TaeHyung quiere demostrarle a su mejor amiga que invitar al chico que le gusta a una cita no es tan difícil, por eso decide darle un ejemplo:
"Hey, Jeon JungKook ¿Quieres ir a una cita conmigo?"
Ese fue el día más feliz de la vida de JungKook. El...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de su festejo de San Valentín, los tres meses posteriores habían pasando casi volando para JungKook. Al principio fue penoso, no era lo mismo para él recibir los besos de TaeHyung en la oscuridad del cuarto de conserjería o bien en la comodidad y sobre todo —privacidad— de la casa de alguno de ellos, que recibirlos en su lugar especial, aquel árbol que los ha acompañado desde que tuvieron aquella cita, aquel donde cualquier persona puede observarlos.
Ni siquiera se trata de recibir besos muy fuertes, no como los que JungKook —sin intención— ha llegado a ver en algunos otros estudiantes. Sin embargo, al principio fue algo tímido al recibir cortos besos en sus labios mientras sabía que cualquier persona podría verlos. Pero ahora... por más roja que su cara se ponga, JungKook no puede poner resistencia cuando siente la boca de TaeHyung pegarse a la suya en besos solo un poco más largos donde ambos tienen que entrelazar sus labios.
Y era más que un deleite cuando se besaban en el cuarto de alguno de los dos, porque, por más que les gustara contarse y platicar sobre diversas cosas, al final de cuentas, la mayoría de cosas las hacían juntos, por lo que pasar tiempo besándose, no era nada complicado, todo lo contrario.
— Tae — JungKook soltaba con una risa en medio de aquel beso, aunque más bien, era TaeHyung quien estaba besándolo, pues él solo encontraba con la espalda recostada en el corto pasto dejándose besar. — Mis papás nos están viendo — lograba decir.
El peliazul desviaba sus ojos de los de JungKook sólo para darse cuenta que —efectivamente— los padres de este los miraban a lo lejos, pero estos desviaban la mirada hacia el lago en el momento en que sus ojos se encontraban.
— Lo siento... — se disculpaba con una sonrisa que indicaba todo lo contrario.
Su espalda también regresaba a tocar el pasto y sus ojos, al igual que los del menor, se posaban de nuevo en las esponjosas nubes sobre el cielo. Era un día sábado, la familia de JungKook lo había invitado a su día de picnic cerca de un hermoso lago, la tarde transcurrió llena de deliciosa comida preparada por los padres, conversaciones más fluidas y confianzudas con la madre y los chistes de su padre, un correteo infinito detrás de Lia. Por supuesto, la compañía de JungKook era la mejor parte. Siempre.
— Kookie... — el mencionado soltaba un sonido con la garganta que le permitía seguir hablando. — ¿Cómo supiste que te gustaban los hombres?
JungKook giraba inmediatamente encontrándose con la mirada del mayor, este lo observaba con la curiosidad reflejada en sus ojos.
— Pues...— soltaba desviando su mirada hacia el cielo. — En la secundaria, durante un torpe juego de botella tuve que besar a un compañero... Al principio me asusté porque me había gustado hacerlo — recordaba. — Pero después fue tan simple darme cuenta de que soy gay, de que las niñas son bonitas pero que a mí me gustan los hombres.
— Oh...— TaeHyung soltaba aún mirando su perfil.
— ¿Qué hay de ti?
Entonces era su turno para mirar el cielo y que los ojos de JungKook se posaran sobre su perfil.
