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Día 12 Corset
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Las sirvientas estaban esperando en la puerta de la princesa desde la primera hora de la mañana, listas para ayudarla en lo que fuera necesario.
Elsa les dió luz verde poco después de que se levantó de la cama. Pronto la servidumbre tuvo hecha su alcoba, la metieron a la tina llena de agua fría y limpiaron su piel con suavidad.
—Su majestad, ¿ya decidió qué vestido utilizar en la ceremonia? —preguntó una de ellas, parada frente al closet.
—Cualquiera que tenga azul —respondió con los ojos cerrados, permitiendo que las manos expertas le lavaran el cabello.
No quería aceptar los nervios que estaba sintiendo. De hecho, no quería aceptar el hecho de que tendría que volver a verlo.
A ese patético pelirrojo que canceló su compromiso un mes antes frente a todo el público.
Pertenecientes a la alta sociedad la hicieron garras con sus comentarios hirientes y sus burlas grotescas. Le tomó tiempo superar el escándalo, y muchísimo más superar el dolor que su repentina decisión provocó.
Sin embargo, ahí estaba ella. Alistándose para recibirlo en el palacio gracias al evento de fin de Año que su padre el rey estaba festejando.
Enviaron una carta donde convocaban a su familia por mera cortesía, esperando a que rechazaran la invitación. ¿Pero cuál fue su sorpresa? Que ellos regresaron la carta, diciendo que sí asistirían, y peor aún que su representante sería el 13° Príncipe de las Islas Del sur, Hans Westergaard.
Cuando se enteró de este suceso, no pudo evitar llorar en su habitación. Su alma desgarrada no soportaría de vuelta tan colosal humillación.
Elsa insistió a su padre que le negaran el acceso al reino, pero por asuntos diplomáticos él no podía hacer eso. Se meterían en grandes problemas.
Se encontraba de pie frente al espejo, observando el conjunto que pensaba utilizar, era lindo pero no le convencía. A decir verdad, nada de lo que estaba haciendo le convencía.
