TaeHyung quiere demostrarle a su mejor amiga que invitar al chico que le gusta a una cita no es tan difícil, por eso decide darle un ejemplo:
"Hey, Jeon JungKook ¿Quieres ir a una cita conmigo?"
Ese fue el día más feliz de la vida de JungKook. El...
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El silencio del cuarto de conserjería se había esfumado hace más de quince minutos cuando JungKook se vio arrastrado hacia él.
TaeHyung lo había llevado hasta allí tal cual el día que ambos confesaron su sentimientos por el otro. Y ahora estaban besándose, pero sorpresivamente, no lo estaban haciendo con la misma energía romántica y de burbujas de colores que tenían en la ocasión anterior.
Esta vez sus besos estaban siendo muy demandantes y deseosos.
Todo comenzó desde que su tiempo del receso fue algo —bastante— diferente a lo que estaban acostumbrados, pues habían comido en la cafetería en compañía de sus otros tres amigos. ¿La razón? El admirador secreto de NaYeon y la insistencia de esta por encontrar alguna forma de comunicarse con él. No hace falta mencionar que la reciente "pareja" no había sido de mucha ayuda para la enamorada castaña, pues aunque trataron de aportar ideas, sus mentes y cuerpos estaban más enfocados en sus propios enamorados. Sin contar que no se habían sentado al lado del otro y la mesa que los separaba era mucha distancia para sus gustos.
Por lo que sus ojos no se despegaban del otro y aunque TaeHyung se moría por estirarse y dejar un beso sobre esa nariz tan bonita de la cual JungKook es dueño, respetaba completamente su nerviosismo ante tales muestras cariñosas estando tan cerca de otras personas. Si bien es cierto que el pelinegro nunca lo ha apartado ni pedido que no sea cariñoso en público, prefiere no hacerlo sonrojar mucho delante de cualquier persona que pudiera haberse encontrado en la cafetería.
Así que, después de sufrir otras cuatro horas de aburridas clases, TaeHyung no pudo esperar el llegar a su casa para compartir un par de besos con el menor.
El acto que había iniciado con sus propias manos entrelazadas por detrás del cuello de JungKook mientras este descansaba las manos tímidamente en su cintura, había cambiado conforme los minutos pasaban y sus respiraciones se aceleraban de a poco, pues el menor se aventuró a subir las manos delicadamente solo un par de centímetros para después bajarlas nuevamente a esa acentuada cintura, en un intento de caricia.
Los movimientos de sus labios eran rápidos pero el tacto de sus manos seguía siendo sutil y temeroso.
Hasta que el peliazul no se resistía y usaba sus dientes para apresar el labio inferior de JungKook y después soltarlo lentamente. Definitivamente no esperaba sentir una de esas gruesas manos apretándose en su cintura mientras la otra bajaba sólo un poquito más hasta su cadera, también apretando.
No estaba seguro de si había sido por la sorpresa de tal agarre o la fuerza empleada en él lo que lo hizo sentir un pequeño burbujeo en su abdomen bajo.
— Ah~
Pero se vio a sí mismo gimiendo sobre los labios de su JungKookie.
Y la expresión que ambos habían puesto después de escucharlo definitivamente era para reírse, pero ninguno lo hacía, por el contrario, se sentían bastante avergonzados y por diferentes razones.