunca será el momento adecuado, debes convencerte de que todo saldrá bien y a veces arriesgarte. Fue así como invite salir a tu madre ¡Y mira cómo estamos ahora!

Boscha ignoró aquellas palabras y siguió comiendo su desayuno, no quería hablar en esos momentos donde lamentablemente no podría pasarlo junto a Bria, sino que tendría que encargarse de dos adolescentes locamente enamorados.

Cuando terminó, ella se dirigió a su habitación y suspiro, ayer en la Casa Búho habían hablado del momento en dónde se encontrarían, luego armarían su plan para el resto de la noche. Porque obviamente el festival debía ser en la noche, dónde todas las luces junto a su gran linterna podría verse majestuosamente.

Si no hubiese pasado nada, si tan solo hubiese dejado de ser una cobarde y le preguntará directamente a Bria si quisiera salir con ella, nada de eso pasaría. En ese mismo instante ella estaría divagando sobre peinados y maquillaje para su gran noche, no preocupándose sobre si Eda llegaría a tiempo con el antídoto antes de que la poción tenga un efecto permanente, algo que la hacía sudar frío.

Ahora, ella se encontraba sentada en su cama acariciando a Maya mientras veía su bola de cristal, mirando un canal de chismes para olvidarse lo de más tarde.

Claro, que lo que los esperaba en la noche era inevitable.

No pregunto nada sobre el estado de los afectados a Luz, se mantuvo algo alejada pero no mucho, solo volvió a la realidad cuando la llamaron para almorzar, siendo después de eso cuando debería prepararse para la noche y luego dirigirse a la Casa Búho.

Dónde iniciaría todo.

Cuando una de sus madres alzó su plato en señal de que los lavaría, su otra madre la apresuró a alistarse para el festival, llevándola al baño para que se aseará mientras preparaba su ropa. Boscha sintió que todo paso tan rápido, desde terminar de asearse hasta que su madre la arrastró a cambiarse, también habiéndola ayudado con un ligero maquillaje y su típico moño como peinado.

Cuando estuvo lista, sus madres la secuestraron unos minutos para una sesión de fotos con aquel vestido de mangas largas, con la parte de abajo llegándole hasta los tobillos y unos tacones negros con un moño en la punta. Y como buena hija, Boscha apoyo con las poses.

Luego de eso, se encontraba volando con Maya directo a la Casa Búho, temerosa de lo que podría pasar. No sin antes guardar un par de pociones en los bolsillos infinitos que poseía su vestido, por si acaso.

A lo lejos diviso la casa, así que se dirigió a ella sin mucha prisa, incluso deseando en sus adentros que de repente apareciera Eda junto a los demás y así ella poder retirarse, pero sería imposible. A pocos metros de la casa, escuchó un fuerte grito, uno el cual puso haberla puesto de los nervios, pero era un grito que identifico como el de la humana, simplemente haciéndola sonreír.

Estúpida pociónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora