TaeHyung quiere demostrarle a su mejor amiga que invitar al chico que le gusta a una cita no es tan difícil, por eso decide darle un ejemplo:
"Hey, Jeon JungKook ¿Quieres ir a una cita conmigo?"
Ese fue el día más feliz de la vida de JungKook. El...
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JungKook no se daría por vencido, esa noche, su reflexión final antes de quedar profundamente dormido, fue no desistir.
Mientras pensaba, se había dado cuenta de que, quizás, él peliazul no lo miraba como un prospecto para novio, claro, la frase de amigos quedó muy grabada en su cabeza. Pero esta vez su mente había viajado más allá para analizar las acciones y palabras del mayor.
"JungKookie".
¿Por qué JungKookie? Si Jeon JungKook suena mejor... aunque por supuesto, no podría agregarle un "hyung".
Las acciones del peliazul lo hacen sentir como el hermanito pequeño o el amigo menor.
¿Es por sus torpes actos? ¿Su tono más joven? ¿O acaso sus descuidos que lo hacen ver como un niño?
¿Por qué TaeHyung le daba sonrisas adorables y llenas de ternura al verlo?
Todo tan amigable.
JungKook se encargaría de hacer sus propios movimientos y dejar en claro sus intenciones, aún con su timidez.
— H-Hola Tae...
"Mal comienzo" — se recriminaba mentalmente cuando la dulce sonrisa de TaeHyung se mostraba al escucharlo titubear.
— Hola, JungKookie — él peliazul saludaba cerrando su casillero, ambos comenzando a caminar hacia los pasillos donde las aulas se encontraban. — ¿Cómo estás? ¿Terminaste tu tarea anoche?
— Ahh sí — asentía rápidamente. — Era algo sencillo, descuida...— TaeHyung había temido quitarle algo de tiempo con sus obligaciones al haber pasado todo el domingo en una videollamada.
— Ohh, bien. Yo me quedé dormido antes de terminarla — contaba soltando una pequeña risa, pero JungKook no la notaba tanto, no cuando su mirada viajaba hasta la muñeca de TaeHyung, bonitas y delicadas pulseras adornándola, pero se sentía más ansioso cuando notaba su perfecta mano cerca de la suya.
Quizás es exagerado, pero a JungKook le encanta esa suave piel y la forma en la que sus delgados dedos se envuelven en el dorso de su mano mientras caminan de regreso a sus casas.
Así que, con bastante pena, el menor rosaba sus nudillos con los ajenos, algo que fácilmente podría tomarse como un accidente o ser pasado desapercibido, esta última resultando ganadora, pues TaeHyung no se había ni inmutado, había seguido hablando de su odioso profesor de Metodología de la Investigación.
JungKook acomodaba sus gafas y tomando una buena bocanada de aire, su mano izquierda se estiraba hasta sostener la del peliazul, quien inmediatamente bajaba la mirada hasta el repentino agarre, pero no detenía su andar o su hablar, solo esbozaba una breve sonrisa y ajustaba el agarre.
